Fondos buitre: la gran estafa
sábado 06 de abril de 2013, 10:00h
La negociación de la Argentina por el ilegítimo pago a los
fondos buitre se realiza en el marco en el cual, esos mismos que reclaman el
pago son quienes también deciden si un un país incurre en default técnico y
habilita que se paguen a ellos mismos. Un escenario que, sin dudas, fortalece
la posición de nuestro país aún más.
Los fondos buitre invirtieron en el último año una importante
cantidad de dinero en seguros contra un default de la deuda argentina, con lo
cual si el país ingresara en una nueva cesación de pagos, ellos cobrarían
automáticamente unos 2.000 millones de dólares por haber apostado en contra de
la Argentina. Esto es mucho más de los 1.336 millones que reclaman por los
bonos de la deuda nacional todavía en sus manos.
Lo curioso es que estos buitres son, al mismo tiempo, parte
de un comité internacional que determina si un país incurre en default técnico
y habilita que se paguen esa clase de seguros, que se pueden adquirir en el
mercado de capitales.
En concreto, los buitres son juez y parte de esta nueva gran
estafa que formulan contra la Argentina.
Los Credit Default Swaps (CDS) son seguros contra cesación
de pagos que operan como cualquier instrumento del tipo derivado, que se
comercializa en un mercado de capitales. Fueron diseñados por JP Morgan, banco
acusado en los Estados Unidos de haber cometido un fraude sistemático con la
venta de activos respaldados por las tristemente célebres hipotecas basura que
desataron la gran crisis financiera internacional de 2008 y dejaron un tendal
de ciudadanos estadounidenses en la calle.
Este instrumento empezó a cobrar especial interés cuando el
juicio de los buitres en Nueva York comenzó a prosperar y encontró un aliado en
el juez Thomas Griesa, quien en un fallo que pone en jaque a todo el sistema
financiero mundial determinó que la Argentina tenía que pagarle a los buitres
la totalidad de lo que demandan.
A partir de ese momento, se disparó fuertemente la versión
sobre la posibilidad de que la Argentina entre en un default técnico si no
acataba la decisión de Griesa, situación que beneficiaría a quienes compraron
CDS.
Los fondos buitre fueron los que compraron deuda argentina a
precio de remate, y después no quisieron ingresar al canje ofrecido dos veces
por el gobierno nacional, con el cual ya de por sí habrían ganado una fortuna.
Ahora demandan en los tribunales de Nueva York cobrar el ciento por ciento de
algo que pagaron migajas, y se proponen hacer pedazos el principio legal
compartido mundialmente que rige los concursos de acreedores cuando un deudor
presenta la quiebra.
Esto le sucedió a la Argentina en los primeros días de 2002,
y ahora le ocurre a naciones de la Zona Euro, como Grecia y Chipre, más los que
están en las puertas de un default. La movida de los buitres pone en serios
riesgos el rescate de las naciones europeas que están quebrando, porque prácticamente
anula la posibilidad de cualquier renegociación de deuda. Quién va a estar
interesado en aceptar un acuerdo si sabe que en cualquier tribunal va a
conseguir cobrar todo lo que pida.
Estos buitres son también los que forman parte del comité de
la Asociación Internacional de Permutas y Derivados (ISDA, por su nombre en
inglés), que debe determinar si un país ingresa en default y habilitar el pago
de los CDS a quienes los hayan adquirido.
Al ISDA lo conforman los principales grupos financieros de Estados
Unidos, Europa y Japón, entre ellos, BlueMountain Capital, Citadel, Elliot
Associates Elliott Management, y Shaw Group, todos fondos buitres. Y también JP
Morgan.
Estos fondos buitres son los que más CDS tienen en sus
carteras, especialmente de países como Argentina, sobre los cuales ellos
mismos, con sus ridículos reclamos judiciales, presionan para empujarlos a la
situación que automáticamente les gatillará una rentabilidad formidable.
Ya lo hicieron en Grecia, donde compraron CDS que le valieron
un retorno del orden de los 2.400 millones de dólares. Un escenario de default
de la Argentina perjudicaría enormemente a ese 93 por ciento que aceptó el
acuerdo que significaron los canjes de deuda, y solo beneficiaría al 7 por
ciento, agrupado en los fondos buitre, que hicieron una multimillonaria apuesta
para que ello suceda y en caso de prosperar se alzarían con pingües ganancias,
merced a la gran estafa pergeñada.