Una batalla necesaria: la disputa del valor simbólico
viernes 25 de abril de 2014, 23:53h
"Una
imagen, viste mas que mil palabras"
Esa
frase resume una de las batallas capitales que se libran en los procesos
históricos, que pugnan por instalar los nuevos paradigmas, esos que respondan a
las nuevas realidades, nuevos escenarios protagonizados por los pueblos. Esa
batalla cultural, que define los caminos a transitar en los tiempos futuros,
contiene en el espacio simbólico un imaginario, que a la postre, resultará en
dominante, ya que será el eje convocante, en la construcción de los nuevos
modelos sociales. De acuerdo a la ideología y doctrina vencedora en dicha
batalla, este modelo será vertebralmente materialista, de un capitalismo que a
los sumo abandonará la concentración financiera, para revestirse de pátinas
renanas de distribución social, en el modelo liberal o por lo contrario será un
modelo de construcción humano céntrico, donde el hombre sea el sujeto
prioritario y excluyente del proceso de acumulación y distribución económica,
en el modelo social solidario peronista.
Ninguno
de los capitalismos conocidos, el liberal anglo sajón, europeísta de matriz
occidental, ni el capitalismo de estado de conceptualización socialista y de
concreción burocrática, logró alcanzar al conjunto de los pueblos a los que
estuvo dirigido, con un esquema de Justicia Social y equidad distributiva, que
tuviese coherencia con sus principios iniciáticos, tanto liberales como marxistas.
Fueron los procesos llamados peyorativamente por los países dominantes,
"populistas", los que avanzaron por sobre las concepciones
dogmáticas, instaladas como verdades universales y apuntaladas por las
herramientas forjadas por los mismos centros de poder mundial, como los
organismos de crédito mal llamados "multilaterales", ya que responden
a mandos únicos de diseño imperial y colonizador. Estos procesos populares
emplearon políticas denominadas heterodoxas por "los dueños del saber",
pero que dieron respuestas a las necesidades del conjunto del pueblo.
Esos
mismos procesos populares, como el nuestro, el peronismo, generó espacio a una
nueva construcción del pensamiento, con categorías no incluídas por las
culturas dominantes, con ejes propios, nacionales, que responden a la
interpelación de la historia sobre el presente , demanda que determina una
pugna por el relato, por la palabra, que invade cada ámbito de la vida
nacional. Es que la construcción histórica, marcada por la impronta de los vencedores
portuarios, anglófilos y sumisos, sirvió de base para un desarrollo nacional
iniciático que desde la infraestructura a la educación, fue funcional a los
intereses económicos dominantes, provocando desde el saqueo expoliador de
nuestros recursos naturales, hasta la formación de profesionales, colonizados
en su pensamiento y práctica laboral.
De ahí
que cambiar el eje de la construcción del pensamiento, es marcar el comienzo de
un nuevo proceso de construcción social autonómico, que intente y pueda dar respuestas
a las necesidades de mediano y largo plazo de un plan estratégico nacional,
pero que contenga como ecuación principal en cada etapa, la prioridad de la
ampliación de los derechos sociales, razón de ser doctrinaria e ideológica del
peronismo, que sean esas medidas,emergentes de las nuevas situaciones y
escenarios que acompañen el marco de construcción de la situación nacional.
Un
proceso de recuperación identitaria que se viene realizando desde el 2003, con
marchas y contramarchas, errores y aciertos notables, recuperando soberanía y
capital productivo y social, que había sido entregado en la etapa neoliberal,
en donde se da la batalla cultural por el espacio simbólico, que define la
continuidad o no del camino iniciado, por la recuperación del estado como
articulador social, ordenador de las asimetrías generadas por el capitalismo
salvaje, instrumentado por décadas neoliberales y se produce defendiendo los
intereses de los sectores mas humildes y desprotegidos de la sociedad, creando
nuevos esquemas de seguridad social, construyendo modelos a futuro tanto
previsionales con garantías de sustentabilidad como sociales sobre el futuro
con el pueblo como protagonista, con las AUH, planes Progresar, Procrear,
Nacer, Trabajar entre otros, además de la red de leyes laborales, que creando
trabajo genuino, imponen además de salarios, dignidad a los trabajadores con
absoluto respeto a los valores de vida que decimos defender.
Ese
estado está hoy en discusión por quienes quieren volver a instalar la idea del
mercado como único ordenador, con un estado mínimo, que no desarrollarán, ni
expresarán en sus contenidos, pero lo manifiestan con frases que no pasan
desapercibidas: "achicar el déficit fiscal", "disminuir el gasto
público", "flexibilizar las leyes laborales", "integrarnos
al mundo", "abrir la economía a las importaciones",
"terminar con el prebendarismo y los planes sociales","cerrar (
claudicando soberanía)los conflictos externos", " eliminar las
retenciones", "poner las FFAA en la lucha contra el narcotráfico",
"sancionar el conflicto social que invade el espacio público",
"mano dura", "tolerancia cero". Todos términos repetidos
hasta el cansancio por quienes, que
cuando gobernaron, ocultaron bajo la alfombra mediática cómplice los
muertos, los desamparados sociales, los marginados, los excluídos expulsados,
las represiones, la violencia estatal, la corrupción de los "grandes
números" como el endeudamiento externo e interno, los saqueos de las AFJP,
la estatización de las deudas privadas, la condonación de las deudas (estafas y
evasiones) al fisco, entre otras tantas corrupciones, la mayoría de las cuales,
por complacencia de la justicia, fueron prescriptas, por el tiempo transcurrido
y dejadas caer, pagando el conjunto de los argentinos décadas de infamia.
Esta
batalla, que se da en este tiempo, requiere una estrategia comunicacional, que
no esté direccionada por la agenda del enemigo, que no responda a la cuota
perversa cotidiana de una táctica destituyente, sino que instale aquellos temas
que apuntalen los objetivos propuestos, demoliendo, por contradicción, aquellos
argumentos falaces, mentiras, ocultamientos y distorsiones, deconstruyendo el discurso liberal, que
pretenden crear caos donde no lo hay, intolerancia donde existe convivencia,
racismo cuando siempre fuimos un país de brazos abiertos, constitucionalmente
previsto, corrupción como si fuese patrimonio actual, pidiendo consenso y
tregua cuando se avanza sobre intereses concentrados hegemónicos, planteando
como persecusión el cumplimiento de obligaciones fiscales, consignando como
revancha a los juicios por la memoria, la verdad y la justicia, reclamando
ahora derechos que nunca defendieron, al atacar la política de DDHH de esta
etapa, orgullo en el mundo entero por su respeto a la Justicia, a la defensa, a
la verdad, que el gobierno argentino asumió con valentía y dignidad nacional,
como no hizo ningún otro país del mundo.
Se
quieren presentar como víctimas quienes son y fueron victimarios de las
mayorías populares. Quieren hacer aparecer al peronismo como violento, cuando
siempre fuimos los perseguidos, asesinados y desaparecidos en los genocidios
conocidos desde 1955 en adelante, cuando fueron capaces de vejar el cadáver de
Evita, cortar las manos de Perón, desaparecer a Felipe Vallese, fusilar a sus
camaradas de armas que pedían ¡elecciones!, movilizar militarmente a
trabajadores argentinos en el Plan Conintes, masacrar generaciones para
preservar sus negocios, monitoreados por la Doctrina de seguridad nacional de
EEUU, luego saqueados por el Plan Brady y las privatizaciones, en el marco del
Consenso de Washington de democracia limitada, entregando el esfuerzo de
trabajo y sacrificio de generaciones de argentinos, llevándonos a la diáspora
social indigna al que el pueblo dijo "basta" en el 2001. El pueblo
peronista lucha contra ese esquema de traición nacional, quien lo avale mal
puede llamarse peronista o militante del campo nacional y popular.
Esta
lucha por el valor símbólico es muy clara para el enemigo, casi estratégica en
su esquema de dominación social y económica, debemos preguntarnos si lo es para
nosotros, quienes aspiramos a consolidar el camino, ampliar las bases de
representatividad del movimiento nacional, reafirmando en lo doctrinario,
ideológico y político el rol protagónico del peronismo, como producto cultural
de la identidad nacional, que irrumpe en el escenario del pensamiento,
cuestionando los parámetros establecidos por las escuelas eurocentristas
(algunos de los llamados "progresistas que descreen de los procesos nacionales),
que contienen categorías de otras latitudes, generalmente de los países
centrales, que son prioridades ajenas, circunstancias diferentes, tiempos
históricos e idiosincrasias alejadas de las necesidades nacionales.
El
nuevo espacio Latinoamericano con UNASUR y CELAC, define como pocas veces en la
historia americana, la irrupción protagónica de los pueblos en la construcción
de su destino, definiendo una Patria Grande, soñada por los padres fundadores y
comenzada a construir 200 años después, con luchas populares, derrotas y
victorias que marcaron conciencia, crearon identidad, con operaciones de
inteligencia imperiales destinadas a la fragmentación del espacio común,
cipayos propios, nuestros, colonizados en su pensamiento o en sus intereses,
coaptados los medios hegemónicos de comunicación de esta etapa, verdaderas
armas de destrucción masiva del imaginario social, asociados a los diseños que
intentan imponer los centros de poder mundial, hoy en crisis y decadencia de
los valores que decían defender desde "su occidente cristiano".
Hasta
el Estado de Bienestar, herramienta paliativa social de las pos guerras
mundiales, debió ser enterrado por la lógica capitalista financiera de estos
tiempos, que privilegió los bancos por sobre los seres humanos, que colonizó
aun mas, endeudando a los países en crisis, colocándolos en posición de
dominados económica y políticamente aunque con la ilusión de integrados
globalmente, situación que pretende trasladar la crisis de los países centrales
a nuestro países latinoamericanos como lo hicieron históricamente, en otros
contextos de políticas genuflexas, que para ello, para penetrarnos
culturalmente, contratan personajes, compatriotas nuestros, prestos a ser
galardonados en el exterior aunque sean repudiados en nuestro país, como los
argentinos que se "subieron a los barcos ingleses y franceses, con la
excusa de combatir a Rosas", como aquellos que convocaron las tropas
lusitanas a la batalla de Caseros; otros que prefirieron entregar a los
ingleses la Banda Oriental constituyendo un estado a sus fines, Uruguay, antes
que construir la Confederación Nacional que impulsaba Artigas declarándolo
traidor a la Patria por su propuesta; los mismos que despreciaron al Juana
Azurduy cuando pedía ayuda a Belgrano desde Cochabamba, que dejaron caer el
Alto Perú, por sólo defender los intereses del Puerto de Buenos Aires, como hoy
defienden la macro economía frente a las
necesidades sociales y su urgente respuesta solidaria.
Así es
la historia, una eterna pugna, que quienes llaman al consenso sólo atinan con
ello a conservar privilegios, postergar derechos de "otros"( teoría
del derrame), obtener mayores beneficios a cualquier costa, incluso del destino
del propio país(relaciones carnales). No tienen problemas de vivir en otros lares,
argentinos que quieren seguir sintiéndose europeos aunque les digan
"sudaca", ni que los yanquis los desprecien por "latinos",
pero engordan sus pechos porque les dejan transitar las alfombras del poder,
sin darse cuenta que siempre serán invitados indeseables en una fiesta que no
le es propia, convocados por el solo hecho de la sumisión, expresada en
negocios espúreos de entrega del patrimonio nacional.
Hemos
vivido una etapa que no pensábamos transitar los otoñales de esta hora,
fortalecerla con aportes del pensamiento es una tarea militante, que consolide
los avanzado dándole contenido doctrinario, apuntale el camino fijando los ejes
políticos, recree el pensamiento peronista de la hora actual, ideologicamente
desde la perspectiva histórica pero con planteo estratégico, pensando y
desarrollando el modelo solidario del siglo XXl a la luz de los valores
permanentes de nuestro pueblo, apuntalando los valores simbólicos que hicieron
posible que un movimiento popular, nacional, revolucionario y
latinoamericanista fuese gobierno o factor de poder durante casi 70 años, hecho
inédito en la historia contemporánea, que pudo lograr regresar a su líder por
medio de la democracia después de 18 años de destierro y proscripción, que
logró reponerse del genocidio de la dictadura militar, de la derrota electoral
del 83, de la traición doctrinaria y política de los 90 realizada en nombre
nuestro, del genocidio de la mayor ingeniería social del siglo XX, que desplazó
mas de 15 millones de argentinos a las banquinas mismas de la historia sólo
comparable al que sucedió en las guerras mundiales y recuperar la memoria
colectiva desde el 2003.
Pudimos
superarlo poniendo la fuerza que sólo da el pueblo, cuando es convocado a
nuevas utopías, esperanzas, realizaciones sociales y determinaciones soberanas
en un camino de construcción de un marco solidario de estado social y
productivo, como lo quisieron quienes lavaron sus patas en las fuentes de Plaza
de Mayo en ese 1945 glorioso, donde el pueblo se puso de pié, como hoy, a
construir la historia.
Jorge
Rachid
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
CABA,
25 de abril de 2014