Para todos aquellos ciudadanos que no sean nacidos en las tierras rioplatenses de la República Argentina o de la República Oriental del Uruguay es una misma cosa el tango y Carlos Gardel (Carlos Escayola Oliva) ya que establecen una identificación total entre la figura del cantor y su expresión musical. Lo cierto es que Gardel comenzó interpretando canciones criollas, como todos los grandes cantores de las primeras generaciones (Villoldo, Gobbi, Contursi) y fue en el año 1917 cuando su voz inaugura e impone con mucho éxito el tango-canción. Si consideramos el increíble fenómeno de supervivencia de Gardel (murió en 1935) tenemos que pensar en que su vigencia, después de casi 90 años, debe de llevar algo dentro que trasciende más allá de la figura de un cantor de tangos. La identidad rioplatense considera a Gardel como su intérprete y constituye un modelo de conducta por su cordialidad, simpatía y solidaridad.
Gardel no nació tanguista, se hizo y con cautela y pie de plomo, con una reticencia y un celo explicables en quien demoró, en el mejor de los casos, hasta los treinta años para incorporarse al género. Pero cuando lo encontró, también cumplió, a renglón seguido, la consigna de rehacerlo.
[J.Wainer /J. J. Iturriberry]
El investigador argentino Horacio Salas hace referencia a una fecha de la historia argentina que no debemos olvidar. En octubre de 1916 gana las elecciones Hipólito Yrigoyen con el voto mayoritario de los hijos de la emigración. Salas comenta que casi coincidiendo, en enero de 1917, Carlos Gardel canta Mi noche triste y agrega que l acoincidencia no es una casualidad ya que el recién elegido presidente Yrigoyen “trae al poder ---o al menos, a algunas parcelas del poder--- a la nueva clase constituida por los hijos de la inmigración que hasta entonces se habían mantenido ajenos a la vida política, tanto que ni siquiera podían ejercer el voto, ya que los comicios se dirimían en actos electorales caracterizados por el fraude más escandaloso; simultáneamente Carlos Gardel abre la puerta al tango cantado, que va a dar voz a quienes hasta ese momento carecían de expresión política. Y así a través de esas letras, más allá de sus exageraciones y muchas veces sus fealdades, el tango va a trasmitir de manera pública las ilusiones, prejuicios, temores, la ética y la moralina de sectores sociales hasta entonces silenciados por una estructura política caracterizada por la sucesión de gobiernos oligárquicos”.
Como artista, Gardel perfeccionó el canto rioplatense buscándole la raíz escondida y hasta entonces no revelada por nadie, guiado con un instinto estético genial y sordo a las solicitaciones de toda índole ---tengamos esto bien en cuenta--- que más que nadie asaltan, precisamente, a los artistas de extracción popular. Sonriente siempre, con su bondadoso mirar, Gardel cantó en los ambientes que al principió actuó ---el cafetín, el stud, el conventillo y seguramente porqué no: el protíbulo--- sin obedecer al gusto por lo sensiblero, sin entregarse al regodeo con el burso remedo de la tosquedad criolla y de su experiencia bárbara. Las canciones nativas , el tango luego, surgieron de sus labios con un decoro espiritual que hizo subir de inmediato el nivel apreciativo de los auditorios de los suburbios de las grandes ciudades del Río de la Plata.
[Francisco Espínola]
El tango encontró su voz en Carlos Gardel y la voz de Carlos Gardel encontró su música en el tango. Es el momento de recordar la admirable y sutil observación de Enrique Santos Discépolo, de que con Gardel había subido de los pies a la boca. El tango tuvo, entonces, algo que decir y no solo algo que mover. Un ritmo que solo nos mueve los pies no nos conmueve casi nunca el corazón. Antes que Gardel cantase “Mi noche triste” el tango que fue, principalmente un movimiento, una música bailable; después de Gardel, o mejor dicho con Carlos Gardel, el tango se convirtió en la espiritualización de un movimiento, en una música para cantar y oír.
[Guido Castillo]
El arte de Carlos Gardel es inseparable de su vida. Su niñez desamparada le ha dado un prematuro conocimiento sobre la condición humana con sus hermosuras y sus miserias. Su adolescencia en sitios rurales lo ha formado en artes y costumbres muy criollas. Su mocedad en la Buenos Aires el Centenario de 1910 ha recibidola cultura urbana de dos rostros, la que es nacional y la que han traído los inmigrantes. Su persona, así modelada, se parece mucho al Tango mismo.
[Horacio Ferrer]
Creo que la buena amistad y la colaboración de Carlos Gardel con varios emigrantes gallegos (letristas, músicos, compositores) tiene mucha relación con su condición de emigrante en la capital argentina. Quiero recordar que su novia Isabel Martínez del Valle era hija de emigrantes lucenses y también puntualizar que nunca tuvo un hogar donde calentarse o el cariño de una madre y un padre. El hijo no reconocido del coronel Carlos Escayola y de María Clelia Oliva nació en Tacuarembó (en el norte uruguayo) y creció con una honda tristeza en su corazón pero supo ser una persona generosa que siempre estaba dispuesta para echar una mano a quien la necesitase. ¡Gloria eterna para Carlos Escayola Oliva!
Manuel Suárez Suárez