Dejar atrás el populismo en todo el país
miércoles 08 de octubre de 2014, 18:51h
Quiero empezar esta nota agradeciéndoles a todos los amigos
que nos acompañaron el viernes en el Luna Park. Y a tantos otros que, desde
distintos lugares del país, nos hicieron llegar su aliento y apoyo. El acto fue
emocionante, y encontrarnos con tantos amigos para caminar juntos fue
extraordinario. Se siente que viene el cambio. Y que lo vamos a encabezar
nosotros.
Mucho se ha hablado estos días de límites, acuerdos y
escenarios electorales. En todos los casos se incluye al radicalismo y no por
una suma de causalidades, sino por cualidades de los radicales.
Tenemos peso territorial. Tenemos dirigentes con mucha
visibilidad, que en sus provincias son los líderes del cambio. Somos el partido
político que tiene alternativas electorales viables y potentes en todo el país.
La UCR es la única carta fuerte para
cambiar el rumbo de al menos la mitad de las provincias argentinas.
Seguramente, conforme avancen los meses, distintos
candidatos se acercarán a los líderes radicales que van a ser gobernadores en
2015. Está claro: el cambio en las provincias puede tener matices, pero siempre
es encabezado por líderes radicales.
Muchos se preguntan ¿Y esto qué significa? ¿Y esto por qué?
Para mí no es tan complejo: es propio de un partido que está fuerte, que
pretende gobernar, que quiere traerle a la Argentina los mejores años de su
historia.
El radicalismo está a las puertas de una elección que va a
ser histórica. Si hacemos las cosas bien vamos a ganar la Presidencia de la
Nación. Y además, si somos inteligentes, amplios y coherentes, en diciembre de
2015 vamos a tener más gobernadores de provincia que en toda esta etapa
democrática. El radicalismo va a pasar de tener un gobernador y un vice
gobernador, a liderar nueve o diez gobiernos provinciales.
Está en nuestras manos ser, dentro de catorce meses y dos
días, el partido con más gobernaciones en el país.
Para una persona como yo que tiene la decisión de ser
presidente de la Nación, este dato es una tranquilidad. Desde la Casa Rosada
ver a tantos gobernadores de signo radical será una tranquilidad y un respaldo
fundamental para la Argentina que viene; un respaldo y un privilegio del que no
gozó ni siquiera Raúl Alfonsín.
Pero además será una gran noticia para la República. Que las
provincias más castigadas tengan la oportunidad de encontrar un gobierno
distinto a la violencia demagógica y feudal que gobierna hace 30 años será un
bien para todos. Un gran paso adelante para el país. Encontrar, en provincias
hoy feudalizadas, gobiernos que no tengan atada a la Justicia y acallados a los
medios, será un avance en la calidad democrática de toda Argentina.
Estoy convencido y lo sostengo con mis palabras y con mi
gestión como Presidente de la UCR: el radicalismo debe tener una estrategia
nacional coherente para propiciar el cambio. En el 2006, año difícil para los
radicales, nuestra Honorable Convención Nacional tomó una desición clara que
nosotros respetamos siempre y que vamos a respetar a rajatabla. Esa convención
nos marcó un rumbo, que es el que estamos siguiendo.
Ese rumbo es claro, somos un partido coherente que enfrentó
populismos, dictaduras, feudalismos y que nunca se corrió del eje de la
democracia republicana. Somos el radicalismo en el Frente Amplio UNEN, desde
allí construimos la alternativa para el país.
Y como partido federal debemos tener en cuenta las
realidades provinciales. Como presidente del radicalismo, no pondré un
prejuicio por encima de la opresión de las provincias. No quiero argentinos que
se indignen por televisión mientras los señores feudales que tienen cautivas a
sus provincias gobiernan cuatro años más. Hay que sacar a esas provincias de la
decadencia, la pobreza, la desigualdad y la inmoralidad.
¿Quieren que en el país haya escuelas sin paredes? Yo no. Yo
quiero que todas nuestras escuelas tengan techos y paredes, que no se inunden,
que tengan Internet, en todas se enseñe bien, al menos, matemática y
lectoescritura, y que las mejores escuelas y los mejores docentes estén en los
lugares más difíciles, donde más hacen falta. Para lograr eso hay que gobernar,
también, las provincias.
Tenemos en nuestras manos la posibilidad de dar una vuelta
de página, salir del populismo y traer esperanza y vientos de democracia,
libertad y progreso a muchas provincias. No hay especulación ni prejuicio que
valga más que la República. No hay valor más noble en el radicalismo que la
voluntad de cambiar el dolor que nos rodea por la libertad que nos falta.
Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que
millones de argentinos en esas provincias feudalizadas tengan un gobierno
distinto a lo que soportan hace treinta años.
Y vamos a hacerlo porque tenemos la voluntad de expandir la
democracia en todos lados.
Somos demócratas porque sólo reconocemos un gobierno
legítimo, el que nace de la voluntad del pueblo.
Somos liberales porque creemos que cada persona tiene que
mandar en su propia vida y tener la posibilidad real de lograr lo que desea.
Somos progresistas si eso significa progreso, desarrollo,
igualdad de oportunidades y bienestar colectivo.
Y somos solidarios, porque sentimos como propios los
problemas de todos.
Y justamente por ser demócratas, liberales, progresistas y
solidarios, justamente por eso, somos radicales.
Los radicales vamos a dar la batalla por la democratización
de las provincias y vamos a acompañar a los excelentes candidatos de la UCR. En
esas provincias, después de haber padecido treinta años de feudalismo, vamos a
llevar cien años de libertad.
Y vamos a ganar las elecciones presidenciales, para dejar
atrás el populismo e iniciar una época de avances, desarrollo sostenido y
bienestar.