lunes 11 de agosto de 2014, 10:25h
La economía argentina
venía en picada aún antes de que la Corte de Estados Unidos dejara firme
el fallo Griesa.
Ya desde hace algunos años que el sector privado no genera
empleo nuevo.
La tendencia del nivel de actividad ha sido hacia el
estancamiento o la caída, sólo
compensada parcialmente, hasta el año pasado, por el apuro por sacarse
de encima pesos que pierden poder adquisitivo a un ritmo superior al 2%
mensual, o la percepción de que los valores en dólares de ciertos bienes eran
"baratos", lo que impulsó la demanda de durables y automóviles.
La decadencia productiva del sector energético, la caída de
los precios internacionales de algunos productos mineros y los desincentivos a
producir para exportar en todos los
sectores, (la política industrial fue un vetusto intento por sustituir
importaciones, en lugar de un estímulos y acuerdos para una integración
productiva global) junto a la decisión
de "desendeudamiento" con el exterior, llevaron, simultáneamente, a una crisis de sector externo.
Erróneamente, esa
crisis se intentó mitigar racionando la disponibilidad de dólares, sin por
ello, o a consecuencia de ello, poder evitar un aumento del precio del dólar
oficial del 95% desde la instauración del control de cambios, y una brecha con el precio "libre" superior al 50%.
El desmadre fiscal,
hijo de la absurda política de subsidios
económicos y de gasto ineficiente, y poco transparente, tolerado por las
bancadas oficialistas en el Congreso y algunos opositores, originaron cinco
años seguidos de déficit fiscal, financiado con emisión desde el Banco Central.
Emisión que convalidó
el mencionado escenario inflacionario y de pérdida de reservas y encarecimiento
del dólar, caída del salario real, y, últimamente, por el cambio de política
del Banco Central, de fuerte crecimiento de la deuda pública interna a expensas
del crédito al sector privado. Sin que este desmadre de gasto público haya
mejorado los servicios que brinda el Estado, o haya reducido la pobreza y la
indigencia.
En síntesis, precios relativos intervenidos, y distintos a
los de "mercado". Restricciones a exportar, importar, girar dividendos,
atesorar divisas, y comerciar libremente. Presión impositiva creciente y en
todos los niveles. Alta inflación, crédito barato para pocos y caro para
muchos, y subsidios regresivos, llevaron a que los empresarios, como dijo la
Presidenta "no la pongan".
En otras palabras, para variar, el gobierno se equivoca en
la relación causas consecuencias: No es que, como los empresarios no la ponen,
la política económica tiene que ser intervencionista y estatista. Es que como
la política económica ha sido una suma de errores intervencionistas y
estatistas, los empresarios no la ponen, los consumidores no tienen para
consumir, se ahorra en dólares y no en pesos devaluados, etc. etc.
Han sido las malas políticas como causa las que trajeron las
respuestas privadas de las que la Presidenta y el Ministro se quejan y no al
revés.
Lo preocupante, es que, ante este mal diagnóstico, el
gobierno insiste en las mismas políticas para "reactivar" la economía. "El
gobierno sale a la cancha" ¿Y dónde estuvo hasta ahora? ¿No era que la gran
década ganada fue, justamente, porque el gobierno estaba en la cancha?.
Por el contrario, lo que la Argentina necesita ahora, es que
el gobierno , este tipo de gobierno,
"salga de la cancha" y deje actuar a los que generan riqueza, y no a los que
solo la redistribuyen y mal, en el mejor de los casos, o "se la llevan" en el
peor.
Por último, hoy el problema de la Argentina es que faltan
dólares, porque los privados no tienen ningún incentivo para traerlos, y porque el Estado salió a la cancha.
Como faltan dólares y toda actividad económica local
requiere, en mayor o menor intensidad, de dólares para importar insumos o
maquinarias, estamos en recesión, para
acomodar la demanda de dólares a la oferta.
Por lo tanto, la reactivación no depende de los pesos que se
emitan, si no de los dólares que entren.
Es cierto que emitiendo pesos, se pueden desagotar algunos
stocks (que son dólares que ya se importaron), pero al final del día, ese
desagote de stocks se transforma, también, en mayor demanda de dólares para
protegerse de la inflación y de tasas de interés negativas.
Insisto, que el gobierno esté en la cancha es
parte del problema, no es la solución.