Del Bosque y la Roja, mal; la diosa fortuna, también
jueves 19 de junio de 2014, 07:00h
Tiempo habrá de analizar en frío las que parecen múltiples
causas del gatillazo español en este Mundial de Brasil, al que acudíamos tan
esperanzados, de nefasto recuerdo. De esta abdicación de La Roja y pérdida de
corona en paralelo a otros acontecimientos en nuestro país, de mucho mayor
calado que harán inolvidable el mes de junio en general y el 18-J en
particular, que es cuando oficialmente Don Juan Carlos dejó la corona
monárquica y La Roja la futbolera. No obstante, así, al caliente bote pronto y
con las entrañas aún doloridos por la doble humillación -hacía años que el
conjunto nacional no perdía dos encuentros oficiales de manera consecutiva-, ya
se pueden atisbar varias de estas causas, según lo que se vio en el campo y en
el banquillo. Porque La Roja no fue La Roja -nos referimos a la nuestra, que sí
lo fue y de qué manera la americana chilena- ni en planteamiento ni en juego ni
en poderío físico ni en actitud. No es que se acuse a los jugadores de falta de
entrega, pero sí de hambre, de esa ganuza que te lleva a pelear a tope por los
títulos y que desaparece cuando se coleccionan estos.
A ello hay que añadir los fallos individuales de hombres tan
seguros habitualmente como Ramos, Piqué, Xabi Alonso y Casillas, y que no
alcanzaran lo que se esperaba de ellos otros como Jordi Alba, Busquets y un decepcionante
Diego Cosa. Hasta el punto de que sólo el mago Iniesta se salvó de la quema y
se echó al equipo a sus espaldas en los dos funestos partidos, aunque sin
fortuna. Y también son como mínimo discutibles algunas decisiones de un
errático Del Bosque, que debió cambiar a medio equipo tras el petardazo ante
Holanda y sólo hizo dos variaciones, las de Pedro y Javi Martínez en detrimento
de Xavi y Piqué. Que debió contar más con un león hambriento como Koke -que
gran segundo tiempo ante Chile- y utilizar al máximo goleador español de la
historia, y absoluto del Mundial anterior, Villa, que no se entiende que
necesitando remontar a holandeses y chilenos no apareciera ni un minuto.
En fin que todo es opinable, incluso si debe hay fin de
ciclo, si los veteranos deben irse ya, si el propio míster debe marcharse y
criticable, si... Y tiempo habrá. Pero, sin olvidar tampoco los seis años de
felicidad y tres títulos consecutivos de La Roja -dos Eurocopas y un Mundial-,
el último apunte es para explicar otra causa. La diosa fortuna tampoco nos
acompañó y en un juego como este en el que tanto influye el azar, es
fundamental. Es evidente que Silva falló un clarísimo 2-0 ante Holanda que habría
cambiado nuestro destino, que Costa y Busquets, también ante Chile, que los
rebotes siempre iban a los contrarios y alguna otra cuestión nada baladí.
Pero tampoco hay que olvidar que en otras ocasiones -tandas
decisivas de penaltis incluidas- se puso de nuestra parte. Y si Chile nos
apuntilló, vaya una puntilla dialéctica: esas fabulosas primas que iban a
cobrar estos multimillonarios si avanzaban en las diversas fases del Mundial se
han esfumado y no podrán destinarlas en parte a los desfavorecidos de la
fortuna de la vida, a los comedores escolares de niños que lo necesitaban, como
se les había pedido en redes sociales. Claro que de haberlas cobrado, y Del
Bosque el doble, tampoco habrían ido a estos fines benéficos porque no hubo
intención de hacerlo. Ahí la diosa fortuna sí ha sido justa con estos
multimillonarios más o menos patriotas.