Federer, simplemente el rey
domingo 23 de noviembre de 2014, 15:16h
El Mejor de todos los tiempos ganó la Davis con Suiza
El suizo, el mejor tenista de todos los tiempos, sigue
haciendo historia. Este domingo consiguió el tercer punto para su país al
vencer al francés Richard Gasquet y se quedó con la Copa Davis.
La Copa Davis tiene ya un lugar junto a los 17 Grand Slam,
los 23 Másters 1.000 y los otros 42 trofeos del palmarés más importante de la
historia del tenis, el del suizo Roger Federer, que consiguió el punto
definitivo para conquistar uno de los pocos trofeos que le faltaban.
El jugador de Basilea, de 33 años, cayó a la tierra batida
del estadio Pierre Mauroy de Lille al poco de conseguir la victoria definitiva
ante el francés Richard Gasquet por 6-4, 6-2, 6-2 en menos de dos horas. Era el
3-1 que valía el triunfo final y la Ensaladera.
Nada más levantarse, el número dos del mundo, llorando, se
abrazó con su equipo, en especial con Stan Wawrinka, cuarto mejor del ránking,
que había ganado su primer individual y contribuyó al segundo punto en el doble
con Federer.
Suiza conquistó la Ensaladera en su segunda final, después
de que en 1992 Marc Rosset y Jakob Hlesek se estrellaran contra el "dream
team" estadounidense formado por André Agassi, Pete Sampras, Jim Courier y
John McEnroe.
La alegría suiza fue la decepción de Francia, que por
tercera vez consecutiva fracasó en su intento de sumar su décima Copa Davis,
privado de su mejor tenista, Jo-Wilfried Tsonga, que tras perder su primer
individual el viernes se borró de la final por problemas físicos.
Nada pudieron hacer los galos contra dos jugadores empeñados
en ganar la Davis, el número dos del mundo y el cuarto, ambos en estado de
gracia. Ganador el segundo de ellos esta temporada del Abierto de Australia y
del Másters 1.000 de Montecarlo.
Ambos dejaron al lado sus ambiciones individuales al
servicio de la Davis, superaron rondas y se presentaron en una final en la que
eran favoritos.
Pero todo pareció torcerse a una semana para la final,
cuando el azar quiso enfrentarles en semifinales del Másters de Londres. Fue un
duelo excelso, de poder a poder entre dos jugadores en gran momento de forma.
Wawrinka desperdició cuatro bolas de partido y Federer, sin
hacer un gran juego, se clasificó para la final. Pero en ese momento
aparecieron sus recurrentes problemas de espalda de Federer, los que le
martirizaron en 2013, y no pudo disputarle el trofeo al serbio Novak Djokovic.
La sombra de la duda se adueñó del equipo suizo, porque sin
su número uno sus opciones de victoria eran inciertas.
Apenas pudo entrenarse Federer, acostumbrarse a la tierra
batida bajo techo del estadio Pierre Mauroy de Lille que habían elegido los
franceses y eso se notó en su primer individual, que perdió ante un encendido
Gael Monfils (6-1, 6-4, 6-3). Antes, Wawrinka había adelantado a Suiza al
derrotar a Tsonga (6-1, 3-6, 6-3, 6-2).
Con la eliminatoria empatada, el capitán suizo decidió
apostar en el doble por sus dos mejores hombres, una pareja poco rodada, poco
eficaz -encadenaba cuatro derrotas consecutivas y nunca había ganado un partido
en tierra batida-, pero que constituyen una suma de talentos.
Federer dejó atrás sus problemas de espalda mientras Tsonga
agudizaba los suyos y dejaba su puesto a Julien Benneteau. Los suizos se
impusieron con facilidad en el doble por 6-3, 7-5, 6-4.
El número uno francés tampoco compareció en el primer
individual que podía ser definitivo, el duelo entre números uno, y dejó su
plaza a Gasquet, que ya en el doble había demostrado estar lejos de su mejor
momento.
El 26 del mundo solo había ganado dos veces a Federer. La
única opción francesa pasaba porque el suizo se resintiera de sus problemas de
espalda.
Pero Federer no dejó entrever ni una muestra de su lesión,
entró al estadio pletórico y con ganas de acabar por la vía rápida, sin tentar
a la suerte ni al desgaste físico.
La diferencia en el campo fue abismal. Gasquet, que no
dispuso ni de una bola de rotura, apenas tuvo tiempo de darse cuenta de que
tenía sobre sus hombros todo el anhelo de un país que aguarda desde 2001 para
levantar una nueva Ensaladera.
Francia perdió en 2002 en su casa frente a la Rusia de Marat
Safin, Eugeni Kafelnikov y un incipiente Mijail Youzny (también allí, como
ahora, eligieron la tierra batida bajo techo de Bercy) y en 2010 ante la Serbia
de Novak Djokovic y Viktor Troicki.
Todo el peso de la historia maniató a Gasquet, mientras la
ambición liberó a Federer ante los más de 27.000 espectadores que abarrotaban
el estadio, un récord para un partido de tenis.
Pocas fronteras faltan por explorar al suizo, de 33 años,
que ha ganado los cuatro grandes y casi todos los Masters 1.000 y es quien más
semanas ha estado en el número uno del mundo.