2015: coaliciones amplias, candidatos de alto consenso
Por
Lilia Puig de Stubrin
miércoles 06 de agosto de 2014, 09:34h
Debate. De cara a la construcción de la gobernabilidad
futura, antes que la discusión sobre las candidaturas, se necesitan estrategias
electorales que devuelvan competitividad al sistema de partidos.
La Argentina es un país federal y con autonomías municipales
en muchas provincias. Ello lleva a que los análisis de coaliciones no deberían
hacerse desde la perspectiva centralista de un país unitario.
Pareciera que el centralismo histórico -que hace que los
problemas públicos se miren desde las perspectivas sesgadas de los intereses
metropolitanos- prima en los análisis que desconocen la diversidad de
situaciones políticas subnacionales, del mismo modo que no se reconocen los
esfuerzos que el interior hace pagando con pobreza los subsidios de servicios
de transporte y de energía metropolitanos, que mayoritariamente el resto del
país no disfruta.
La situación institucional subnacional registra que en
muchas provincias la democracia no es republicana, que los gobernantes
usufructúan el poder político en beneficio propio y con niveles de corrupción
altos. Jujuy, Salta, La Rioja, Tucumán, Formosa, Santiago del Estero, San Luis,
Misiones, Entre Ríos, San Juan, Chubut son algunos de los casos estudiados por
la politología nacional como provincias donde reformas constitucionales y
electorales mediante se han limitado las posibilidades de alternancia. En esos
casos, se necesitan estrategias electorales específicas que devuelvan
competitividad al sistema de partidos.
Estas realidades de clausura de la vida democrática y
republicana subnacionales son eludidas en los análisis reiteradamente
publicados en diarios y revistas por analistas de todo tipo y orientación. Se
simplifica y confunde cuando estas situaciones no se consideran. Si coincidimos
en que los problemas políticos son pasibles de agruparse en dos niveles -los de
régimen político y los de gobierno- deberíamos sostener que en cada caso los
fines de la acción política son diferentes y requieren soluciones electorales
no idénticas.
En el 2013 el conflicto político reflejó esa doble dimensión
al producirse la necesidad de la intervención judicial para equilibrar los
poderes del estado federal. La reforma de la justicia que propiciaba el
Gobierno ponía en riesgo al régimen político democrático y republicano.
Arrasaba con la división de poderes y con ello la garantía
de vigencia plena de los derechos básicos, empezando por la libertad de
expresión, piedra que sostiene el edificio de la democracia pluralista.
Frente a este desafío, la UCR tuvo claro que era necesaria
una coalición amplia de todos los partidos democráticos y republicanos y se
preparó para competir con el oficialismo faccioso que pensaba apoderarse del
Consejo de la Magistratura acordando una lista común.
Estaba en juego la república, y no el mero acceso al
gobierno.
Igual criterio de defensa de la vigencia del régimen
republicano y democrático llevo a la UCR a impulsar coaliciones amplias destinadas
tanto a superar el autoritarismo dominante de los aliados del gobierno nacional
como a eludir las reglas electorales tramposas que exigen mayorías muy elevadas
para superar las constricciones de la ley de lemas y/o la sobrerrepresentación
rural de los distritos dominados por el peronismo. Donde no hay régimen
democrático republicano, donde los derechos de los habitantes están en riesgo,
sólo los amantes del status quo, pueden negar la unidad electoral de los
republicanos. En este sentido, llaman la atención las declaraciones recientes,
de quienes amenazan con retirarse de esas coaliciones provinciales si no se
acompaña a determinados candidatos presidenciales metropolitano s. Ello pone en
duda sus convicciones republicanas declaradas y sus preocupaciones por la
superación de la pobreza, la inequidad, la injusticia y hasta la persecución
política en esos territorios.
En el año 2015 habrá elecciones presidenciales y
provinciales. La primera es una competencia por el gobierno. La existencia de
la división de poderes que operó claramente cuando la Justicia declaró
inconstitucional la reforma judicial, obligó al cumplimiento de la ley de
medios, no autorizó la candidatura del gobernador santiagueño y forzó la
reposición del fiscal de Saavedra en su cargo, no permite sostener que tenemos
en riesgo el régimen democrático. Lo que no significa que las acciones
antirrepublicanas del gobierno vayan a decrecer. Pero eso es lucha política
entre las perspectivas republicanas y las populistas autoritarias, hijas del nacionalismo
y del militarismo del siglo XX y no crisis de régimen.
Es necesario poner en el plano del análisis político al
menos los dos niveles: el nacional y el subnacional, dejar de lado las
simplificaciones que no distinguen entre coaliciones amplias destinadas a
fundar un régimen republicano en las provincias gobernadas autoritariamente y
coaliciones de gobierno que compiten en el marco del régimen político
democrático.
Se deben abandonar las visiones metropolitanas y
simplificadas de la política argentina y tener ideas y propuestas que nos
lleven a competir entre los partidos políticos y/o coaliciones ofreciendo el
mejor personal y las soluciones más serias y viables para superar la
desigualdad estructural de la sociedad, integrar al territorio y su población
en estrategias de desarrollo económico y social que terminen con las
inmigraciones internas por pobreza, brinden igualdad de oportunidades a todos
los habitantes del país, recuperen las competencias del estado, permitan
derrotar el crimen internacional y devuelvan a la Argentina relaciones
soberanas y plurales con el resto de los países del mundo.
Lilia Puig De Stubrin
Presidente De La Convención Nacional De La Unión Cívica
Radical (UCR)