Brasil, decime cómo sigue
martes 07 de octubre de 2014, 20:18h
El resultado de la primera vuelta en Brasil confirmó una
característica de la campaña: la sorpresa. Dilma quedó primera, con el 41,59%,
Aécio Neves recuperó mucho terreno, llegando al 33,55%, y Marina Silva quedó
fuera del balotalle con 21,32%. La disputa en la segunda vuelta promete ser
voto a voto. Tal vez como nunca antes, el resultado será clave para el resto de
los procesos políticos de la región. Siete claves para entender una elección
inesperada.
Con el resultado fresco de la elección de este domingo, las
lecturas políticas son varias, y sus conclusiones, necesariamente provisorias.
Los pronósticos de las encuestadores se mostraron muy distantes de lo que
finalmente votaron los brasileños, lo que muestra un escenario cambiante, que
probablemente tendrá más novedades en los próximos días, cuando arranque la
campaña para la segunda vuelta. Algunas claves para pensar qué ocurrió:
1) Definitivamente se trató de una elección "rara". Cuando
todo hacía pensar en una disputa centrada en Dilma Rousseff y Aécio Neves, la
muerte del tercer candidato, Eduardo Campos, ex aliado del PT, le abrió el
juego a su vice, Marina Silva. En cuestión de horas Marina se convirtió en la
candidata predilecta de los medios y el establishment, que la vieron como la
herramienta para desplazar del poder al PT. Luego, las encuestas mostraron una
notable recuperación de Dilma, de la mano de Lula que tuvo un gran protagonismo
al final de la campaña. En los últimos días, Aécio Neves, que parecía
desahuciado, volvió a recuperar el voto opositor. Tamaños movimientos en el
electorado avisan que nadie tiene la vaca atada, y muestran que, al menos una
parte de la sociedad, puede hacer un viraje inesperado.
2) Un dato central de la primera vuelta es la caída de votos
del PT respecto a la primera vuelta de 2010. Hace cuatro año, Dilma le sacó a
José Serra casi 15 puntos, esta vez, la diferencia con Neves fue de 8. Es la
peor primera vuelta del PT desde el triunfo de Lula en el 2002. De todas
maneras, un caudal de 41,5 % es una base sólida, que confirma al PT como la
principal fuerza de Brasil. Habría que anotar que este angostamiento electoral
parece ser parte de una tendencia regional de los gobiernos progresistas: en
Venezuela Maduro consiguió un triunfo ajustadísimo, en Uruguay las perspectivas
son magras y el Frente Amplio apenas estaría superando el 40%. Incluso en
Bolivia, donde se descuenta el triunfo en primera vuelta de Evo Morales, el
presidente indígena podría no igualar su performance de hace un lustro. Aún
reeligiendo, los oficialismos lo van a lograr por márgenes mucho más estrechos.
3) ¿Donde perdió esos votos Dilma? Se mantiene una tendencia
de los últimos años: el PT se consolida como una fuerza hegemónica en el
nordeste, la zona más postergada del país: Alagoas, Bahia, Ceará, Maranhao,
Paraíba, Piauí, Río Grande do Norte y Sergipe son estados donde el PT supera el
50% y en algunos llega al 70%. En todos ellos, Dilma mejoró, incluso, la
performance de 2010. En algún sentido, similar a lo que es el norte y noroeste
argentino para el Frente para la Victoria. Sin embargo, en uno de los más
importantes, Pernambuco, perdió muchos votos, en manos del PSB. La razón tiene
su lógica: es el estado donde Eduardo Campos era gobernador hasta que se
convirtió en candidato presidencial. En el 2010, Campos era un aliado de Dilma,
y los votos del estado fueron en esa dirección, esta vez fueron para Marina. El
otro lugar donde perdió posiciones fue en Sao Paulo, estado gobernado desde
hace 20 años por el opositor PSDB, pero donde esta vez, Neves logró aumentar
cuatro puntos respecto a 2010. Puede no parecer mucho, pero esos cuatro puntos
valen mucho porque Sao Paulo es, por lejos, el mayor distrito electoral del
país.
4) ¿Se desinfló Marina Silva? Respecto a lo que mostraban
las encuestas, sin dudas. Sin embargo, repitió casi exactamente su propia marca
de 2010, sumando apenas un par de puntos. Con dos candidaturas presidenciales a
cuestas, rondando un 20% en cada una, no habría que hablar de "novedad", sino
más bien de un liderazgo consolidado, aunque de connotaciones ideológicas más
que difusas. Lo que sí parece claro es que en esta elección Silva profundizó su
perfil opositor, en parte, producto de esas semanas donde los medios la
mostraban ganándole a Dilma en segunda vuelta. Esa veloz construcción como
líder opositora, ya sin medias tintas, parece ser un camino sin retorno.
5) ¿Qué va a hacer Marina en la segunda vuelta? Ayer, en su
primera aparición después de los resultados, todo parecía indicar que se va a
inclinar por lo que llamó un "voto por el cambio". De todas formas, lo que haga
ella puede ser distinto a lo que haga el Partido Socialista Brasileño que la
llevó en su lista. En ese sentido, dejó la puerta abierta: "Yo soy la líder de
Red Sustantable, el PSB hará sus reuniones", respondió cuando le preguntaron si
llamará a votar por Neves.
6) ¿Cuál va a ser la estrategia de Aécio Neves, la gran sorpresa
de la elección? Envalentonado por un resultado que posiblemente ni él se
esperaba, llamó a una gran alianza, incluso por fuera de los acuerdos
partidarios: "mi candidatura no es más la candidatura de un partido político o
de un conjunto de alianzas, es un sentimiento más puro, de todos los brasileños
que tienen la capacidad de indignarse, pero principalmente de soñar". Palabras
que parecen intentar soldar una representación política de aquel descontento
social que apareció en las calles de Brasil en el 2013. En varios tramos
remarcó que existe una "mayoría" anti gubernamental, una dudosa pero previsible
aritmética que intenta mostrar que el 60% que no votó al PT en la primera
vuelta son opositores netos. En los próximos días, los medios instalarán, con
seguridad, la idea de que el gobierno se convirtió en "minoría".
7) ¿Que va a hacer Dilma? Lo primero que hizo fue volver a
vincular su suerte política de la de su mentor y principal arma de campaña:
"Sin el presidente Lula yo no hubiera llegado hasta donde llegué" dijo,
taxativa. En un diálogo con la militancia que la escuchaba, respondió al
cantito de "el pueblo unido jamás será vencido", con "la lucha sigue, y si
ganamos, el pueblo unido no habrá sido vencido". Dilma admitió que no salió todo
como esperaba: "entendí el mensaje de las urnas. El principal mensaje que
recibí es que el pueblo brasileño desea más avances, más progresos. Quiere ver
una fuerza responsable de cambio". Prometió más seguridad social, más programas
de salud y educación, e incluso anunció una reforma política mediante un
plebiscito. Profundizó, así, el lema de su campaña: "Cambia más". Esa palabrita
parece ser el secreto de la elección y de la disputa que viene: qué significa
cambiar.