La escasez vista por una chavista
Por
José Méndez La Fuente
martes 21 de enero de 2014, 10:33h
Desde hace ya
varios días, las popularmente conocidas
"canillas" desaparecieron de los anaqueles de las panaderías y el pan
entró también en la ya no tan selecta lista de alimentos y artículos de primera necesidad, que los
venezolanos debemos perseguir a diario.
Mientras que en el resto de los países
de Centro y Suramérica, por no
mencionar ninguno de los que traspasan nuestro perímetro geográfico, aunque
haya pobreza, no hay escasez, en
Venezuela, donde el gobierno se jacta de haber bajado los índices de pobreza de
la población significativamente, la escasez de productos para la vida diaria
que anteriormente eran comunes en cualquier
supermercado de la esquina, nos empobrece a todos por igual.
El gobierno ha
recurrido, en pleno siglo XXI, a la
vieja estrategia comunista de echarle la
culpa a la burguesía interna y al
imperialismo extranjero, no obstante que ya no estamos en los albores del siglo
XX y la Unión Soviética sucumbió al "capitalismo salvaje", hace ya rato, para justificar las privaciones
alimentarias que muchos venezolanos vienen sufriendo desde el año pasado. De modo que si no se
consigue leche o azúcar, por ejemplo, es
simplemente porqué las empresas productoras
disminuyeron su producción o la tienen escondida para crear una situación que tumbe al
gobierno. Como guerra económica, define el gobierno lo que sucede. El problema es que ya
tenemos supuestamente quince años oyendo
la misma historia de una oposición golpista que lo único que hace es conspirar y
conspirar.
La oposición
alega por su parte, que la falta de divisas, que es otra de las insuficiencias que afecta
a todos, bien sea para viajar como para comprar insumos afuera, limita
la producción de muchos de los renglones
que conforman la dieta básica del
venezolano, por lo que el tema
termina diluido en la historia sin fin de que el gobierno si da las divisas pero hay muchas empresas que engañan a
CADIVI; lo que lleva a tomar más restricciones e incluso a cambiar
el ente regulador o de control cambiario
por otro similar, sin que el problema de fondo se solucione.
Lo normal es que
en cualquier parte del mundo, en un país común y corriente, los ciudadanos, o
sea, eso que aquí solemos llamar pueblo, estén acostumbrados a obtener del
Estado servicios públicos eficientes,
luz, agua, transporte, seguridad
social, orden, autoridad, entre otras cosas, y por supuesto, abundancia
de comida en los estantes, papel higiénico y papel para
los periódicos. Es la política del "hay
de todo", sean los gobernantes de turno de izquierda o de derecha. En
nuestro país, es al revés. Aquí se
aplica la política del "no hay"; no hay luz, no
hay seguridad, no hay harina, no hay dólares, no hay pasajes aéreos, no
hay carros, no hay esto o aquello. Y aunque parezca mentira, el gobierno tiene
seguidores y gana elecciones. Sin embargo, aún existen personas, incluso en el chavismo, que pueden llamar a
las cosas por su nombre.
Conversaba en
días pasados con una señora chavista de pura cepa, es decir, de esas que eran fieles seguidoras de Chávez desde siempre y que cuando hoy en día les preguntas por el presidente
Maduro, miran de reojo y te contestan
con una sonrisa, "sigo la línea del
comandante Chávez". Pues
bien, tocando el asunto de la escasez, me decía esa
persona, contestando algunas de mis
preguntas, que sí, que efectivamente la
oposición siempre ha estado ahí
haciéndole la vida imposible al gobierno, que no es nada nuevo, que ya eso ocurría con Chávez; pero advertía una
diferencia, que no dejó de sorprenderme; cuando Chávez gobernaba él no dejaba que llegáramos a esta situación
de escasez en los supermercados, porque Chávez
importaba alimentos de Brasil, de Colombia, de Argentina etc., mientras
que Maduro si lo hace.
Lo que me llamó
la atención, fue la manera con que la
señora resumió el problema y lo redujo a
una solución que es la misma que en cualquier parte del mundo un ciudadano
cualquiera hubiera dado. El gobierno existe y solo tiene sentido para
satisfacer las necesidades de la población. Un gobierno responsable,
identificado con aquel objetivo no puede
permitir que haya anaqueles vacíos en
los abastos y supermercados. Salvo, claro está, que la finalidad sea otra.
xlmlf1@gmail.com