Metallica se dio el lujo de tocar en la Antártida
lunes 09 de diciembre de 2013, 17:46h
Inolvidable
recital de la banda heavy metal
Metallica,
una de las más reconocidas bandas de heavy metal del mundo, ofreció un concierto
bajo cero, en los hielos de la Antártida, ante poco más de un centenar de
asistentes que escucharon al grupo mediante auriculares para evitar un impacto
medioambiental.
"Gracias
por acompañarnos en el concierto más memorable de Metallica", lanzó James
Hetfield, el cantante de la banda, nada más arrancar esta singular actuación,
en el helipuerto de la base argentina Carlini.
En el
interior de un domo (carpa) transparente, de doce metros de diámetro y seis de
altura, con la belleza de las intensas aguas azules de la Caleta Porter y la
blancura del glaciar Fourcade como telón de fondo, Metallica descargó la
potencia del sonido heavy metal pero, sin amplificadores, sólo fue perceptible
a través de auriculares.
"Este
concierto estará en los libros de Historia algún día", lanzó Hetfield,
rodeado, literalmente, de un público tan inusual como la propia actuación,
compuesto por un puñado de admiradores, científicos de los lugares más dispares
destinados a las bases próximas a Carlini, organizadores y un reducido grupo de
periodistas.
Durante
una hora, Metallica desgranó algunos de sus más notables éxitos, como
"Creep creeping death", "Sad bat true",
"Blackened" y "Nothing else matters", todo un himno para
los fans de la banda californiana, que ha vendido más de 100 millones de discos
en sus treinta años de trayectoria.
En el
domo, toda la fuerza de Metallica a través de los auriculares y, apenas
perceptible, el ritmo amortiguado de la batería de Lars Ulrich y los gritos de
los fans sin los cascos mientras, a pocos metros, un grupo de skuas -aves
autóctonas de la Antártida- dormitaban en una charca y un puñado de pingüinos y
elefantes marinos descansaban indiferentes a la insólita convocatoria.
Un
concierto precedido de más de un año de intenso trabajo y de un meticuloso
protocolo sobre impacto medioambiental supervisado por la Dirección Nacional
Antártica (DNA) argentina que ha implicado el uso de auriculares y la cuidadosa
instalación de más de 25 toneladas de equipos, incluidas placas solares, para
evitar cualquier tipo de impacto en el entorno.
"Ha
sido una experiencia única, la he disfrutado muchísimo", explicaba poco
después del concierto Kirk Hammett, guitarra de la banda, para quien el uso de
auriculares entre el público no supuso problema alguno dado que los músicos
utilizaron el sistema habitual para comunicarse con sus propios audífonos.
Tampoco
el frío -que llegó a alcanzar los dos grados bajo cero- afectó al grupo porque
dentro de la carpa la temperatura fue "totalmente normal" y el clima
con el público "muy cálido", agregó.
La
presencia de Metallica en Carlini alteró, por un día, la actividad de las bases
cercanas y convocó a científicos de Uruguay, Chile, Polonia, Corea del Sur,
Rusia, Brasil y Alemania, que se mezclaron con los 19 admiradores de la banda
seleccionados en cinco países latinoamericanos para asistir al concierto en la
Antártida.
"Me
parece que estuve en otro mundo. Esto no se repite nunca más en la vida",
repetía emocionado el joven chileno Roberto Peñafoundes, uno de los ganadores
del concurso organizado por "Música Zero".
"Hemos
entrado a formar parte de la historia de Metallica, estamos en el único
concierto de la banda en la Antártida, es increíble" apuntaba el argentino
Sergio Maldonado.
"Extraño
pero buenísimo. Espectacular. Se tomaron todas las providencias para cuidar el
medio ambiente y se hizo un concierto de excelencia", opinaba por su parte
Guido Fernández, oficial de la base chilena Frei.
"Es
bueno hacer foco en la Antártida para proteger un patrimonio de la humanidad,
un lugar de paz y ciencia, donde no importan banderas", agregaba Fanny
Vieria, doctora en la base uruguaya.
Superado
el desafío antártico, Metallica piensa ya en un nuevo disco para el próximo año
y en otro reto.
"Nos
encantaría hacerlo otra vez", bromea Hammett, que no descarta volver a
tocar entre los hielos, aunque bien podría ser, aventura, en un lugar como
Groenlandia.