La TV Pública griega no está muerta
sábado 15 de junio de 2013, 12:19h
El plan de ajustes en Grecia, impulsado por el gobierno del
primer ministro Antonis Samaras, alcanzó un límite sorpresivo: el martes 11 de
junio dejó de emitir la legendaria señal pública griega, que tiene 75 años de
vida. La población reaccionó porque no quiere que su televisión pública muera.
Los corazones de los griegos se deben haber paralizado el
martes 11 de junio cuando vieron que su televisión pública se apagaba de golpe,
la pantalla se ponía negra y apareció un cartel que decía "no signal". Silencio absoluto. Muerta. Ni siquiera la
ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial o la dictadura de los
coroneles entre 1967 y 1974 cerraron el sistema público de radio y televisión.
La sorpresa el martes fue total. Se sabía que dentro de los numerosos planes de
ajuste impulsados por el gobierno del primer ministro Antonis Samaras estaba la
drástica reducción del personal de la legendaria señal pública que tiene 75
años de vida. En España y Portugal se han despedido numerosos periodistas,
algunas señales regionales dejaron de salir al aire y existen planes para
privatizar diversos canales públicos. Pero en ningún caso se cortó la
transmisión y cuesta encontrar antecedentes de un hecho similar.
Al justificar la decisión, sin incluso consultarlo con los
otros dos partidos que conforman su gobierno y que también fueron sorprendidos,
Samaras dijo que la TV Pública era un "símbolo de corrupción y despilfarro".
Cuando uno analiza los planes de ajuste impulsados por la ya famosa "troika "
(Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo, Comisión Europea)
principalmente en España, Portugal y Grecia, queda claro que están dispuestos a
destruir lo que queda del Estado de bienestar en esos países. En el contexto de
recortes a servicios esenciales como salud y educación no extraña que gobiernos
tan obsesionados por cumplir a rajatabla con lo que les pide la "troika" estén
dispuestos también a cerrar una TV Pública.
Seguramente Antonis Samaras pensó que nadie saldría a
defender a trabajadores calificados de "corruptos e ineficientes" y acusados de
cobrar sumas millonarias. Se equivocó. Los periodistas tomaron las
instalaciones, continuaron transmitiendo, y miles de personas se acercaron a
los viejos y emblemáticos edificios para apoyarlos. Por otra parte, la Unión
Europea de Radiotelevisión en un gesto de solidaridad decidió emitir la señal
por sus propios satélites para que se viera en todo el mundo y se extendiera la
protesta.
En la memoria colectiva griega todavía está fresco el recuerdo
de la ocupación nazi. En 1941, cuando las tropas nazis se acercaban a Atenas,
el periodista Costas Stavropoulos anunció la terrible noticia por la emisora
estatal de radio y les pidió a los griegos que la apagaran, que no escucharan a
los invasores. Hoy los griegos quieren que la TV Pública siga viva. Fuera de
sus instalaciones miles de personas aplauden a rabiar a la orquesta sinfónica
que toca música clásica sin cesar. Están allí porque es su TV, y no quieren que
se muera.