Caso de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos
Los forenses argentinos contradijeron el informe de la procuraduría mexicana
lunes 09 de febrero de 2015, 15:50h
Los expertos, que han colaborado en las pesquisas, afirmaron
que las evidencias recolectadas en un basurero del municipio guerrerense de
Cocula no pueden ser conclusivas de que allí fueron ultimados e incinerados los
estudiantes, tal como ha concluido la Procuraduria General de la República
(PGR).
Los peritos argentinos compartieron sus conclusiones con
representantes de los familiares de los desaparecidos, quienes fijarán su
posición ante la postura del gobierno, que tiene bajo arresto a casi un
centenar de personas por el crimen.
El caso de Iguala, y de los desaparecidos en México, fue
debatido hace unos días ante el Comité contra las Desapariciones Forzadas de
las Naciones Unidas, en su sede de Ginebra.
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) había
afirmado ayer que la Procuraduría General de la República (PGR) de México cometió
"inconsistencias" e "irregularidades" en la investigación.
Lo hizo en un informe titulado "Documento inicial sobre
investigaciones en el basurero de Cocula y Río San Juan", en el que
sostiene que la PGR incurrió en al menos siete "irregularidades".
Entre ellas mencionaron la entrega de 20 perfiles genéticos
de supuestos restos de los estudiantes a expertos independientes "con
problemas que no permiten su utilización".
También objetaron "el abandono de la custodia" del
basural de Cocula, el municipio en el que se sospecha que los estudiantes
fueron asesinados y sus restos calcinados tras haber sido secuestrados en la
vecina Iguala.
Por otra parte, el EAAF señaló que "aún no tiene
evidencia científica para establecer que en el basurero de Cocula existan
restos humanos que correspondan a los normalistas".
El 27 de enero pasado, cuando se cumplían cuatro meses de la
tragedia, el titular de la PGR, Jesús Murillo, afirmó que había suficientes
pruebas científicas para concluir que los estudiantes fueron asesinados e
incinerados por miembros de la organización criminal Guerreros Unidos en un
basural de Cocula y sus cenizas esparcidas en el río San Juan.
El caso causó una profunda conmoción en todo el mundo y
hasta ahora solo fueron identificados genéticamente los restos de una de las 43
víctimas.