Instalado en el Obelisco
El "cartonero" del Papa, en huelga de hambre por los pobres de Buenos Aires
miércoles 28 de mayo de 2014, 18:17h
Apoyado en su amistad con Francisco, Sergio Sánchez,
conocido como el "cartonero" del papa, se ha unido a la huelga de
hambre que vecinos de los barrios marginales de Buenos Aires llevan a cabo
desde hace más de un mes para reclamar la urbanización de las zonas más pobres
de la capital.
Ya ha pasado 37 días desde que un grupo de ciudadanos
decidió acampar a los pies del emblemático Obelisco para forzar a las
autoridades a comprometerse definitivamente con los habitantes de las llamadas
"villas", las áreas de exclusión social que el arzobispo Jorge
Bergoglio visitaba con asiduidad.
"El papa siempre habló de inclusión, pero no solamente
de tener un trabajo, sino de los derechos que reivindica cualquier ser humano,
como una vivienda digna, poder dar estudios a sus hijos, contar con un colegio
y la salud, que es lo primordial", dijo Sánchez en una entrevista con Efe.
El representante de los cartoneros, las personas que se
ganan la vida recogiendo basura en las calles de la capital argentina, conoce
bien al papa Francisco porque participó en algunas de las homilías que Jorge
Mario Bergoglio realizaba en los lugares más deprimidos de la ciudad cuando era
arzobispo de Buenos Aires.
"Pero no vengo por ser amigo del papa, simplemente por
pelear el derecho propio", subraya Sánchez.
"Nuestra organización (el Movimiento de Trabajadores
Excluidos que él encabeza) trata de acercarse a toda la gente que no tiene voz.
Nosotros sí podemos pelear y mostrar que los cartoneros apoyamos a la gente de
las villas, porque nosotros salimos de ellas", explica.
Según datos del censo de 2010, más de 160.000 personas viven
hacinadas en villas en la capital argentina, que ocupan 260 hectáreas, pero la
cifra no deja de crecer.
"Lo que se está peleando es que esas zonas sean
legalizadas como barrios. La gente vive muy precariamente. Se está pidiendo lo
mínimo, por ejemplo que tengan una ambulancia. Hay gente que muere dentro, y
estamos hablando de la ciudad de Buenos Aires", subraya Sánchez.
Acceso a agua potable, instalación de una red de cloacas,
desagües fluviales, alumbrado público, mejoras en la recolección de residuos y
la pavimentación de las calles de sus barrios son las principales demandas,
englobadas bajo el pedido de "urbanización".
"Podemos aceptar que la calle sea todavía de tierra,
pero lo que se necesita es que tengan una salita o un hospital donde la gente
se pueda atender, porque nadie te saca de la villa, nadie puede entrar a
sacarte", señala el representante de los cartoneros que hace especial
hincapié en algo tan básico como "la salud".
Por eso "estamos aquí, para que el Gobierno de la
ciudad se acerque y podamos dialogar", remarca Sánchez.
"Se ha escuchado que nosotros con una carpa podemos
meter presión y no es así, simplemente tenemos una sola forma de lucha. Esto no
es una medida de presión, sino algo pacifista para que cada gente, cada
ciudadano que pase por acá vea que hay gente que existe y que son argentinos
también", reivindica.
Ante la falta de respuesta de las autoridades, "que
dicen que esta todo bien para iniciar la urbanización, pero nunca lo
hacen", el movimiento de cartoneros ha puesto en marcha otra estrategia.
"Nuestra organización está tratando de abrir las
puertas, nosotros peleamos mucho con el gobierno para que los cartoneros seamos
reconocidos en la ciudad y queremos ayudar a los compañeros que lo
necesitan", explica Sánchez.
Ante la huelga de hambre iniciada por los habitantes de los
barrios marginales, los recolectores de cartones han solicitado al actual
arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, la intermediación del padre
"Toto", uno de los conocidos como "curas villeros", como
puente "para transmitir nuestras necesidades de forma más directa".
"El enlace con Francisco ya existe, pero creemos que
con un cura el mensaje llegará mejor", indica Sánchez.
El cartonero está convencido de que ese mensaje llegará al
papa, "porque si bien no sabe nada de que yo estoy acá, esta es su lucha,
la de la inclusión social y de los que se merecen una vivienda y un trabajo
digno", dice.
"Creemos que en algún momento va a llegar una
comunicación directa con Francisco, pero eso es cosa de Dios, es él que lo
tiene que lograr", sostiene confiado Sánchez.