¿Entonces qué hacemos?
Marcó del Pont vinculó la baja de reservas al pago de deudas
viernes 15 de noviembre de 2013, 16:17h
Marcó del Pont sostuvo que "no se ve la otra parte de la
baja de reservas, que tiene que ver con una mayor solvencia y reducción del
peso de lo que todos debemos al resto del mundo", tras lo cual recordó que
"desde 2010 usamos 24 mil millones de dólares para reducir el stock de deuda en
moneda extranjera, que este año caerá a 8,5% del total".
Al inaugurar las Jornadas Monetarias y Bancarias del BCRA,
la funcionaria admitió además que "los procesos de transformación productiva
tienen impactos inevitables sobre los precios domésticos", pero "el
gran desafío -consideró- es buscar desde la heterodoxia los instrumentos para
converger hacia niveles más bajos de inflación, sin recurrir a la receta lineal
de la represión de la demanda".
La titular del Banco Central sostuvo que "lo que todavía
sobra en el mundo son capitales de corto plazo, dólares que han permitido a
muchos emergentes acumular reservas, pero también han generado impactos
negativos en términos de apreciaciones, reprimarización productiva y burbujas
de activos".
"Son los mismos que más tarde o más temprano se van a
retirar de estos países en busca de colocaciones más atractivas en plazas de
países centrales, y la Argentina no tiene este problema", resaltó durante el
encuentro en el porteño hotel Marriot Plaza, ante representantes de 43 países y
organismos como el Banco Mundial y la CEPAL.
Marcó del Pont recordó que "Desde 2005 regulamos el ingreso de
capitales de corto plazo y no estamos preocupados por su retiro", y subrayó que
también "regulamos otro flujo, que era perverso en el funcionamiento de la
economía argentina, que era utilizar la divisa como factor de atesoramiento y
ahorro".
"La regulación de la formación de activos externos, como
política macro prudencial, tiene esa misma consistencia en términos de
administración del sector externo", insistió.
La presidenta del BCRA agregó que la Argentina "no acumula
reservas por dólares que sobran, financieros, sino fundamentalmente a partir
del excedente de la cuenta corriente del balance de pagos, dada su decisión
estratégica de recuperar solvencia externa y reducir la deuda en términos
fiscales, dentro de los gastos del sector público".
En cuanto a la reducción del superávit de cuenta corriente,
Marcó del Pont anticipó que este año "habrá equilibrio", en el marco de un
proceso de crecimiento y transformación productiva.
"Sabemos que el proceso de industrialización implica
desequilibrios inter sectoriales, con requerimientos de importaciones más
complejos, mientras la redistribución de ingresos y riqueza eleva la demanda de
bienes y servicios suntuarios, todo lo cual presiona sobre el balance de
pagos", dijo la funcionaria.
Esto, explicó, "no es nuevo en la historia del desarrollo de
países que afrontaron esos desafíos, como lo está haciendo la Argentina,
mediante decisiones estratégicas como es el control de nuestra principal
empresa", para revertir el hecho de que el país haya pasado de ser exportador a
importador de hidrocarburos.
"Se está haciendo un esfuerzo enorme en inversiones
energéticas, en shale oil e hidroelectricidad, y ese ambicioso plan va a llevar
2, 3 o 4 años en madurar, pero va a suponer un alivio en la restricción
externa" y hasta tanto hay que "administrar esta etapa", enfatizó.
Marcó del Pont confió, de todos modos, en "dar vuelta
definitivamente la página del default", ya que se están dando "pasos
importantes que van a despejar el panorama, para que la Argentina pueda
recurrir a financiamiento de largo plazo".
Por otra parte, según la funcionaria, "un proceso tan
intenso de crecimiento y distribución del ingreso, con una política cambiaria
consistente con la idea de transformación y desprimarización, no es neutro en
términos de inflación".
"La Argentina -explicó la titular del Central- tiene un
régimen de flotación administrada, no metas de inflación, porque el tipo de
cambio es una variable fundamental para garantizar la fase de transforma
productiva, que desde 2007 aumentó 95%, frente a una baja de 5% en la región
(excluyendo el caso de Venezuela)".
Esa evolución del tipo de cambio, evaluó luego, "no es
neutra en materia de precios y de disciplinamiento para regular tensiones
inflacionarias, pero tampoco para promover el proceso de industrialización".
Por último, sostuvo que el país tuvo "diez años fantásticos
de crecimiento cuantitativo y cualitativo, nos industrializamos, fuimos en
contra del viento de cola de los flujos de capitales fáciles para impulsar la
transformación productiva y logramos una de las cosas más difíciles: bajamos el
desempleo y la pobreza, y redujimos la brecha de la desigualdad".