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Ahora es fácil repartir mandobles

Ahora es fácil repartir mandobles

sábado 01 de diciembre de 2012, 20:05h
La estrategia es discutible. Pero eficaz. Cada vez que el presidente Herrera se refiere en público al sector de las cajas de ahorros (al antiguo sector, más bien), recomienda que se mire al futuro, que nadie sucumba ante lo que pudo ser y no fue. Y al tiempo, en fin, aprovecha para dar un mandoble a los gestores del pasado. Un mandoble, por cierto, habitualmente aplaudido y jaleado por el auditorio de turno. Los bancos son, ahora, la diana de todos los desahogos.

El tardío enfado del Gobierno Herrera con los protagonistas de la rebelión financiera de 2008-2010 debe ser tal, jo, que hasta el discreto consejero de Economía, Tomás Villanueva, se ha atrevido a decir públicamente que "los directivos de las cajas han puesto en riesgo los depósitos ganados con nuestro trabajo..." (El Norte de Castilla, 28 de noviembre de 2012).

Aunque, si se trata de echar la vista atrás, al pasado reciente, quizás haya que refrescar algunas cuestiones más. Por ejemplo, el pánico escénico que padeció el presidente Herrera en su tierra, en Burgos, cuando escuchó algunas coplas de la tuna universitaria, cuya alegre ironía le reclamaba -¡porfa!- que no se llevase la Caja de Burgos a Valladolid... O aquel 4 de diciembre de 2008, en fin, en el que alrededor de cinco mil burgaleses salieron a la calle para defender "mi caja"... Su reivindicación fue eficaz. Fue atendida. Ganaron.

A partir de esa fecha, como por arte de birlibirloque, el presidente Herrera se puso de perfil... Se inhibió. Enterró la sabia expresión "labor improbus omnia víncit" (el trabajo obstinado vence toda dificultad). Y el entonces presidente de Caja Burgos y de la Federación Regional de Cajas, José María Arribas, se sintió con ánimos para campar a sus anchas. Tres de las seis cajas (Ávila, Segovia y la propia municipal de Burgos) afianzaron su noviazgo fuera de la Comunidad. La cuarta, la del Círculo, ya operaba al margen. Y las otras dos (Caja España y Caja Duero), en fin, ya se sabe: iniciaron en mayo de 2009 el tormentoso proceso hacia la unión de conveniencia, artificial, con fórceps, cuyo recorrido ha sido tan breve y penoso que se diluyó en su propia ineficiencia. La Comunidad asistirá probablemente a su entierro el próximo día 20.

Nadie sabe, lógicamente, cómo hubieran transcurrido los acontecimientos si hubiese prosperado el flamante proyecto de integración de las seis cajas con sede en la Comunidad. Unió a los dos grandes partidos, sí. Pero la iniciativa abortó. No es que fuera concebida prematuramente, no. Fue víctima, más bien, de un enloquecido ataque de deslealtad. Un virus que anidaba en el seno de la Federación Regional de Cajas desde el mismo día de su constitución (Ley4/1990, artículos 63-66).

Sin embargo, hay ciertos indicios que permiten adivinar una andadura compleja para aquel proyecto no nacido... A primeros de 2010, cuando Arribas se vio obligado a explorar (también artificialmente, cínicamente) una posible fusión de Caja Burgos con las de Ávila y Segovia, antes de ratificar su opción por Banca Cívica; cuando Caja España y Caja Duero se miraban de reojo y con máxima desconfianza, casi como ahora... En esas fechas también se produjo un hecho notable en el sector: el 28 de enero de 2010, Rodrigo Rato, flamante exministro y expresidente del FMI, fue elegido presidente de Caja Madrid.

Y fue precisamente Rodrigo Rato, todo un volcán de credibilidad en el PP por aquellos días, el que mantuvo alguna reunión con altos cargos del Gobierno regional para abrirles confidencialmente sus planes de futuro: crear un gran banco nacional pilotado por Caja Madrid, bien asentado (líder) en el oeste peninsular. Un gran banco en el que podría participar con un "buen" porcentaje la sociedad resultante de la integración de las cajas de Castilla y León. Más tarde, como es bien sabido, Caja Madrid se vio forzada a acoger en su proyecto a Bancaja. Pero lejos de desnaturalizar la idea original de Rato, este "inconveniente" se convirtió en una oportunidad: el futuro gran banco, que luego nació con el nombre de Bankia, ampliaría sus fronteras desde la albufera valenciana  hasta Finisterra... Con este fin, Rato se comprometió a frenar las ansias de Ávila y Segovia por participar directamente en la futura Bankia (compromiso incumplido), con el fin de acoger posteriormente a la sociedad de las cinco cajas (todas, excepto la del Círculo, que entonces acariciaba un futuro en solitario, modesto, pero inicialmente rentable).

A nadie se le escapa qué destino hubiese tenido la sociedad de las Cajas de Castilla y León -de haberse hecho realidad- en el seno de Bankia.
En todo caso, la tozuda realidad hizo senda en otra dirección. Cuatro de las seis cajas se diluyeron. El Gobierno se ejercitó en el papel de Don Tancredo. Y las supuestas mareas populares por conservar "mi caja", golpeadas por un acusado sentido colectivo del ridículo, bebieron el elixir de la invisibilidad. Sólo las dos grandes prosperaron en el afán de mantener su domicilio social en Castilla y León. Aunque por poco tiempo. Porque el fruto de su forzada unión, el Banco Caja España Duero, tiene su sede social en la calle Marqués de Villamagna, 6, de Madrid. Y actualmente mira con un ojo al abismo según Dante Alighieri (el Frob) y, con el otro, a la avenida de Andalucía 10-12 de Málaga (Unicaja Banco).

Lo que no se entiende es que Unicaja y España-Duero no hayan hecho ya lo que es habitual. Unicaja debió haber reiterado ya ante la CNMV su compromiso de adquisición de España-Duero, con el nuevo porcentaje de participación de éste en el nuevo Unicaja Banco, aunque condicionara la compra a la preceptiva autorización de las autoridades competentes y a su saneamiento previo.

Así lo han hecho las demás. La última, Ibercaja, que ha anunciado su compromiso de adquisición de Caja3 (CAI, Caja Círculo y Caja Badajoz), condicionado a la autorización correspondiente y al previo saneamiento de la entidad.

Pero no, Unicaja prolonga el suspense con su sospechoso silencio. Ahora, la fecha es el 20 de diciembre, día en el que Bruselas dará a conocer su decisión sobre el futuro de las entidades del famoso Grupo 2... El 20 de diciembre es un día antes de la entrada del invierno (el 21, a las 12,12 horas). Y todos recordarán que Braulio Medel se comprometió ante el presidente Herrera, ante el consejero Villanueva, ante el amigo Del Canto y ante los periodistas, a que la integración (hoy adquisición pura y dura) tuviera lugar de manera efectiva "en otoño". Pues el plazo, su plazo, expira en pocas fechas.

Manuel Trapote. Periodista
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