Y es que, le guste o no a
Maduro (también tendría que haberlo hecho
Capriles en el
caso de haber ganado) no le queda otra que cortar el grifo del petróleo y tomar las riendas de la economía venezolana. El problema es que Nicolás Maduro promete honrar los acuerdos de cooperación energética que firmó
Chávez con varios países de Latinoamérica, como Cuba,
Argentina, Nicaragua, Uruguay, Brasil,
Ecuador y Bolivia, y socios no tradicionales como Rusia y China, y la situación económica del país no va a permitirle seguir en la misma línea, sino todo lo contrario, le obliga a hacer un cambio en política energética si quiere levantar la economía del país.
Y es que no estamos en tiempos de bonanza económica y
Venezuela se encuentra en un periodo de cuarentena. El país se sitúa a la cabeza de la inflación en Latinoamérica, con un 20,1% en 2012, una industria deprimida, ciclos de escasez y una deuda pública que supera el 50% del PIB, lo que llevará al nuevo gobierno a revisar el manejo de los recursos de la estatal Petróleos de Venezuela , caja grande y chica del Estado venezolano, para el que representa más de 90% de los ingresos del país.
Con los precios del petróleo por las nubes durante gran parte de los 14 años que gobernó, Chávez construyó alianzas, desafiando la hegemonía de EEUU, y puso a Venezuela, primer productor de petróleo suramericano y quinto del mundo, en el mapa geopolítico regional.
Pero hoy la producción está estancada en tres millones de barriles diarios, eso según el gobierno, porque la Opep cierra la cifra en 2,3 mbd, y los precios, en alrededor de los 100 dólares el barril. Hace un mes, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) auguró "desafíos abrumadores" al sucesor de Chávez para conjugar la necesidad de recuperar el sector petrolero y seguir financiando los programas sociales, en tanto que vaticinó cambios en la 'petrodiplomacia'.
A pesar de los datos, el ministro de Petróleo y Minería,
Rafael Ramírez, afirmó recientemente que la política petrolera no cambiará. "Estamos seguros de la continuidad de nuestro proceso bolivariano", afirmó.Posiblemente estas declaraciones no sean más que promesas de campaña, puesto que pocas salidas les quedan para levantar la economía del país.
Eso sí, que Venezuela cambie su política petrolera puede hacerle mucho daños a las relaciones y apoyos de otros países, por ejemplo con Argentina. Habrá que esperar sólo unos meses para ver cómo evoluciona la tendencia petrolera en el país, pero lo que está claro es, que le guste o no, vista las circunstancias, Maduro tendrá que tomar decisiones drasticas.
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