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Un más que merecido reconocimiento para el doctor Sixto Seco

Un más que merecido reconocimiento para el doctor Sixto Seco

Por Manuel Suárez Suárez
martes 23 de julio de 2024, 18:05h

La Irmandade da Sanidade Galega acaba de homenajear (17/7/2024) al doutor Sixto Seco con la colocación de una placa conmemorativa en la esquina compostelana de las calles Ourense y Antonio Casares que era donde tenía su vivienda el muy conocido médico traumatólogo nacido en Mugardos. Son muchos los méritos de don Agustín y van mucho más allá de lo que le reconoce la Irmandade ya que en su trayectoria vital fue un humanista que usó la lengua gallega en su trato diario con los pacientes de la clínica A Rosaleda, de la que fue fundador junto al doctor Fernández Albor.

Me quiero centrar un poco en recordar su fraternal acercamiento a los emigrantes riolpatenses en tiempos en los que la Xunta de Galicia ponía los primeros escalones en el camino de la dignificación del esfuerzo emigrante. Es a don Agustín a quien hay que agradecerle que el busto de Castelao pudiese ser instalado en Rianxo en frente del mar en un emotivo acto que contó con la especial presencia de Otero Pedrayo. Sin el buen hacer de este entusiasta hijo de un carpintero del astillero Bazán (estaba orgulloso de su origen que siempre lo tenía presente) no se hubiese podido concretar en acto público la donación que el Patronato da Cultura Galega le hacía al pueblo marinero en el que nació el excelso Alfonso R. Castelao. No olvidemos que era preceptiva la autorización de las autoridades franquistas. Fue el primer homenaje a Castelao en su tierra natal ya que estamos hablando del año 1975.

En 1975, yo aún vivía en la capital de la República Oriental del Uruguay y formaba parte de la junta directiva del Patronato siendo el más joven de sus integrantes. Allí fue donde escuché hablar por boca del secretario que era Fernando Pereira Caamaño (luego alcalde electo de Soutomaior-Pontevedra en las primeras municipales celebradas el 3/IV/1979) de un médico de Santiago de Compostela que era muy galleguista y admirador de Castelao. Además, comentaba Pereira, se mueve con muchísimo tacto por los ámbitos administrativos. Unos diez años después tuve conocimiento de que fue don Agustín quien habló con el presidente Fernández Albor para pedirle el otorgamiento de la Medalla Castelao a don Xesús Canabal Fuentes. Un poco después, fui yo quien le pidió que mi muy querido Meilán (Manuel Meilán Martínez) fuese también homenajeado con la misma distinción.

Aprovecho, ya que estoy hablando de las medallas Castelao, para subrayar que don Agustín era una persona que tenía su corazón lleno de sincera gratitud para con los galleguistas rioplatenses y por eso es que quedó muy dolido cuando realizó la petición de medallas para Maruxa Villanueva y Fernando Iglesias (Tacholas) y solamente se le concedió a doña Maruxa. En su despacho de la clínica y casi con lágrimas en los ojos me dijo algo así como que “Tacholas es muy republicano para Fraga”. Pero siendo hombre de sentimiento verdadero no se olvidó del desprecio a Tacholas y organizó un viaje del Patronato Rosalía de Castro a Buenos Aires para llevar a doña Maruxa a reunirse y abrazar a su muy apreciado compañero de escenario. Aquel acto en el Centro Gallego fue muy emotivo y nunca lo olvidaré. Estaba asistiendo a la despedida entre dos activos luchadores que con valiente actitud fueron capaces de mantener encendido el fuego de la identidad propia en el seno de la colectividad emigrada.

Hay mucho que agradecerle al bueno y generoso doctor Sixto Seco. Puedo asegurar que son muchas las personas que recibieron su ayuda o un empujón de ánimo o un consejo en cualquiera de las actividades o iniciativas culturales relacionadas con el labor de plantar semillas de galleguidad en los surcos de nuestro hermoso paraíso atlántico. Gracias, don Agustín.

Manuel Suárez Suárez

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