¿Gobiernos locales a cargo de la seguridad?
martes 22 de julio de 2014, 15:28h
La Provincia de Buenos Aires acaba de poner en marcha, por
decreto, una iniciativa para dotar a las localidades de más de 70.000
habitantes de una fuerza de seguridad de proximidad.
Apremiado por la presión de la ciudadanía, el Ejecutivo
provincial avanzó ante los bloqueos que impedían la consecución de una ley. Es
gravosa la inexistencia de consenso en esta materia.
Pero mucho más lo es la falta de reflexión sobre la
situación de los gobiernos locales con relación a la recepción de este nuevo
servicio a su cargo. Todo el tratamiento y los debates públicos en la materia
se han hecho con eje en la cuestión de la seguridad; sin embargo, no se trata
de la seguridad en abstracto, sino acerca de cuánto puede mejorar o no la
seguridad generando un cuerpo policial local, en qué medida el gobierno local
puede gestionar adecuadamente la seguridad y qué requisitos son necesarios para
que la iniciativa sea exitosa.
Los intendentes padecen el contacto cotidiano con las
víctimas del delito, son testigos apenados e impotentes de un sistema judicial
lento, son conscientes del deterioro del sistema penitenciario; pero ahogados
entre la impotencia y en la necesidad de mostrarse "activos" frente a sus
vecinos y electores, están dispuestos a "asumir riesgos", y por ello prefieren
y reclaman que les den instrumentos para poder actuar. Los intendentes deberían
saber que una vez puesta en marcha la iniciativa serán mas responsables, y ello
sin -en la mayoría de los casos- haber tenido una aproximación razonable al
tema.
No se ha pensado si esas municipalidades cuentan con las
capacidades necesarias para una buena gestión de la policía de proximidad.
¿Cuáles serán sus atributos relevantes? ¿O acaso puede que estemos
constituyendo un nuevo actor en la competencia por el territorio visto como
fuente de negocios? ¿Cómo se sostendrá su jerarquía como servicio público ante
las dificultades fiscales?
La seguridad como promesa esencial del Estado merece un
tratamiento menos improvisado; las policías de proximidad, en los lugares que
funcionan bien, son una respuesta sofisticada que se fundamenta en el mejor
conocimiento del entorno que puede tener un cuerpo de seguridad específico en
términos territoriales. Los aspectos territoriales del delito justifican la
existencia de policías locales; lo que no está justificado es avanzar, como se
hizo en los '90, en transferir funciones de un nivel de gobierno a otro sin
parámetros, sin entrenamientos, sin estructuras normativas ajustadas y, al
igual que entonces, sin un nivel de acuerdo político sólido.
Donde las experiencias han sido positivas no ha sido por
casualidad; se ha puesto mucho énfasis en la integración de los distintos
cuerpos de seguridad, en la convicción de que no es que la existencia de un
mayor número de ellos mejora el resultado, sino la eficiencia en la capacidad
de respuesta articulada, frente a un fenómeno complejo e irresoluble desde la
respuesta exclusivamente policial.
En la Provincia de Buenos Aires los municipios no pueden
sostener adecuadamente las funciones históricas y el deterioro va de la mano de
una crisis fiscal permanente.
¿Por qué un decreto y algunos recursos van a solucionar un
problema tan difícil? ¿O acaso lo que se propone no es una política sino
solamente un anuncio?