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Una excepcional emigrante de Sarria en Montevideo

Una excepcional emigrante de Sarria en Montevideo

Por Manuel Suárez Suárez
jueves 07 de marzo de 2024, 16:09h

Me acuerdo perfectamente de cuando le pedí al doctor Sixto Seco que hablase con el presidente Fernández Albor (amigo suyo y socio en la clínica compostelana “La Rosaleda”) para que la Xunta le concediese la medalla CASTELAO al muy egregio luchador galleguista, residente en Montevideo, Manuel Meilán Martínez. Un poco antes, en 1985, recibió la medalla otro emigrante también anclado en la capital uruguaya, Jesús Canabal Fuentes. En este caso la iniciativa fue del propio médico de Mugardos que admiraba el esfuerzo y la mano solidaria de don Jesús que estaba siempre donde era necesaria una ayuda. Pues, ahora creo que corresponde agregar a una mujer excepcional: Iolanda Díaz Gallego. Desde Sarria (Lugo) se volcó con pasión en las actividades que defendían la identidad propia de Galicia en la capital de la República Oriental del Uruguay.

Recuerdo que conocí a Iolanda en 1971 en los cursos que impartía el “Patronato da Cultura Galega” en un pequeño local alquilado en una galería comercial del centro de Montevideo. Allí, junto a Iolanda que se encargaba del curso de literatura gallega, estaban Carlos Zubillaga Barrera (clases de historia) y Fernando Pereira Caamaño (clases de lingua galega). Al conocerla me atrapó su fuerza emotiva y le conté que recién llegado a Montevideo fui llevado por mis padres (tenía cinco años) al Teatro Odéon para asistir a la representación de O fidalgo del carballés San Luis Romero. Mi desembarco, de la mano de mi madre, fue el jueves 27 de noviembre de 1958 y el sábado 29 iba a un teatro en el que hablaban en gallego. También le comenté a Iolanda que unos años después, la escuché recitando un poema en “Sempre en Galicia” y mi padre me informó de que ya la había visto en el escenario ya que era una de las actrices. La verdad es que poco recordaba de la obra ya que mis imágenes guardadas eran sobre la sorpresa de ver un gran salón repleto de personas que estaban calladas hasta que al final de la función se levantaban para aplaudir.

La muy fructífera trayectoria de Iolanda merece los mayores reconocimientos porque animó y empujó y participó en todo lo que fuese defensa y promoción de los valores culturales diferenciados de Galicia. Formó parte activa del Centro Lucense (Meilán era el presidente) y en la fundación de Casa Compostelana que era una entidad encaminada a recaudar fondos para ayudar al recién creado, en Santiago de Compostela, Patronato Rosalía de Castro que buscaba comprar la casa padronesa en la que murió la cantora del Sar. También estuvo en el origen del Patronato da Cultura Galega (fundado en 1964) que fue su asociación del alma hasta que se instaló en Barcelona. Iolanda fue una pieza básica en la consolidación del Patronato ya que su ánimo conseguía que muchos emigrantes se acercasen a un lugar que estaba mal visto por las autoridades consulares españolas.

Quiero destacar una actividad de Iolanda que es poco conocida, me refiero a su importante tarea de mecanografiado de los cientos de folios que Otero Pedrayo escribió para la Historia de Galiza (Editorial Nós, Tomo I y II) que se imprimió en Montevideo en los talleres de “Barreiro y Ramos” en 1962. El gran polígrafo de Trasalba enviaba por correo los textos, manuscritos, con una letra en que muchas veces era necesario interpretar de que palabra se trataba. Cuando Iolanda tenía dudas, hablaba con Luis Tobío que era el encargado de l asupervisión de la edición. En aquellos tiempos trabajaba en el “Banco de Galicia” y aprovechaba, siempre que podía, a la utilización de una máquina de la oficina para pasar en limpio los manuscritos de don Ramón.

Creo que una de las mayores virtudes de Iolanda era su gran simpatía. Era la llave que le permitía abrír muchas puertas en una colectividad que desde la “Embajada” se dedicaba al ensalzamiento del “Caudillo”. Los galleguistas eran minoría en la colectividad emigrada. Además, el Patronato no formaba parte de la “Federación de Sociedades Españolas del Uruguay”, por lo que recibía ninguna de las ayudas anuales que repartía el Instituto Español de Emigración, fundado en 1956. Quiero subrayar una muy buena gestión de Iolanda que le permitió al Patronato recaudar unos buenos pesos al tiempo que evitó el veto de la “Embajada”. La compañía “Iberia” regalaba un billete aéreo a Madrid para que las sociedades hiciesen una rifa y así recaudar fondos. El Patronato fue excluído al igual que el Casal Catalá y el Euskalerría pero Iolanda consiguió un billete gratuito por medio de “Viajes COT” (Compañía Oriental de Transportes) que era la agencia de viajes en la que trabajaba. El ganador del sorteo fue Sande, un emigrante que tenía la concesión municipal del Hotel El Mirador de Colonia.

Son muchos los méritos de Iolanda ya que a su exitoso labor en Montevideo debemos de sumarle los años de eficaz actividad (fundó y presidió la asociación O Penedo) en Barcelona. Teniendo en cuenta que, por desgracia, no puedo acudir al doctor Sixto Seco quiero realizar la sugerencia de que el Concello de Sarria y la Deputación Provincial de Lugo (sea individual o conjuntamente) presenten a la atención de la Xunta de Galicia la petición de otorgamiento de la MEDALLA CASTELAO a doña Iolanda. Tengo la certeza de que si recibe la distinción va a sentir la mayor de las emociones porque ella siempre actuó, caminó y sementó identidad en los surcos de la diáspora en cumplimiento de los ideales patrióticos de nuestra madre Rosalía y de nuestro padre Castelao.

Manuel Suárez Suárez

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