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El tango sube a los escenarios rioplatenses.

El tango sube a los escenarios rioplatenses.

Por Manuel Suárez Suárez
lunes 22 de abril de 2024, 18:15h

Es a partir de 1880 y hasta aproximadamente 1930 cuando nace, en Buenos Aires, Montevideo y Rosario, un fenómeno teatral de importantes dimensiones.

En estas tres ciudades-puerto tendrá lugar el movimiento teatral más importante de la historia rioplatense que se acompaña con la publicación de las obras y también con abundante información sobre el género teatral. La literatura dramática centra su atención en la historia del momento y los acontecimientos son recogidos por los autores como fieles registradores de la vida popular. Los dramaturgos construyen con sus textos un verdadero teatro popular rioplatense ya que antes se escribía sobre extranjeros pero ahora en todas las obras se incluye la presencia de un gayego o de un tano.

Alrededor de 1880 comienzan a llegar al Río de la Plata las compañías teatrales españolas que traen en su repertorio los grandes éxitos de sus actuaciones en los escenarios madrileños. Aquí también reciben el aplauso del público a las representaciones de sus piezas que son fundamentalmente del llamado género chico, conformado por sainetes, revistas y zarzuelas. La puesta en escena que tuvo más éxito fue el sainete (luego denominado sainete criollo) nacido en España en el siglo XVI y llamado también paso o entremés. El sainete es una pieza breve, de ambiente costumbrista, que retrata en tono de humor a los sectores más populares de la población ciudadana. En el sainete la música tiene mucha importancia, por eso es que esta característica fue la que permitió que el tango entrase a formar parte de las creaciones de autores nativos. Muchos de los primeros tangos adquieren éxito y popularidad y difusión gracias a los cientos de representaciones de una obra. Un buen ejemplo es el caso de Mi noche triste (Castriota-Contursi) que cantó Manolita Poli en el estreno del sainete Los dientes del perro (Castillo-Weibach) el 26 de abril de 1918 en el Teatro Esmeralda de Buenos Aires. Aunque el tango fue interpretado en 1917, en Montevideo, allí residía temporalmente Pascual Contursi; y también en el mismo año lo grabó Carlos Gardel con la guitarra de José Ricardo (Odeón N.º 18010) lo cierto es que no hubo éxito de ventas hasta después que Manolita Poli (tenía 19 años) lo cantó cientos de veces en el sainete.

Percanta que me amuraste

en lo mejor de mi vida,

dejándome el alma herida

y espina en el corazón,

sabiendo que te quería,

que eras vos mi alegría

y mi sueño abrasador,

para mí ya no hay consuelo

y por eso me encurdelo

pa´ olvidarme de tu amor.

Los más conocidos autores de sainetes son muy prolíficos en obras estrenadas. Es así que destacan: a) Carlos Mauricio Pacheco (70); b) González Castillo (90); Alberto Vacarezza (120); García Velloso (140). La fuerte demanda hace que se incrementen las infraestructuras en corto espacio de tiempo. Las salas en Buenos Aires eran 21 en 1911 y pasan a 32 en 1925 y a 43 en 1928. También aumenta el número de espectadores anuales que pasa en 1889 de los 2,5 millones a los 6,9 millones en 1925. La gran popularidad que adquieren estas representaciones se debe a que el sainete habla de sus problemas cotidianos. Los dramaturgos no olvidan que las orillas rioplatenses están siendo invadidas por miles de emigrantes europeos ya que ellos mismos son hijos de la emigración o venidos de pequeños con su familia. Cuando los ciudadanos asisten a los teatros pueden reír con las peripecias de los personajes que representan a los diferentes grupos de recién llegados. En el escenario siempre actúan o un gayego, o un tano o un turco (árabes de Líbano o Siria). Para el público no es ajeno lo que sucede en el escenario porque es lo mismo que vive diariamente en su barrio con sus vecinos. Las obras servían para hacerle comprender a los recién llegados que es inevitable el proceso de transculturación y que a pesar de la tensión inicial se trata de un enriquecimiento cultural en su nuevo lugar en el mundo.

La literatura dramática de corte ciudadano es un muy realista testimonio de la incorporación, entre drama y sonrisa, de miles de europeos a la vida urbana en las orilla del Plata. El sainete criollo documenta de forma veraz la instalación del emigrante y renueva con nueva temática los antiguos motivos hispánicos. Ahora, a aquellos simpáticos chulos o chulapos o chulapas madrileñas son substituidos por los compadritos, guapos, malevos, taitas y por las minas. La fórmula básica de un sainete aparece perfectamente definida en la obra de 1932, La comparsa se despide, escrita por Alberto Vacarezza.

Un patio de conventillo

un italiano encargao,

un yoyega retobao,

una percanta, un vivillo;

dos malevos de cuchillo,

un chamullo, una pasión,

choques, celos, discusión,

desafío, puñaladas,

espamento, disparada,

auxilio, cana…

¡Telón!

Manuel Suárez Suárez

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