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Los gauchos (La emigración gallega en el tango rioplatense)

Los gauchos (La emigración gallega en el tango rioplatense)

Por Manuel Suárez Suárez
viernes 06 de octubre de 2023, 19:34h

La totalidad del actual territorio de la República Oriental del Uruguay y las provincias argentinas de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes, forman una ampla región que se denomina litoral rioplatense. Este espacio geográfico incluye las tierras que riegan los grandes ríos de la Plata, Paraná y Uruguay. Los habitantes más característicos de este “litoral” eran los gauchos que surgieron en época colonial después de la llegada a estos campos abiertos del ganado vacuno y caballar. El ganado vacuno llegó a la provincia de Buenos Aires y a la de Santa Fe en el siglo XVI y a la Banda Oriental (actual Uruguay) en el siglo XVII. En estos territorios, lo primero fue el ganado y luego la instalación de pobladores europeos. Los rebaños, en total libertad, crecieron muchísimo en poco tiempo y sin ningún pastor que se considerase su propietario. Era el ganado llamado cimarrón.

Gaucho:

Naciste en la juntura de dos razas

como en el tajo de dos piedras

nacen los talas.

Fernán Silva Valdés

Durante una buena parte del siglo XIX, la mayoría de la población masculina de la zona rural no tenía ni trabajo ni residencia fija. Iban por el campo en su caballo, hoy aquí y mañana allá. Así es como nace el gaucho que lleva en sus venas el mestizaje de sangre hispana, portuguesa y también de cualquiera de las muchas etnias (los mal llamados “indios”) de los pueblos originarios. El gaucho es heredero de los faenadores y changadores (una mezcla de nativos pampas y tapes con criollos y portugueses y negros) y también de los desertores y fugitivos. Quiere vivir en el campo, lejos de villas y ciudades, siempre unido a su caballo. Su mayor habilidad está dirigida a los trabajos relacionados con el ganado, ya sea la matanza o el marcaje de reses o su transporte. Su nomadismo es casi una imposición ya que las tierras que lo acogen están en las manos de muy pocos propietarios que se beneficiaron, casi siempre sin costo alguno, de donaciones reales o de las realizadas por las autoridades coloniales.

Acostumbrado a recorrer libremente los campos sin cercas ni

alambrados y a matar reses sin marca, no podía concebir que

la tierra y los ganados tuvieran propietario. Para él, tierra y

ganado eran dones de la naturaleza, que no pueden tener

dueño y deben ser disfrutados por todos los que posean el

valor y la destreza necesarios. Los papeles que acreditan la

propiedad y las leyes que la amparan carecen de significado

para el gaucho. Cuando se introduce en las tierras de un

estanciero o faena reses ajenas, no tiene noción de cometer un

delito, cree hacer uso de un derecho natural, común a todos los

hombres, anterior al surgimiento del Estado y de las leyes.

Roberto Ares Pons

Cando os gauchos querían comer pois collían unha vaca xa que para eles non tiña dono e logo coa venda do coiro e tamén das plumas de ñandú (avestruz) e algunha outra changuiña levando rabaños xa tiñan cubertas as súas necesidades de carácter extraordinario xa que só tiña que xuntar uns pesos para augardente, tabaco e “yerba” para o mate. O gaucho case non necesita ferramentas e arranxa ben con tres trebellos (o lazo e as boleadores e un coitelo que lle chama o seu facón) cos que está preparado para o seu choio. O gaucho non é un artesán e non fabrica case nada máis alá dun moi necesario rebenque (pequeno fustigador) en coiro. Os seus tesouros son os arreos do cabalo e un cinto ancho con moedas de prata cosidas ou unha guitarra para algúns dos que estiveron en contacto cos tapes das misións xesuíticas da zona norte da actual provincia arxentina de Misiones.

Hay que señalar que en la época colonial, los propietarios de ganado no realizaban actividades de doma de los animales que buscaban su alimento sin limitación de tiempo o espacio. En aquellos tiempos no tenía importancia que engordasen mucho ya que la carne no era especialmente valorada. La inexistencia de saladeros y de sistemas frigoríficos llevaba a que solamente fuesen aprovechados los cueros y para desollar las pieles, en las estancias, eran necesarias muy pocas manos. Cuando los gauchos querían comer, agarraban el facón y mataban una vaca. Para ellos no tenía dueño. Con la venta del cuero y de algunas plumas de ñandú (avestruz) y alguna changuita de arriero ya tenían cubiertas sus necesidades de carácter extraordinario que eran pocas: juntar unos pesos para aguardiente, tabaco y yerba para el mate.

El gaucho es culturalmente un indio tape adaptado a la vida en la

pradera fundamentalmente a través de la incorporación de

tecnologías pampas, étnicamente mestizado en grados variables con el

viejo personaje del changador, que a partir de la aparición del gaucho

desaparece de la escena oriental.

Danilo Antón

Para Vicente Rossi la etimología de gaucho deriva del guaraní huachu=guacho que tiene un significado semejante en otras lenguas sudamericanas como el araucano (huachú: hijo de padres desconocidos) o el aimara (huajcha: huérfano) o el quechua (huaccha: pobre, huérfano). Para Alberto Zum Felde el gaucho “es inseparable de las condiciones vitales en las que se formó y en las que existió durante más de un siglo. Hijo del desierto, decae cuando el ferrocarril y el teléfono tienden a suprimirlo. El gaucho no se concibe sino ecuestre y en ejercicios de destreza y de peligro, la agricultura, el comercio, los oficios, suprimen el caballo, el peligro y la destreza. Tipo esencialmente estético, el canto, el juego, la doma, la yerra, el lazo, el rapto, la carrera, la pelea, son sus actividades. Donde no se puede lucir el valor o la destreza, donde no se admira la gallardía, el gesto, la audacia, la temeridad, la nobleza, el gaucho no encuentra interés”.

Cuando el alambre cierra todos los campos ya no quedan senderos para la vida libre del gaucho. Poco tiene para elegir ya que solamente encuentra empleo de carácter temporal como jornalero (peón de estancia) o en el ejército de milico. Si no trabaja en ningún lugar es calificado como un matrero (que está fuera de la ley) y por lo tanto puede ser perseguido por las autoridades. Si el gaucho decide acercarse a la ciudad es un emigrante (del interior) que se establece en los suburbios. Aquí entra en contacto con los emigrantes gallegos que vienen del otro lado del mar y enseguida comprende que son compañeros de vida ya que sufren de una similar nostalgia porque ambos son desplazados de su fogón original. En los alrededores de Buenos Aires y Montevideo tiene lugar el encuentro de miles de ilusiones que van dando forma a una nueva sociabilidad. Los gallegos conocen el mate y los gauchos escuchan hablar de un lugar en el que abundan los manantiales de agua fresca que mantienen siempre verde el hermoso paisaje natural de castaños y robles. Entre el cuento de unos y de otros, suena una guitarra a la que enseguida se suma una gaita y un acordeón. Hasta puede suceder que haya un payador en este espacio de convivencia que al ser heredero de la tradición gaucha está colocando ---sin saberlo--- los cimientos de la que a la brevedad será la más importante creación musical original en ambas orillas del Plata: el tango.

Manuel Suárez Suárez

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