"Es un cacerolazo de clases medias..."
jueves 07 de junio de 2012, 04:15h
Una curiosa interpretación ha tomado espacio en el "relato"
y adyacencias al respecto de las espontáneas expresiones de rechazo conocidas
como "cacerolazos", reaparecidas en estos días en diversos lugares del país.
Consiste en descalificarlas porque implican reclamos de "la clase media".
Y digo "curiosa" porque no resiste un análisis ético ni
político consistente. La sociedad incluye en su composición amplios sectores
considerados pacíficamente como "clases medias", en la Argentina y
crecientemente en el mundo. Nuestro vecino más importante, el Brasil, por
ejemplo, se engola de haber incorporado a la clase media a las dos terceras
partes de su población. Igualmente China, que agrega a su "clase media" la población
de una Argentina por año.
Incluso entre
nosotros, cuando tradicionalmente había que mostrar una originalidad positiva
de la Argentina
en América Latina, solíamos exhibir a la amplitud de su clase media, producto
del esfuerzo de las tres grandes corrientes políticas que conformaron el país
moderno: los conservadores, que impulsaron la gran inmigración sobre la que se
edificó gran parte de la clase media, así como la masificación de la educación
popular laica; los radicales, que incorporaron a la política a millones de
personas excluidos hasta entonces del funcionamiento público; y los peronistas,
que le dieron impulso a su último gran agregado, los obreros industriales.
Pretender que la "clase media" silencie su voz, es pretender
silenciar la voz de la enorme mayoría de la población argentina. Pero además,
es olvidar quién hizo este país. ¿O acaso alguien olvida que la Revolución de Mayo, que
nos dio origen, fue conducida por comerciantes, productores, militares y
abogados? ¿Qué extracción social tenían los congresales de Tucumán, que
declararon la
Independencia? ¿A qué se dedicaban los Constituyentes de 1853
y 1860? ¿Quiénes organizaron el radicalismo, que democratizó el país moderno,
si no "los hijos de los inmigrantes y los nietos de los patricios", al decir de
Gabriel del Mazo? ¿Y quienes la Reforma Universitaria
y el Grito de Alcorta, expresiones paradigmáticas de las clases medias urbanas
y rurales argentinas?
El propio peronismo, cuando observamos la composición de sus
primeros bloques parlamentarios, muestra la misma extracción social,
incorporando como novedad la saludable presencia de dirigentes obreros, cuya meta era abrir
para sus trabajadores las puertas de la clase media. Y la resistencia política
seria a las últimas dictaduras comenzó por el movimiento estudiantil,
conformado centralmente por jóvenes de clases medias, que sostuvieron la lucha
tanto durante la "Revolución Argentina" como durante el
"proceso" hasta que se sumaron las movilizaciones de otros sectores.
La historia de la Argentina es la historia de sus clases medias,
con todos sus coloridos, opiniones, errores y aciertos. Sin ellas, no
tendríamos país. No ha existido ningún movimiento trascendente en la historia
nacional en la que su vanguardia no estuviera disparada predominantemente por
compatriotas pertenecientes a las clases medias, lo que es además natural, por
haber tenido acceso a la educación, a los conocimientos de lo que pasa en el
mundo, a las ideas más avanzadas de cada época y al conocimiento de los dramas
de la pobreza -de la que siempre está cerca-.
Descalificar una expresión popular por su origen de clase
media es desconocer el país y su historia, sus valores y su solidaridad, su
capacidad transformadora y su vocación de progreso.
Basta, entonces, con esa obsesión por fragmentar a los
argentinos. Todos tienen derecho a hablar, reclamar, aplaudir y proponer. Cada
uno desde su lugar es un ciudadano igual ante la ley y la política. Cada uno,
esté en lugar que esté, tiene su opinión sobre los que considere los mejores
caminos para hacer un país en crecimiento, educado, sin pobreza extrema y sin
exclusión social. Y nadie tiene el monopolio de la buena conciencia, mucho
menos si en ella pretende incluirse la segregación o el silenciamiento de
quienes no piensan parecido.