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A 40 años del último golpe
A 40 años del último golpe

A 40 años del último golpe

Por Jesús Rodríguez
martes 22 de marzo de 2016, 09:02h

Firme apertura de sesiones del Congreso por parte del presidente Mauricio Macri, seguido de un inmediato éxito legislativo de Cambiemos. La inflación en la mira. Algunos yerros del Poder Ejecutivo en medio de la incipiente recomposición del sistema político. La crisis de Brasil afecta la economía regional y nacional, en particular.

“Cien días de gobierno por cien años de democracia” fue la convocatoria de Raúl Alfonsín en 1984 al cumplirse ese aniversario de la naciente democracia que supo legarnos hasta hoy, con la ayuda de fuerzas políticas que han madurado y parece que seguirán haciéndolo a partir del 10 de diciembre de 2015. Los acuerdos logrados para despejar el camino hacia la solución del problema de los holdouts, son un indicador de la apertura hacia nuevos tiempos y espacios políticos con coincidencias, disensos y negociación política racional.

Ya, a una semana de asumir, Mauricio Macri tuvo un primer gesto hacia la UCR a cuyos líderes recibió en la Casa Rosada, en lo que significó el primer encuentro institucional de la cúpula de la UCR con la Presidencia en los últimos 12 años. Esa relación es fluida, con encuentros periódicos que reúnen José Corral, Ángel Rozas y Mario Negri con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó y el ministro de Interior, Rogelio Frigerio.

Pero la articulación entre las fuerzas principales de Cambiemos tiene su máxima potencia en el ámbito parlamentario, particularmente en la Cámara de Diputados, donde el interbloque Cambiemos, liderado por Mario Negri, logró constituirse en la primera minoría con 89 bancas, algo que gravitó en el primer triunfo que obtuvo el miércoles el oficialismo en la cámara baja con la aprobación del proyecto de ley de normalización de la deuda pública.

El otro socio de Cambiemos también articula con el PRO a través de la descarnada relación que mantienen Macri y Elisa Carrió. La chaqueña oficia de objetora de algunas medidas del gobierno, tales como la eliminación de las retenciones a la minería, las críticas al Papa Francisco por su trato frío con el presidente y su apoyo a Milagro Sala o el desplazamiento de Graciela Bevacqua de la Dirección Técnica del Indec. Una especie de fiscal con llegada al presidente y a los medios que da pluralismo y un ambiente de libertad de expresión impensada hasta hace tres meses atrás. ¿O podemos imaginar a Florencio Randazzo apostrofando la conducta del antiguo vicepresidente Amado Boudou?

La Cámara de Diputados aprobó el proyecto con 165 votos afirmativos contra 85 negativos y sin abstenciones. La media sanción se logró con el apoyo a la iniciativa de Cambiemos por parte del frente UNA, de Sergio Massa , del Bloque Justicialista, de Diego Bossio, del Partido Socialista; del Frente Cívico por Santiago; de Juntos por Argentina, de Darío Giustozzi; de Compromiso Federal, de San Luis, y los monobloques de Alfredo Olmedo, Claudio Poggi y Julio Raffo.

El oficialismo aceptó varias modificaciones en la redacción de la iniciativa para conseguir el aval de la Cámara baja. La iniciativa de la Casa Rosada contó también con el voto positivo de varios diputados del FpV, entre ellos tres legisladores de Misiones que responden al ex gobernador y hoy diputado Maurice Closs, como así también la tucumana Miriam Gallardo, que responde al gobernador de esa provincia, Juan Manzur, y la sanjuanina Graciela Caselles.

El contexto en que se realizó el debate incluyó las denuncias redobladas sobre los actos de corrupción del gobierno anterior; el desmoronamiento del grupo de medios K; la exposición de la evasión tributaria del Grupo Indalo de Cristobal López y la fuerte exposición del presidente sobre la herencia recibida en la sesión de apertura.

Sin embargo, la partida de simultáneas que se juega en el Congreso no debe darse por ganada. Si bien la media sanción por diferencia de 2 a 1 es un rotundo éxito político del oficialismo, no debería pensarse en una aprobación automática de las designaciones de los dos jueces de la Corte o de la resolución del conflicto del impuesto a las ganancias.

Ajustar la coordinación

En lo que va de estos primeros cien días de gobierno de Cambiemos, podemos analizar dos casos en los que se ha evidenciado cierto grado de descoordinación en el Poder Ejecutivo que redundaron en el aglutinamiento de los adversarios de la oposición bajo una causa común. El primero fue la modificación dela coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires, justificada por el traspaso de la Policía Federal a esa jurisdicción. Lo abultado de ese aumento y lo inapropiado del método generó – en plena negociación por la derogación de las “leyes cerrojo” – que los gobernadores se unieron bajo la bandera del federalismo y colocaran en la agenda política la devolución del 15 por ciento de reintegro a las provincias, que decretó la presidente Kirchner, una semana antes de que asumiera el actual gobierno.

El otro caso fue la solución al problema del impuesto a las ganancias que afecta a los asalariados. La promesa electoral de Cambiemos chocó contra la realidad de los números de la economía mucho más malos de los previstos, lo que llevó a una solución poco satisfactoria para las expectativas generadas, lo que abrió la puerta para que los líderes sindicales – algunos de ellos hacía meses que no se hablaban – se reunieran para plantear el cambio de las escalas y no la simple suba de la vara a 30.000 pesos. El propio Sergio Massa hizo suyo ese reclamo y el presidente, en su discurso de apertura, instó a que el Congreso lo discuta lo antes posible.

En ambos casos, la acción de gobierno aperó catalizando a los elementos opositores que estaban dispersos, aumentando la fuerza de sus reclamos y amplificando su voz. No obstante, el presidente no parece incomodarse ante estas circunstancias y ha recogido el guante y hasta dado marcha atrás con algunas decisiones: algo que tampoco se vio en los últimos 12 años y causa cierta extrañeza.

Maldita inflación

El acuerdo con los holdouts permitirá al país volver al mercado de capitales, así se podrá activar la inversión privada para financiar obras de infraestructura y capitalizar el Banco Central para administrar el tipo de cambio.

Aún sin que el acuerdo esté ratificado, en un contexto algo inestable, se moderaron las presiones sobre el tipo de cambio oficial y la inflación se ha desacelerado. Con respecto a su cuantificación hay una importante dispersión de acuerdo al indicador que se utilice. En febrero, los datos oficiales de la Ciudad de Buenos Aires registraron un aumento de los precios minoristas de 4 por ciento, cifra que incluye 1,5 puntos porcentuales explicados por el fuerte ajuste de las tarifas de electricidad. De hecho, el IPC núcleo mostró una desaceleración y creció 3 por ciento, mientras que había aumentado 4,1 por ciento en enero. Los registros del último mes confirman que el traspaso a precios de la devaluación de diciembre es de aproximadamente 23,2 por ciento, significativamente menor a lo observado en 2014.

Más allá de estos puntos, los resultados de la inflación de febrero y de las primeras semanas de marzo confirman que el esfuerzo de reducción del estímulo monetario no ha sido en vano y que aún restan ver sus efectos positivos sobre la dinámica de la inflación.

La dinámica del gasto público mostró una importante desaceleración en el primer mes del año, colocándose como el menor ritmo de incremento nominal desde septiembre de 2012, y significativamente más bajo al registrado en 2015. No obstante ello, y como señalan las propias autoridades, difícilmente pueda mantenerse este ritmo para lo que queda del año. La obra pública está paralizada, lo que explica el 80 por ciento de la desocupación del trabajo formal.

El cambio de las expectativas con el paulatino regreso de la Argentina a los mercados internacionales de financiamiento será la clave de este año en el que achicar el déficit será complicado. En ese plano, el presidente juega una carta fuerte porque aseguró que “El principal responsable de la inflación es un gobierno que gasta mal y más de lo que puede”. Hoy gobierna Cambiemos y el 2017 es un año electoral.

Argentina en el mundo

En los primeros cien días de gobierno han visitado el país los jefes de Estado de Italia y de Francia Matteo Renzi y François Hollande. Junto a la inminente visita de Barack Obama son una muestra de la nueva inserción internacional de la Argentina. Con respecto a la visita del presidente norteamericano en una fecha sensible como lo es el 40 aniversario del último y más sangriento golpe de Estado, cabe recordar el papel ambiguo que jugó ese gobierno en el marco de la Guerra Fría. Los documentos desclasificados en el año 2004 muestran cómo el Secretario de Estado Henry Kissinger le comunicaba al Ministro de Relaciones Exteriores, Almirante Cesar Augusto Guzzetti que: “Si hay cosas que deban ser hechas, deberían hacerlas rápido. Pero deberán volver rápido a los procedimientos normales”. “Somos conscientes de que están en un período difícil. Son tiempos curiosos donde las actividades políticas, criminales y terroristas se funden sin clara separación. Entendemos que deben restablecer la autoridad.”

Por su parte, el embajador de ese país en la Argentina Robert Hill presentaba informes mostrando la preocupación por el secuestro y tortura de tres mujeres norteamericanas. La repercusión en la opinión pública norteamericana generó presiones que el propio Kissinger reconocía ante los funcionarios del gobierno militar.

Los halcones de la política republicana actuaron de una manera, en tanto que el gobierno demócrata, condenó la violación sistemática de los derechos humanos, tanto en Argentina como en el resto de los países vecinos. En esa línea, la decisión de Barak Obama de darle un giro a su visita y colocarlo en la línea del gobierno de Jimmy Carter y su secretaria de Derechos Humanos, Patricia Derian, es el anuncio de la desclasificación de más documentos relacionados con aquel periodo doloroso de nuestra historia.

Crisis en Brasil

La Presidente Dilma Rousseff esta embretada por los pedidos de juicio político, los escándalos de corrupción y un estancamiento económico severo: pérdida de la calle, crisis institucional y económica son las tres variables que definen la supervivencia de cualquier gobierno. No obstante estas dificultades Dilma avanzó en el nombramiento de su mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, como Jefe de Gabinete en momentos en que se lo está investigando por sospechas de corrupción.

Es importante recordar que el 30 por ciento de las exportaciones manufacturadas de nuestro país tienen a Brasil como destinatario y que tanto la institucionalidad como la salud económica del socio mayoritario del Mercosur son centrales para la región.

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