La inflación, demoledora de ilusiones y destructora de empleos
martes 19 de agosto de 2014, 07:30h
"Hola gente. Yo no
voy a sobrevender la entrada... estoy sin trabajo, es esto o ir a ver el partido
de mi vida, la plata no me interesa. Lo único que pido es un trabajo digno.
Quien me haga entrar a trabajar se la regalo." El mensaje lo dejó en Mercado
Libre un joven de 27 años que vive en Villa Madero, La Matanza, es hincha y
socio de San Lorenzo. Hace solo unos días San Lorenzo jugó el partido más
importante de sus ciento seis años de historia, y él, fanático del club de
Boedo, estuvo dispuesto a resignar la posibilidad de estar ahí a cambio de un
trabajo.
La situación económica viene castigando sueños y
emprendimientos. Este año golpea fuertemente donde más duele: salarios y
trabajo.
Hasta hace un par de años, los trabajadores registrados
tenían aumentos que igualaban a la inflación, desde hace dos años pierden poder
de compra y en los últimos meses la preocupación dejó de ser exclusivamente la
pérdida de valor del sueldo. Hoy el miedo es perder el trabajo.
La negación de la inflación por parte del gobierno, la
barbaridad que hicieron con el INDEC, puso a los trabajadores argentinos ante
un enorme problema: no solo el sueldo rinde menos, sino que empieza a peligrar
el propio puesto de trabajo. El miedo de perder en muchos casos la única fuente
de ingreso familiar, genera un mayor estímulo de ahorro en el hogar, lo que
genera aún menos consumo, agravando el crítico cuadro económico.
¿Qué explicación lógica tiene que bodegas reconocidas,
tecnificadas y productoras del mejor malbec tengan que cesantear empleados
porque caen las ventas y los costos de producir están por las nubes?, ¿Cuál es
la razón para entender que frigoríficos establecidos en las tierras más
prodigiosas del mundo tengan que bajar las persianas porque exportar es cada
vez más difícil? ¿Cómo se explica que Uruguay y Paraguay exporten más carne
vacuna que Argentina, con la necesidad de ingreso de divisas que tiene nuestro
país?
Es una espiral decadente: Inflación, desplome del valor del
salario, pérdida de poder de compra, caída del consumo, menor actividad
económica, menos trabajo, menos salario, más gente sin trabajo.
La recesión es madre del desempleo y el Gobierno, que aporta
amenazas, inflación, desconfianza e incertidumbre cuando expone sus nulos
reflejos, es el padre de una crisis autogenerada.
Argentina puede salir rápidamente de este entuerto. Primero,
como para escapar de cualquier depresión, hace falta cambiar la actitud y
rumbo: transparencia y un plan antiinflacionario con metas claras y plazos
concretos.
Segundo, más que una ley de autoabastecimiento para crear
pánico en productores, emprendedores y comerciantes, hacen falta medidas
prudentes y un mensaje claro del gobierno. Con que deje de obstaculizar y
esquilar a los responsables de crear valor, habrá dado un paso gigante para recomponer
la economía.
Finalmente, y para cuidar un futuro mejor, hay que dar un
giro político. Pero esto no es responsabilidad del gobierno, es potestad de la
sociedad. En 2015 vamos a elegir algo más que un gobierno por cuatro años.
Podemos optar por continuar en la senda de fobiernos miopes, que pasan de la
euforia a la desazón sin estaciones y que se niegan a proyectar a largo plazo,
o podemos cambiar de rumbo y apostar esta vez por un país sano, equilibrado y
que cuide su futuro, que salde su deuda de igualdad de oportunidades y salga de
una historia de crisis cíclicas y oportunidades desaprovechadas.
Hace dos años, San Lorenzo estaba peleando para permanecer
en primera. El joven de Villa Madero seguramente tenía trabajo y fue a la
cancha a alentar a un equipo que parecía sin rumbo. Buenos entrenadores,
incorporaciones responsables que configuraron un buen equipo, y sobre todo un
clima de confianza y certidumbre pusieron a San Lorenzo en el techo de América
en apenas dos años.
Nuestra economía no está al borde del descenso, pero tenemos
recursos y emprendedores para estar mucho más arriba. Si hacemos las cosas
bien, y si en 2015 elegimos con visión de futuro, Argentina puede torcer el
rumbo de retrocesos para que haya avances y progreso para toda la sociedad
Ernesto Sanz