Un monumento para la Patria Grande
lunes 01 de abril de 2013, 11:17h
El Monumento a los Caídos en Malvinas de Puerto Madryn,
donde la
Presidenta Cristina Fernández de Kirchner conmemorará este
año el 2 de Abril, reúne tanto el intento de reflexionar sobre la identidad
nacional como el de recuperar una historia que quiso ser borrada.
La conciencia histórica de una nación no se reduce a sus
monumentos pero ellos ofrecen indicios importantes acerca de lo que en
determinados contextos prevalece en el recuerdo colectivo. En este sentido, los
monumentos forman parte de las disputas políticas y de la construcción de
hegemonía. Al señalar qué debe conmemorarse, se señala también qué se prefiere
olvidar.
A tono con lo que
ocurría en otras naciones del mundo entre fines del siglo XIX y buena parte del
siglo XX, pero muy especialmente durante los festejos del Centenario, en
nuestro país tuvo lugar una política monumental que pretendía instaurar un
panteón capaz de intervenir en la definición de la identidad nacional. En un
contexto de alta conflictividad social, esos monumentos pretendían delimitar
quiénes eran los "padres fundadores" de la patria y acentuar la imagen de una
nación próspera, moderna e integrada. Muchos de estos monumentos hoy se
encuentran seriamente cuestionados, como los que instituían a la "conquista del
desierto" como un hito fundante de nuestro país.
Sin embargo, tras
el terrorismo de Estado, una nueva forma de recordar comenzó a poblar las
distintas ciudades y pueblos argentinos. Ya no se trataban de estatuas
monumentales consagradas a una gran personalidad histórica, sino de siluetas,
placas recordatorias en las veredas, señalización de calles y sitios, o
monumentos de suma abstracción. Estas formas de recordar no apuntaban, como los
monumentos de principios de siglo, a reconstruir una épica nacional sino a señalar
una ausencia y visibilizar una historia que quiso ser borrada por el terror.
Los múltiples sitios
que a lo largo de todo el territorio continental argentino recuerdan la guerra
de Malvinas resignifican toda una historia de intervenciones en el espacio
público: por un lado, algunos de ellos buscan intervenir sobre la identidad
nacional, pero al mismo tiempo señalan una ausencia. El Monumento a los Caídos
en Malvinas de Puerto Madryn, donde la Presidenta Cristina
Fernández de Kirchner conmemorará este año el 2 de Abril, reúne de manera
conmovedora tanto el intento de reflexionar sobre la identidad nacional como el
de recuperar una historia que quiso ser borrada.
El Monumento está situado en la Avenida Rawson, de
espaldas al Muelle Almirante Storni, por el que desembarcaron los soldados
argentinos después de la guerra. Es la misma zona donde se concentró en 1984
esa pueblada conocida como el "Madrynazo", en la que cientos de madryneneses
repudiaron la presencia de buques norteamericanos por la alianza política y
militar de ese país con Gran Bretaña en 1982.
La construcción
del Monumento es un claro ejemplo de intervención en el espacio público llevada
a cabo desde una concepción participativa de la vida democrática. Su creación
fue una iniciativa del Centro de Veteranos de Puerto Madryn y su construcción,
en 2002, involucró a amplios sectores de la sociedad local. Tras varias
reuniones, el artista José Luis Hamze y los ex-combatientes acordaron las
imágenes del Monumento, en las que el rostro del soldado es presentado sin
lástima ni expresión guerrera. La edificación estuvo a cargo de los veteranos
Julio Calvo y César Neira junto con
empleados municipales. El pueblo de Puerto Madryn colaboró con la construcción
y el cuidado del monumento, que fue casi enteramente financiado por los
Veteranos.
El monumento rechaza cualquier estética "monumental". No
está hecho de bronce sino de cemento mezclado con vidrio. En él se aprecia a un
soldado sentado sobre la isla "Gran Malvina" con una flameante bandera
argentina entre sus manos mientras que, sobre la isla Soledad, un combatiente
de pie sostiene en sus brazos a un compañero caído. La imagen escapa tanto a la
representación de los soldados como "víctimas", en la medida en que se trata de
una escenificación dolida pero no lastimosa, como a la caracterización heroica
de los soldados que reclama el típico panteón nacional glorioso y eterno.
Antes que víctimas
o héroes, el Monumento presenta a los soldados como compañeros. Apuesta por una
escena que rescata los lazos solidarios entre quienes son protagonistas de una
experiencia límite ofreciendo en ella todo lo que pueden dar: un resguardo al
cuerpo y a la memoria del compañero. Asimismo, la escena está lejos de ser una
glorificación de la guerra: el soldado caído es representado de manera
dramática, con su cuerpo desfallecido, en una imagen realista que impide una
inmediata estetización de la guerra, pues la muerte -acaecida o inminente- es
exhibida de un modo que impugna una identificación patriótica irreflexiva.
En síntesis, el
cuadro global que ofrece el Monumento es el de la guerra de Malvinas como una
experiencia límite, en la que los caídos y los sobrevivientes han construido un
lazo que se sostiene en el compañerismo. La "causa Malvinas" queda asociada así
con la idea de que una nación se construye no en el combate militar sino a
través de la lucha por la memoria y el reconocimiento a los caídos del pasado y
el presente. Asimismo, el Monumento sugiere que construir una nación implica
sostener una bandera, como lo hace uno de los soldados, pero aquí sostener una
bandera significa darse al otro que espera resguardo y compañerismo.
Hoy América del Sur es protagonista de una serie de
proyectos que convergen en un objetivo político: solidarizarse con aquel que
necesita un reparo, como el soldado del Monumento que recibe el sostén de su
compañero. En este sentido, los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han
logrado interpretar en el campo político lo que en el Monumento de Puerto
Madryn se señala con enorme profundidad: que recordar la guerra de Malvinas es
una tarea colectiva que contribuye a la construcción de una Patria Grande
entendida como solidaridad y compromiso con el que requiere reparación y
reconocimiento social.