lunes 18 de noviembre de 2013, 14:09h
Las especulaciones económicas giran, estos días, en torno a
qué medidas tomará el gobierno para frenar la caída de las reservas de dólares
del Banco Central que, a este ritmo, podrían llegar a un nivel crítico, hacia
finales del actual mandato presidencial.
Definido nivel crítico, como aquél en dónde resulta
imposible administrar el precio del dólar oficial, con todo lo que ello implica
en materia de estabilidad de precios y orden macroeconómico.
De hecho, el gobierno ya viene tomando medidas para moderar
dicha pérdida de reservas o para compensarla.
Mayores restricciones "formales" a las importaciones. La
"negociación" con empresas exportadoras para que adelanten financiamiento en
dólares. El intento de suavizar el aislamiento internacional, para intentar
acceder a créditos externos de organismos internacionales y del mercado.
Acuerdos con Bancos Centrales para renovar o extender créditos de corto plazo.
Una aceleración de la tasa de devaluación para evitar un mayor "abaratamiento
relativo" del dólar oficial, etc.
Se esperan, a su vez, eventuales medidas adicionales
vinculadas con más tipos de cambio diferenciales para ciertas compras o ventas,
y/o restricciones crecientes para diversas importaciones.
Sin embargo, todas estas medidas tienen obvias limitaciones.
Mayores restricciones a las importaciones, afectan el nivel
de actividad, de por sí, estancada
-insisto, en niveles altos, pero estancada al fin-.
Desdoblamientos de mercado, aceleración de la devaluación,
etc. encarecen los precios de los bienes exportables e importados -en la
proporción en que ese "nuevo" precio del dólar no esté ya incorporado a los
precios actuales-.
Mayor endeudamiento para financiar el déficit fiscal en
pesos, mejora las reservas, pero no cambia la relación crítica entre pesos y
reservas.
En lugar de emitir para financiar el déficit, habría que
emitir para transformar los dólares en pesos y atender el gasto público, de
manera que, dicha relación pesos/reservas no cambia.
Y usar el nuevo endeudamiento para pagar compromisos en
dólares, evita una mayor caída de las reservas por dichos pagos, pero no las
incrementa.
¿Y entonces?. Entonces, el problema está en las "causas".
Detrás de la caída de las reservas y del aumento del precio
del dólar blue, está la decisión de la gente y de las empresas de protegerse de
un cambio de precios relativos, a favor del dólar y en contra del peso.
En otras palabras, dado que el dólar es percibido hoy como
"barato", mientras esa percepción continúe, la decisión de "dolarizar" consumos
y ahorros, seguirá.
Como consumidores, nos apuramos en consumir productos o
servicios que, por su vinculación con el precio del dólar, estarán más caros en
el futuro. (Como adelantar la compra de subtepass, sabiendo que el precio del
viaje en subte se iba a incrementar un 40%).
Como ahorristas, en la medida que la tasa de interés o la
evolución de los precios de los activos financieros denominados en pesos, no
respondan a la expectativa de evolución del precio del dólar en el mercado
informal, también preferimos ahorrar en dólares.
Ahora bien, ¿De dónde surge la percepción de "barato" o
"caro" para el dólar oficial?. ¿O la expectativa de que la evolución del precio
del dólar blue puede ser superior a la tasa de interés de un plazo fijo en
pesos?.
Respecto del dólar oficial, la percepción de que el dólar
está barato la genera el propio gobierno. ¿Por qué, si no, devaluó este mes a
un ritmo bien superior a la tasa de inflación?.
Respecto del precio del dólar blue. Otra vez, depende de la
percepción que se tenga de la capacidad del Banco Central de mantener una
relación entre pesos y reservas que le permita evitar un descontrol
macroeconómico.
Pero ello no sólo es función de los dólares que retenga el Banco Central, si no que también es
función de los pesos que emita. (Recuerde que estamos hablando de una relación
entre pesos y dólares).
Y allí entra en escena el tema clave. El creciente déficit
fiscal.
Mayor déficit fiscal, implica más pesos, ya sea si se emite
directamente, ya sea si se traen dólares y se los vende al Banco Central para
obtener los pesos.
En el primer caso, la relación pesos/reservas empeora, en el
segundo, no cambia. En ninguno de los dos casos mejora.
Por lo tanto, si no se ataca el déficit no hay solución de
corto plazo posible.
Mientras sigan "sobrando" pesos, seguirán faltando dólares