El Club de París y el Desarrollo Nacional
martes 01 de abril de 2014, 18:24h
Los países miembros del Club de Paris invitaron a Argentina
a comenzar formalmente las negociaciones para resolver la disputa en torno a la
deuda, a fines del mes de mayo.
Esto implica cerrar el proceso de normalización que inició
Néstor Kirchner en el año 2003 de la deuda declarada en default, durante la
crisis del 2001. Hoy, la única porción remanente (no regularizada) es la deuda
con el Club de Paris y la deuda que no entró al canje, una parte de la cual
está en disputa judicial en la Corte Federal de Nueva York.
El Club de Paris reúne a un conjunto de organismos oficiales
de crédito de los países desarrollados, y una regularización de la misma
implica una mejora considerable en la relación con esos países.
Además, tener esta situación resuelta implica tener más
opciones tecnológicas a la hora de decidir inversiones (YPF, trenes, centrales
eléctricas, telefonía, etc.) y de financiar las mismas a largo plazo y bajo
costo.
Por otra parte, los organismos oficiales que conforman el
Club de Paris son agencias de crédito que garantizan operaciones privadas.
Todas las operaciones entre privados (comerciales o financieras) que superen
ciertos plazos requieren de garantías que no se cubren en los mercados
reaseguradores. Las entidades públicas de los países miembros del Club de Paris
cubren los riesgos políticos y los plazos largos. Estas garantías bajan los
costos y hacen viables las operaciones. Por este motivo, las empresas argentinas
se verán beneficiadas con la reapertura de créditos internacionales, ya que de
esta forma podrán acceder también a líneas de crédito de largo plazo y bajo
costo.
Estas son las ventajas evidentes de la resolución definitiva
de esta controversia. Sin embargo, también debemos señalar los riesgos que
conlleva o mejor dicho los efectos negativos no deseados de los cuales el país
debe estar preparado. Los países industrializados hoy compiten a nivel mundial
no sólo mediante menores costos de producción o economías más competitivas,
sino también a los esquemas de financiamiento que ofrecen sus economías, muy
líquidas y con pocas opciones de inversión rentables.
Esto es, los productos y servicios alemanes, españoles o
italianos no siempre son los que tienen la mejor relación calidad/precio, pero
los productores y proveedores de estos productos y servicios tienen la enorme
ventaja de poder acceder a determinados mercados gracias a un financiamiento de
largo plazo y a tasas muy bajas, mientras que empresas de otros países no
tienen el mismo tratamiento. Este "dumping financiero" no está reglamentado por
la Organización Mundial de Comercio, pero es claramente una herramienta de
transferencias de recursos efectiva, de la periferia al centro, como en otra
época eran las economías coloniales, o los términos de intercambio desigual.
Hoy, al igual que los últimos 200 años de historia, el
capitalismo internacional no es neutro, juega siempre a favor de los grandes
bancos, las grandes empresas y los Estados de los países industrializados, y la
herramienta principal que utiliza hoy es el capital financiero.
El desafío es entonces encontrar los mecanismos para, una
vez resuelta la controversia respecto al Club de Paris, el país y las empresas
argentinas puedan beneficiarse de este nuevo contexto, y no se vean
perjudicadas por una competencia desleal por parte de empresas de los países
desarrollados con un capitalismo financiero excesivamente desarrollado.
Roberto Arias
Instituto Gestar