Crónica de un resultado anunciado: ganaron Sánchez y Susana Díaz, perdió Madina
lunes 14 de julio de 2014, 21:36h
Ganó, como todo el mundo esperaba y casi nadie decía, Pedro
Sánchez. El madrileño frente al vasco y al andaluz, perdón, granadino. Porque
quien ha ganado estas elecciones de este domingo ha sido la presidenta
andaluza, Susana Díaz, cuyos votos -los de 'sus' militantes-han sido decisivos
para que Sánchez se alzase con la victoria. Ha sido una cuestión de talantes,
porque tanto el madrileño Sánchez como el vasco Madina venían con el mismo
programa: ambos hubiesen hecho lo mismo. Mantener el consenso constitucional,
reformar a fondo el PSOE, proponer al PP acuerdos en cambios sustanciales.
Acelerar, en suma, la democracia del país.
Le toca a Pedro Sánchez, que tratará de contar con Madina y
con Pérez-Tapias en su ejecutiva, disparar a puerta. Madina, hosco, perdió el
favor de la lideresa andaluza al sugerir favoritismo de su parte en pro de
Sánchez. Que ha hecho mejor campaña: sonríe más, aunque no tiene mejor
programa. Pero Sánchez no podrá gobernar el barco del PSOE al margen de Díaz.
Ella es quien ha ganado las elecciones de este domingo. Ella, que debería
haberse presentado en la pugna frente a las urnas y no lo hizo por razones
discutibles.
¿Qué hará, ahora, Susana Díaz?
Este domingo de votación en la militancia del PSOE, para
elegir entre los tres candidatos que se presentaban para ser elegidos
secretario general en el congreso de este fin de mes, se hablaba,
paradójicamente, más de quien no concurría a las elecciones internas que de
quienes sí lo hacían. Muchas veces he opinado que Susana Díaz, la presidenta de
la Junta andaluza, debería haberse presentado ante estas urnas partidarias; no
lo hizo alegando los intereses andaluces. Yo más bien creo que fueron presiones
interesadas de su entorno y el deseo de no participar en algo que podría haber
degenerado en lucha intestina -exigió a los demás, aunque no explícitamente,
que se retiraran; Eduardo Madina se negó-lo que llevó a la 'lideresa' a
quedarse en el sillón andaluz del palacio de San Telmo antes de remontar el
vuelo nacional. Y claro, ocurrió lo que era de temer: que en la propia jornada
electoral los titulares se los llevó Díaz, al revelarse que el Rey Juan Carlos
le había pedido que se presentase a estas elecciones, por entender que ella es,
de entre los dirigentes del PSOE, quien mejor podría garantizar el respeto al
pacto constitucional a favor de la Corona y la defensa de la unidad de España
frente al secesionismo catalán.
¿Qué hará Susana Díaz tras este domingo electoral en el que
ha ganado 'su' candidato? Porque de todos era sabido que 'su' candidato era
Pedro Sánchez, mientras que por Eduardo Madina sentía algo cercano a una
hostilidad no del todo bien disimulada. De todos era conocido que apoyó, sin
palabras pero con avales, al madrileño. Y muchos dirigentes locales y gentes de
su entorno decían, y dicen, que la presidenta andaluza no ha renunciado a la
posibilidad de presentarse a las elecciones generales frente a Rajoy, o frente
a quien el Partido Popular ponga a su frente, que ya hay quien anda diciendo
por ahí que "Mariano está cansado y piensa que ya lo ha obtenido todo en
la vida política". Pero eso, lo mismo que el 'resurgir Rajoyista', que
implica, al fin, ese encuentro con Artur Mas, sería objeto de otro comentario.
Lo urgente, lo actual, hoy, es el PSOE y el futuro del segundo partido de la
nación, un tema de enorme importancia.
Juan Carlos I, que trató, en vano, de impedir la marcha de
Rubalcaba -el líder socialista había anunciado al Monarca, ya en enero, que no
se presentaría a las primarias--, volvió sus ojos a Díaz. La conoció a través
de dos encuentros a comienzos de año, cuando ya también el Rey había tomado la
decisión de abdicar, aunque no probablemente tan pronto como a comienzos de
junio, cuando una filtración aceleró todos los planes. Al Rey, a quien se sabe
que desesperaba la lentitud con la que Rajoy se movía en el tema catalán, le
gustaron los planteamientos de Díaz en la entrevista de esta con Artur Mas, una
entrevista cuyos detalles corrió la andaluza a contarlos en La Zarzuela. Pero
tampoco cuajaron, como se sabe, las sugerencias del jefe del Estado para que
Díaz sumase a la presidencia andaluza la secretaría general del PSOE, que
fácilmente habría ganado si se hubiese presentado, máxime si, como pretendió,
lo hacía en solitario.
Ahora, decir que el candidato de Felipe VI, una vez
descartada Díaz, era Pedro Sánchez quizá sea arriesgado. La Zarzuela ha hablado
al menos con quienes se configuraban como los dos principales candidatos al
triunfo en estas elecciones andaluzas. Y se conocía la amistad de Madina con
Don Felipe y doña Letizia, un conocimiento forjado a través del diplomático
Bernardino León, que ha actuado como una especie de jefe de gabinete del
candidato vasco en esta campaña y que acompañó al entonces Príncipe de Asturias
en algunos de sus viajes a América para acudir a tomas de posesión de los
nuevos mandatarios latinoamericanos. Fue muy comentado el aparte que la reina
Letizia hizo con Madina durante la 'recepción de los dos mil quinientos' en el
palacio de Oriente, el pasado 19 de junio. Mi impresión es que la pareja real
mantiene muy buenas relaciones tanto con Sánchez como con Madina y que el pacto
constitucional no corre, por tanto, peligro, ni en estos instantes ni cuando se
celebre el congreso extraordinario del PSOE, que se inicia en la ya inminente fecha del 26 de julio.
La pregunta, por tanto, sigue siendo la misma: y ahora, ¿qué
hará Susana Díaz? La federación socialista que ella domina de manera
mayoritaria es la más importante -más de cuarenta y cinco mil militantes, bien
organizados, como se ha comprobado--, sus cualidades políticas son evidentes,
lo mismo que su ambición. ¿Dejará pasar cuatro años antes de intentar llegar a
La Moncloa? ¿O hará lo posible por retrasar, al menos retrasar, las primarias
previstas para noviembre, adelantará sus propias elecciones autonómicas y dará
el paso adelante? De momento, ya este domingo quedó claro que el 'susanismo' es
lo que impera en las expectativas del PSOE y de la opinión pública. Pienso que
el proceso, en el PSOE, está lejos de haberse cerrado con la elección de este
domingo