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En el amanecer del tango rioplatense

En el amanecer del tango rioplatense

Por Manuel Suárez Suárez
miércoles 07 de febrero de 2024, 14:35h

El tango-danza nace como un baile de carácter esencialmente popular. En los puertos de Buenos Aires, Montevideo y Rosario había un amplio escenario esperando por el tango. Es cierto que en el inicio fue nada más que un baile pero luego con los años se convirtió en un elaborado producto musical. El tango nace como danza por una suma de aportes y después será una orquesta y Carlos Gardel. Es bien sabido y reconocido que delante de don Carlos (Escayola Oliva) todos los rioplatenses sienten nostalgia ya que su voz te lleva a meditar y sin prisas, saborear un buen mate.

Parece claro que la música de los negros (candombe) tuvo influencia en la danza que hoy conocemos como tango. La coreografía, con cortes y quebradas, proviene del modo negro de bailar. El argentino Carlos Vega en oposición al uruguayo Vicente Rossi rechaza que haya aporte negro en el tango y sostiene que “con los últimos negros auténticos desaparecieron las danzas africanas y los descendientes de éstos, puros o no, adoptaron las danzas y la música de los salones y la campaña de entonces”. El musicólogo Cédar Viglietti (autor de Folklore musical del Uruguay, Montevideo, 1968) dice que es una verdad a medias ya que puede valer para Buenos Aires donde no quedó casi memoria negra pero en Montevideo quedó su instrumento principal: el tamboril. Además también el ritmo particular de la percusión que como es obvio no fue tomado de la música de los salones ni de la música del campo.

“Imaginemos al compadrito frente al candombe de la morenada. Todo le parecerá exótico, tan ajeno a él, como una fiesta gringa pero lleno de un salvaje sabor tropical. Sentirá al negro como a un extraño, aunque éste haya dado su sangre mil veces por la causa patriota, aunque haya negros verdaderamente gauchos, tan nobles como el que más. Al no poder saltar ese cerco camdombero ---tampoco serían muchas sus ganas de incorporarse a la morenada, entre la que se hallaría como un extraño---, el compadrito se burla. Devuelve rechazo con rechazo. Silva la milonga que le cosquillea en el alma, mientras imita aparatosamente, con cortes y quebradas de moreno estilo, los pasos del candombe” León Benarós

En 1883 es Ventura R. Lynch quien subraya el importante papel del compadrito en el nacimiento del tango-danza ya que fueron unos verdaderos creadores al imitar los movimientos de los negros. Parece razonable el imaginar a un compadrito cualquiera que desde la vereda (acera) mira con atención el paso de una comparsa de negros festejando el carnaval. En su vuelta al conventillo viene silbando y va caminando y moviendo los pies como si fuese un negro candombero. Sin querer y sin darse cuenta está incorporando a su cultura europea una cultura de una etnia africana. El ritmo le entra en su cuerpo por medio de la fuerza rítmica de los tamboriles. Aquí está el nacimiento del tango-danza en un compadrito que es hijo de la emigración europea.

“Después de la entrada aluvional de inmigrantes del malón blanco, como se le llamó entonces, aparecen otros bailarines. Son los compadritos, los hijos de los gaitas y de los tanos que se acriollan a presión. Han perdido el animoso, el desesperado coraje del gaucho desterrado en las orillas que se confirma en el drama simbólico del duelo criollo o en la sublimación del baile. Bailan el tango a la perfección, pero se consumen en el fuego de las figuras virtuosas. Los guapos de antes tenían al tango como tácito manifiesto, los compadritos lo manejan como pregón, lo bailan con pericia propagandística a falta de otros méritos rituales” Daniel Vidart

Después de 1890 el tango comienza con su definición. El primer tango que se considera evolucionado es El Entrerriano de Rosendo Mendizábal, estrenado el 25/10/1897 en la famosa casa de baile de María Rangola (“La Vasca”). El autor estructura su pieza musical en tras partes de 16 compases cada una y a partir de esta innovación crea un nuevo ritmo (2 por 8) que entierra definitivamente al anterior que era dos por cuatro.

Siempre se habla de los compositores como creadores del tango pero las cosas fueron de otra manera en la orillas rioplatenses. Antes de nada el tango fue danza. Después, cuando la música estaba consolidada, los bailarines se dedican a volcar en cada interpretación las figuras que iban creando. Son pocos los nombres que permanecen de esta primera época pero ya tenemos a un gallego, Mariano Cao, junto al vasco Aín y al flaco Saúl.

Los más destacados músicos de este amanecer fueron: el Negro Casimiro, Jorge Machado, el Mulato Sinforoso, Míguez (gallego o hijo), Lino Galeano, Juan Pérez, Gabriel Díez, Sebastián Ramos Mejía (quizás el introductor del bandonéon), Eduardo García Lalanne, Antonio Domingo Podestá, Miguel J. Tornquist, Antonio Reynoso, José M. Palazuelo, Francisco Arturo Hargreaves, Rosendo Mendizábal, José Marmón, Manuel O. Campoamor, Gerardo Metallo, Santo Discépolo (padre del famoso Enrique), Genaro Vázquez (gallego o hijo), Ernesto Ponzio, Prudencio Aragón, Enrique Saborido (hijo de gallegos nacido en Montevideo), Arturo de Nava, Carlos Posadas, Luis Teisseire, José Luis Betinotti.

MANUEL SUÁREZ SUÁREZ

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