De la guerra (y la política)
martes 08 de abril de 2014, 12:45h
A un lustro de la muerte del presidente Raúl Alfonsín, sus
ideales siguen más vigentes que nunca. La economía en precario equilibrio. Los
malabares de las provincias en un año duro. El lanzamiento del Frente Amplio
Unen.
Karl von Clausewitz definió a la guerra como la continuación
de la política por otros medios. Tal vez enrolada en este pensamiento, la
dictadura militar decidió en 1982 que la mejor estrategia era la
"profundización" del reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, a través de
las armas. Algo lógico si se inscribe a estos personajes - más o menos célebres
- en el arte de la guerra, no de la política, del mero poder, y no de la
democracia.
La crisis ucraniana, a raíz de la anexión de una parte de
ella (Crimea) a la Federación Rusa, es tributaria del más puro pensamiento
militarista, antidemocrático y oportunista que pone en riesgo el delicado
equilibrio sobre el que se asienta la paz en esa región.
En un sentido opuesto, el gobierno de Raúl Alfonsín dio
preeminencia a la política como el arte de resolver los conflictos de intereses
a través de la deliberación, en un país que venía de dirimirlos con las armas
desde hacía diez años, al ordenar el enjuiciamiento de las juntas militares y
resolviendo por la vía de la negociación los litigios limítrofes con Chile,
llegando incluso al referendo popular para doblegar la cerrazón del peronismo.
En ese contexto se produjeron dos fenómenos. Uno externo: la
recuperación del prestigio internacional de la Argentina, con la decisión de
regresar a la Asamblea General de las Naciones Unidas en donde se obtuvo el
respaldo casi unánime de la comunidad internacional para que se cumpliese con
el mandato de la resolución 2065/65, que dejaba totalmente aislado al Reino
Unido, en lo que refiere al reclamo de soberanía sobre las Malvinas. Otro
interno: la comprobación de que la democracia se asentaba sobre una justicia
efectiva para preservar los derechos humanos. Así, el respeto por el Estado de
derecho alejó la posibilidad de que la venganza personal se desplegara, tal
como sucediera luego de la Segunda Guerra Mundial en varios de los países
europeos ocupados por los nazis y sus colaboradores.
Del mismo modo en que las relaciones internacionales de
nuestro país siguen un derrotero errático y contradictorio, las decisiones y el
ejemplo de los gobernantes hacia adentro de la sociedad han provocado la
agudización de comportamientos anómicos.
Hacia afuera, la decisión de aplicar el principio de la
integridad territorial o el principio de la autodeterminación de los pueblos,
según convenga, o apoyar regímenes y líderes de dudosa reputación democrática,
deja mal parada la reputación Argentina. Hacia adentro, el mutismo por los
saqueos y las muertes de diciembre pasado y la reducción de los problemas de la
inseguridad al fenómeno de exclusión social, dan una pobre imagen del gobierno.
¿Acaso la "década ganada" no fue un éxito inclusivo? La tesis que la
presidente-madre, esbozara en su última cadena nacional, parece contrariarla in
toto.
A cinco años de su fallecimiento es importante resaltar que
muchas de las políticas, valores y estrategias del presidente Raúl Alfonsín son
un legado de gran actualidad y todavía marcan un norte para alcanzar una
democracia de mejor calidad. Pero esa democracia no está fundada en el carisma
del líder, ni en la prebenda del demagogo, sino en el camino más difícil del
respeto a las normas y la construcción de ciudadanía.
Más déficit, más inflación, más devaluación: menos salario.
A una semana de la presentación del dato de crecimiento para
el año 2013 con la nueva base 2014, se supo que el déficit de febrero fue de
algo más de 7000 millones de pesos, esto es el resultado de un gasto que creció
un 41 entre febrero de ambos año, es decir más que la inflación de 2013.
El primer dato - PBI del 3 por ciento para todo el año
pasado - derribó las esperanzas de los bonistas que vieron desactivado el
detonador del 3,22 por ciento necesario para el pago del cupón en 2014,
generando un derrumbe de los precios de estos títulos, ya que muchos tenedores
de los mismos interpretaron rápidamente que no habría un desembolso en 2014 por
este concepto. La forma del nuevo cálculo, tan misteriosa como el del nuevo
IPC, será "revelada" la última quincena de abril. Esto despierta, a su vez, las
sospechas sobre el "dibujo" de Guillermo Moreno y su patota en el Indec, de los
números de crecimiento de los años anteriores, como así también la grave
"sobreestimación" de 8000 millones de dólares en exportaciones de 2013.
Con una inflación esperada en torno al 3 por ciento para el
mes de marzo, el salario perderá una buena parte de su poder adquisitivo. Por
otro lado, superada la pauta que el gobierno había estimado en el 25 por
ciento, el dólar a 8 pesos no podrá seguir, menos aún si el ritmo inflacionario
se mantiene constante. Este ciclo vicioso de desajuste es producto de medidas
aisladas de ajuste fiscal y política de ingresos, en vez de aplicar una
estrategia global contra la inflación.
En este marco, la reducción de subsidios no resolverá el
problema fiscal, aunque hará mella en los bolsillos castigados de los usuarios
que pierdan el beneficio. Y si bien la posibilidad de volver a los mercados es
una salida al ahogo, sería un muy mal negocio tomar deuda para tapar agujeros
de ese calibre.
Con este escenario, el 2014 deparará un descenso de la
actividad económica y del consumo - de hecho hoy los depósitos crecen más que
los créditos - con una más que probable reducción del empleo.
El aumento de las tasas de interés - para frenar el
circulante y su "pase" al dólar - contrajo el financiamiento a empresas y
particulares y abrió la mesa de la especulación financiera. En marzo, según
datos oficiales, los bancos captaron unos 12000 millones de pesos, una cifra
impensada para esta época del año; y 8500 millones de cuentas a la vista.
Negar la inflación no ha hecho más que agravar sus efectos y
prolongar el deterioro que causa. Aquí, nuevamente recordamos que en su
exposición ante estudiantes de Harvard, la presidenta afirmó que "un país con
más del 25 por ciento de inflación estallaría por los aires". La Argentina
parece ser más resistente que esa presunción.
Provincias en rojo
En el último mes se verificaron fuertes discrecionalidades
en las transferencias automáticas que, si bien revisten ese carácter, se han
diferido en el tiempo, según el receptor. Pero ahora no sólo la voluntad
política rige esos favores, sino el comienzo de las dificultades para realizar
esas transferencias. En Estados provinciales que dependen de la coparticipación
para sostener el empleo público, aumentos del 30 por ciento, como el alcanzado
por los docentes de Buenos Aires, serán exigidos por los estatales
provinciales, empeorando una situación fiscal que ya es precaria.
El "veranito" de un dólar algo más competitivo pasará
pronto, por lo expuesto más arriba. Ya se registra el cierre de una
ensambladora de cosechadoras en Entre Ríos y la industria automotriz radicada
en Córdoba suspende personal y adelanta vacaciones. Es decir que las provincias
tienen panoramas más que complejos de cara a un año electoral.
Lo que antes el matrimonio Kirchner controlaba a fuerza de
billetera, ahora lo hará regulando la escasez. La pregunta es ¿qué margen de
maniobra tendrá frente a gobernadores peronistas con futuro político?
Ernesto Sanz, arquitecto del Frente Amplio Unen
El próximo martes 22 de abril hará su presentación en
sociedad, en el Teatro Broadway, del Frente Amplio Unen, integrado por la Unión
Cívica Radical, el Frente Amplio Progresista, la Coalición Cívica y Proyecto
Sur.
Esta fuerza presentará su plataforma y luego sus candidatos
que dirimirán en internas abiertas - tal como lo hiciera Unen en la Ciudad de
Buenos Aires - la fórmula para las elecciones presidenciales y legislativas del
año que viene. Allí se anotarán Ernesto Sanz, Julio Cobos por la UCR y Hermes
Binner por el FAP, aunque no se descarta que integrantes de UNEN como la
diputada por ese espacio Elisa Carrió, y el senador Fernando Solanas, también
lo hagan.
El presidente de la UCR, Ernesto Sanz evaluó que "lo que se
termina en 2015 es la etapa del péndulo, en la que el menemismo nos llevó al
extremo de creer que el mercado iba a resolver todo y el kirchnerismo nos llevó
a creer que el Estado iba a resolver todo. Ni lo uno ni lo otro resuelve todos
los problemas".
Cabría agregar que ese péndulo vuelve a la carga con Sergio
Massa y Daniel Scioli como exponentes de un peronismo que se recicla en el
poder, pero que carecen de las respuestas a los problemas cotidianos y a uno
central: construir una democracia de calidad y un Estado acorde al siglo XXI.