Francisco no se calla
El Papa denuncia en Nápoles que cerrar la puerta a los inmigrantes o no dar trabajo digno es "corrupción"
sábado 21 de marzo de 2015, 21:33h
El Papa ha
denunciado en el barrio de la periferia de Nápoles de Scampia donde ha
comenzado su visita apostólica a la ciudad italiana este sábado, que cerrar la
puerta a los inmigrantes o no dar trabajo digno es "corrupción".
"Si le
cerramos la puerta a los inmigrantes, si le quitamos el trabajo y la dignidad a
la gente, ¿cómo se llama? Se llama corrupción", ha clamado el pontífice
argentino.
Además ha tildado
la corrupción como "una cosa sucia" que "huele mal....".
Francisco ha observado que precisamente ese sucede en la realidad con la
corrupción ante cientos de personas que le han aplaudido.
El Papa ha
reflexionado sobre el trabajo como un elemento que concede la dignidad a las
personas.
"Tenemos que
recuperar la lucha por la dignidad! De llevar el pan a casa! La falta de
trabajo nos roba la dignidad!", ha exclamado.
El Papa ha
explicado a los presentes que ha querido comenzar su visita desde la periferia.
"Se ve que los napolitanos no son fríos", ha exclamado el Papa.
La alegría es
vuestro gran recurso, les ha asegurado.
Además, el Papa ha
reflexionado sobre la esperanza como matrimonio y levadura del alma al tiempo
que les ha indicado que tienen un gran desafío: "no dejar que el mal tenga
la última palabra".
En sus palabras, el
Papa ha recordado que los inmigrante no son ciudadanos de segunda categoría.
"Todos somos inmigrantes, hijos de Dios" ha repetido varias veces en
sus palabras improvisadas.
En este sentido ha
dicho que "nadie tiene casa fija" porque las personas están "de
paso en este mundo".
En otro momento de
su discurso, Francisco ha llamado la atención sobre el desempleo juvenil,
"esto es grave". ¿Qué futuro tiene un joven que no tiene
trabajo?", ha clamado con fuerza.
Así ha señalado que
el paro no es solamente un problema que atañe a
la ciudad de Nápoles, sino de todo el mundo. Ha vuelto a denunciar
"un sistema que descarta a la gente"
Por ello ha dicho
que aunque existan organizaciones como Cáritas, y otros centros de asistencia,
"el problema no es solamente comer, sino el no tener la posibilidad de
llevar el pan a casa, de no ganarlo, y cuando se pierde esto ese pierde la
dignidad".
"Tenemos que
defender nuestra vida de ciudadanos y de hombres y no tenemos que quedarnos
callados", ha exclamado.
El papa también ha
denunciado la explotación laboral. El papa ha contado el caso concreto de una
joven que fue a una empresa turística para buscar trabajo y que por 11 horas de
trabajo le daban 600 euros al mes sin aportes para la pensión.
"Esto es
esclavitud, no es cristiano", ha dicho el Papa finalmente.