NML, el nombre del buitre detrás del exitoso Elliott Management de Paul Singer
domingo 29 de abril de 2012, 05:47h
Un fondo buitre como el NML Capital no nace, se hace. Lo
hace gente como Paul Singer, su titular, a fuerza de comprar por poco para
vender por millones. Lo hacen, y de ahí su apelativo, cayendo sobre deudas de
naciones de economías agonizantes para volar luego a los tribunales y exigir a
un valor nominal de 100 un título que se valuaba en diez o menos, fuere Perú,
Vietnam o el Congo.
Para reclamar embargos por "deudas" como la de 650 millones
de dólares que le exige a la Argentina, donde se hizo de bonos en default por
un décimo de su valor, pero ahora rechaza el acuerdo aceptado ya por... ¡el 93%
de los acreedores!
Sin embargo, a diferencia del mundo natural, personajes como
Singer se esfuerzan por disimular su condición. Se presentan como fondos "de
inversión", a lo sumo "de riesgo". De
hecho, son muy hábiles haciendo fortunas, también, en el "juego limpio" del
capitalismo financiero.
Veamos el caso de Singer. Mientras usa NML Capital y otras
firmas creadas ad hoc para litigar en temas "sucios" y desprestigiados aun en
Wall Street, mantiene por separado el fondo Elliott Management, su buque de
bandera, de gran prestigio financiero: maneja hoy unos 12 mil millones de
dólares, porque Singer fue de los pocos que sospecharon de los productos
financieros "derivados" que provocaron la gran crisis de 2008 en los Estados
Unidos.
La fama -y dinero- que ganó previniendo la tormenta pudo
incluso más que su culto a la privacidad: Singer terminó pavoneándose en
público y explicando cómo su fondo se había anticipado a la crisis. Este hombre, ya mayor y de prolija barba
blanca, apostó a mostrar al mundo político y económico que era sagacidad, y no
mera rapacidad, el motor de sus negocios.
Es que su pasado también hablaba y había que disimularlo:
compró por monedas deudas soberanas próximas al default en Perú en 1995 (se
estima que pagó 5 millones de dólares títulos de valor nominal por 20 millones
y luego de sucesivos juicios cobró 58
millones).
También atacó a la pequeña y hambrienta Congo-Brazzaville
(se hizo de deuda de valor nominal por 32,6 millones de dólares pagando sólo
2,3 millones y se llevó más de 100 millones en los tribunales británicos,
incluso con exportaciones de petróleo del país africano).
Los registros de Singer incluyen un intento de operar sucio
en Brasil, cuando el país adquirió el real como moneda, pero se retiró a
tiempo. Volando más bajo, a nivel empresas, procuró bloquear con ánimo
chantajista ciertas fusiones y adquisiciones, el caso más conocido es el de la
compra de la mayoría de acciones de la alemana Wella por la estadounidense
Procter & Gamble, en este caso comprando un puñado de acciones que quiso
cobrar a altísimo valor a cambio de no oponerse a la OPA (Oferta Pública de
Adquisición). Un tribunal alemán ahuyentó al fondo buitre con rigor germano y
debió huir.
Consecuente con sus fines, Singer opera en el terreno
político para intercambiar favores que endulcen su imagen pero lo potencien
como especulador. En los '90 fue el mayor aportante a la campaña del alcalde
neoyorquino republicano Rudolph Giuliani, al que acompañó también en su
precandidatura presidencial. Es además el mayor donante de la policía de Nueva
York.
Y Singer es, claro, uno de los mayores financistas del
Partido Republicano. Aparece hoy como uno de los pocos donantes de la cifra
máxima de un millón de dólares a la campaña del precandidato Mitt Romney en las
actuales primarias.
También ha donado dinero al gobernador de Nueva Jersey,
Chris Cristy, y al senador estrella de Florida, Marco Rubio, ambos considerados
posibles candidatos a vicepresidente en cualquier fórmula republicana.
Otros vínculos también lo pintan, más que disimulan.
Financia think tanks conservadores como el Manhattan Institute, que preside, y
el Hudson Institute, de Washington DC, y en especial la revista cofundadora del
movimiento neocon Commentary Magazine, cuyo director emérito es el conocido
ideólogo Norman Phodoretz, un acérrimo enemigo del presidente Barack Obama y
suegro del "halcón" Elliot Abrahms (sí, el mismo que como ex responsable de
Derechos Humanos de Ronald Reagan reconoció el conocimiento que tenía Estados
Unidos del Plan Sistemático de apropiación de bebés por parte de la última
dictadura). Esa mezcla de buitres y halcones propicia una salida militar en el
conflicto EE UU-Irán: el último libro de Phodoretz se titula Bombing Iran.
El NML Capital de Singer es el principal fondo buitre que
litiga contra la Argentina (el segundo, con mucho menos dinero y peso político
es EM Ltd., de su "colega" Kenneth Dart. Por ello no sorprende que Marco Rubio
siempre apoye los esfuerzos de lobby contra la Argentina que impulsa Singer.
Pero Singer, además, es el creador y verdadero financista de
AFTA (American Task Force Argentina), entidad abocada exclusivamente a hacer lobby a favor de sus intereses contra
la Argentina.
Fue creada durante la segunda presidencia de George W. Bush,
cuando los demócratas ganaron la elección parlamentaria, por lo que Singer -un
connotado ultra republicano- apeló sin dudarlo al lobby demócrata. Eso explica
que hubiera contratado en AFTA a Robert Shapiro y Nancy Soderberg, ambos ex
funcionarios del gobierno de Bill Clinton.
No es de extrañar tampoco que pague servicios a ex
economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) muy activos en la década
que llevó al endeudamiento y al default argentino de 2001.
Como ya hemos hecho notar anteriormente, con el default de
2001 el PIB argentino había caído más de 20% desde 1998, el desempleo superaba
el 25%, la pobreza rozaba el 50%, los bancos quebraban y los depositantes
perdían sus ahorros. El país acumuló 81.800 millones de deuda externa nominal.
Pero el proceso de reestructuración de la deuda argentina,
de los más complejos del mundo con los de Irak y Grecia, fue en su caso de los
más exitosos. Involucró 152 tipos de bonos en siete divisas diferentes bajo
ocho legislaciones distintas.
Se completó por 35.300 millones de valor real tras 70
consultas con grupos de acreedores en todo el mundo. Pero, sobre todo, se hizo
sin apoyo financiero internacional y, por si fuera poco, debió seguir pagando
cuotas de deuda al FMI, hasta que el gobierno de Néstor Kirchner las canceló
totalmente.
A los bonistas se les ofreció una reestructuración en la que
podían compartir los réditos del futuro crecimiento del país con cupones atados
al PIB. El 76,15% aceptó y hasta el 82% en el caso de deuda bajo jurisdicción
del distrito de Nueva York. Una segunda reestructuración, en 2010, llevó a 93%
la deuda renegociada que había sido defaulteada en 2001. Desde la
reestructuración, la Argentina es modelo en el cumplimiento de los compromisos
así asumidos.
La Argentina jamás se ha negado a renegociar su deuda
soberana, mucho menos la ha repudiado. Los acreedores que renegociaron sus
títulos en 2005 y 2010 pueden confirmarlo. El país tampoco ignora los fallos de
los tribunales estadounidenses reconocidos en el caso de su deuda soberana.
Ante la persistencia de reclamos de unos pocos bonistas, la
Argentina coopera judicialmente. Pero sostiene su posición en términos de
equidad y de no discriminación frente a pagos ordenados por algunos tribunales
estadounidenses, apoyada en el derecho internacional (y en la misma legislación
de los Estados Unidos, a través de la Ley de Inmunidad Soberana) y,
principalmente, en la ausencia de un régimen acordado globalmente para
enfrentar default soberanos.
Los fondos buitre de Singer y Dart vienen reclamando
judicialmente el embargo de fondos del Banco Central depositados en Nueva York,
como parte de su antiguo reclamo de bonos en default que se negaron a
renegociar en 2005 y después en 2010. La Corte Suprema estadounidense debe
decidir si el caso merece atención.
El último intento del NML de Singer, ante el juez federal de
Nueva York, Thomas Griesa, demandó que la Argentina le pague cada vez que se
cancelen intereses de la deuda renegociada en 2005 y 2010, con el viejo e
improcedente concepto del "pari passu", con el que quieren ponerse en un pie de
igualdad con los bonistas que renegociaron sus títulos como correspondía.
El fallo de Griesa, que abrió a los fondos buitre la puerta
a una instancia de apelación y por ello también dejó suspendidos sus efectos,
es básicamente una decisión política, suficientemente floja en su argumentación
legal como para esperar su rechazo.
En su reciente Amicus Curiae la Administración Obama sostuvo
que la construcción que hace el tribunal del Distrito de Nueva York (Griesa) de
la cláusula pari passu es equivocada y contraria al ordenamiento jurídico
vigente, tendiente a resolver en forma consensuada las crisis de pago de
Estados soberanos.
El Departamento de Estado también calificó la conducta de
los fondos buitre, y la catadura de Singer, diciendo que el permitir a los
acreedores (fondos buitre) recurrir a este tipo de recursos (interpretación
errada de la cláusula pari passu) tendría consecuencias devastadoras sobre las
reestructuraciones ordenadas de deuda, afectando la estabilidad internacional y
el repago de créditos otorgados por los organismos financieros internacionales.
Singer comienza a comprobar que su capacidad de lobby
antiargentino decae en los Estados Unidos y que, en cambio, empiezan a
generarse reacciones contrarias, ahora que se comprende mejor lo pernicioso del
accionar especulativo de los fondos buitre para la economía de países en crisis
-su víctima principal- y también para el funcionamiento de la economía mundial
en general
Jorge Argüello
Embajador argentino en los Estados Unidos