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De vigoroso músculo a filial de...

De vigoroso músculo a filial de...

La fecha no figurará en los anales de la historia. Sin embargo, ha sido muy importante para Castilla y León. El jueves 14 de febrero de 2013 fue el día en el que se cerró la operación de venta del Banco España-Duero al malagueño Unicaja Banco.

Sí, precisamente en la conmemoración del martirio de San Valentín (sucedido el año 268, en tiempos del emperador Claudio), en la jornada de la exaltación de la Santa Cruz, en la festividad de San Cirilo y San Metodio (patronos de Europa)... Sí, ese mismo día rindió su vanidosa y dubitativa cerviz el presidente de Unicaja, Braulio Medel, a todas y cada una de las condiciones impuestas por el presidente del Frob, Fernando Restoy. Y el Banco de España autorizó la operación, o la informó favorablemente ante Bruselas, como se prefiera.

Asegurar que no intervino el presidente de España-Duero, Evaristo del Canto, sería una verdad a medias. Pero lo cierto es que el acuerdo de compraventa se cerró sin su presencia. Él llevaba días apartado de las negociaciones, con el móvil pegado a la oreja, a la espera de conocer el desenlace final.

Una semana después (el 22 de febrero), los consejos de administración de Unicaja y de España-Duero celebraron sesiones simultáneas para expresar su conformidad (sin publicidad y con una comunicación errática, desesperante), si la autoridad europea bendice la operación. Algo que se da ya por descontado.

Atrás quedan dos años de incertidumbre. Aunque este relato no viene ahora al caso, quizás sí merezca la pena anotar algunas fechas. La primera decisión de la joven Caja España-Duero, recién salida de su flamante fusión y con Del Canto como primer presidente ejecutivo, fue acercarse al proyecto Banco Mare Nostrum (BMN). Fue en enero de 2011. Pero Del Canto, siempre enigmático, pronto se vio deslumbrado por el guiño pícaro de Unicaja (probablemente ese mismo mes de enero, tras coincidir en una reunión fuera de España).

El primer decreto del Gobierno por el que se elevaban las exigencias de solvencia de las entidades financieras (28 de enero de 2011) dio como resultado un dato que apuntaba ya cuál era la verdadera situación de España-Duero. El 10 de marzo se supo que la entidad necesitaba un capital adicional mínimo de 463 millones. (Recibió un préstamo del Frob por 525 millones de euros).

El 15 de marzo de 2011, BMN comunicó oficialmente la ruptura de las negociaciones con España-Duero, que ya llevaba semanas tejiendo su integración con Unicaja. El primer protocolo, que aprobaron ambas entidades el 14 de abril de 2011, contemplaba la constitución de un banco participado por Unicaja (63%) y España-Duero (37%).

Tras el resultado de los primeros test de estrés (15 de julio de 2011), Unicaja forzó la modificación de los porcentajes: del 63/37 se pasó al 70/30. Y en estas condiciones se firma el contrato de integración, el 7 de septiembre de 2011.

Todo apuntaba a que el nuevo banco resultante comenzaría a operar a primeros de enero de 2012. Pero no, aún quedarían por delante 14 meses más de idas y venidas, luces y sombras, euforias y frustraciones... Ni siquiera se llegó a constituir el nuevo banco.

El Gobierno del PP, que inició su andadura a finales de diciembre de 2011, elevó aún más las exigencias de solvencia de las entidades financieras. El 10 de febrero de 2012 se supo que España-Duero requería un capital adicional de 1.140 millones de euros para garantizar su viabilidad de acuerdo con los nuevos requisitos. Y a Braulio Medel, al parecer, no le salían las cuentas.
El Banco de España autorizó unas condiciones extraordinarias para favorecer la operación: 475 millones más del Frob para España-Duero y una línea de crédito abierta por más de 1.000 millones para Unicaja. Pero ni una ni otra llegaron a hacerse efectivas.

Finalmente, el Gobierno solicitó el rescate bancario a la Unión Europea. Y bajo su tutela, España-Duero entró en el grupo de las entidades con necesidades de capital adicional (604 millones). Ello suponía la intervención del Frob, que se convertiría en el accionista principal, aunque su propósito era gestionar de inmediato la venta de la entidad. Eso es precisamente lo que ha hecho.

Y el 7 de febrero pasado se supo, además, que el desfase patrimonial de España-Duero ascendía a 288 millones de euros.

Así, a la espera de que esta misma semana culmine definitivamente, ¡por fin!, el breve ciclo vital del Banco Caja España-Duero (17 meses) como entidad financiera propiedad de Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria, Caja de Ahorros y Monte de Piedad, surgen algunas inquietudes con forma de interrogante: ¿La venta del banco autonómico a Unicaja era la mejor opción? (¿y mejor como filial?), ¿cómo va a repercutir en los 2,5 millones de clientes?, ¿qué estructura tendrá el banco a corto y medio plazo?, ¿cómo afectará a la plantilla?, ¿y a la red de oficinas?, ¿volverá a ser rentable?, ¿merece la pena mantener los depósitos y los compromisos crediticios?...

Si se tiene en cuenta que los ejecutivos de Unicaja han permanecido incrustados en el comité de dirección de España-Duero y otros órganos de decisión (el comité de riesgos, por ejemplo), parece que sí, que el destino menos malo y más lógico de la entidad castellano y leonesa era terminar en la órbita de Unicaja Banco.

Otra cosa es que se pueda valorar mejor o peor la implacable gestión impuesta por Unicaja durante todo el año 2012. Han hecho y deshecho a su gusto, sin alma ni corazón. Quizá para bien. O no. Porque el resultado ha sido nefasto.

Ciertamente, el ejercicio 2012 pesará como una losa en las cuentas de España-Duero de 2013 y siguientes. Pero lo importante ahora es que la entidad se implique urgentemente en un nuevo plan estratégico para recuperar cuanto antes su solvencia.
Se da por seguro que el banco autonómico se someterá a un riguroso plan de adelgazamiento. Similar, si no idéntico, al que hubiera aplicado el Frob. Las 890 oficinas actuales se reducirán a 630 (260 menos) y la plantilla disminuirá de los 4.650 empleados actuales a 3.150 (unos 1.500 menos).

Sin embargo, el nuevo plan de negocio podría aconsejar el mantenimiento de la red en muchas de las 49 provincias en las que ahora está presente España-Duero (además de la docena de localidades de Portugal), en lugar de replegar su actividad a las zonas históricas del negocio (Castilla y León, Extremadura y Madrid). Aunque ello no impedirá, probablemente, una importante reducción de los servicios centrales, actualmente muy mal repartidos entre la Plaza de los Bandos (Salamanca) y El Portillo (León).

Paradójicamente, el tamaño de la filial es ligeramente mayor al de su propietario (en torno a los 40.000 millones). Pero las diferencias más notables se advierten en otros epígrafes. Por ejemplo, en la calidad de los créditos (España-Duero ha transferido ya casi mil millones del ladrillo al banco malo), en los coeficientes de morosidad y solvencia; o en la cifra del patrimonio neto: el de Unicaja casi triplica al de España-Duero.

Y claro, también ofrece grandes diferencias la cuenta de pérdidas y ganancias. El resultado de explotación de Unicaja a 30 de septiembre de 2012 (últimas cifras publicadas) era de 125 millones (-364 el de España Duero); sólo las pérdidas por deterioro de activos (casi cien millones en Unicaja) ascendían a más de 446 millones en España-Duero. En fin, mientras Unicaja presentará un beneficio neto de unos 100 millones de euros en 2012, España-Duero arrojará unas pérdidas en torno a los 2.000 millones.
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