Tomy busca leche y el síndrome de Fidel
Por
José Méndez La Fuente
lunes 21 de octubre de 2013, 10:49h
Después de
ejercer por catorce años la
presidencia de Venezuela y haber amenazado con
seguir gobernado hasta el año 2021, fecha que en una de sus últimas
alocuciones corrió hasta el 2031, muchos venezolanos han vivido durante años
con el "síndrome de Fidel" en sus cuerpos, es decir, con la sensación de que el régimen
chavista-socialista pudiera perdurar por mucho tiempo, al igual
que ocurre en Cuba desde hace más de medio siglo. Todo ello, producto de
ese fuerte e incontrolable deseo de permanencia en el poder que corroe al
hombre fuerte de la isla caribeña y que ha motivado a otros gobernantes de
nuestro hemisferio a querer hacer lo
mismo, incluso tratando de dejar una dinastía.
Síndrome aquel que
no desaparece con la desaparición física del líder o su aparente debilitamiento
por enfermedad, sobretodo, si su poder
está consolidado y hay allegados a su alrededor que pueden
fungir de sucesores y sostenedores
del sistema.
Un ejemplo de
dicho síndrome, lo vi en días pasado, reflejado en una señora de mediana edad
que estaba pagando su compra en una tienda de abalorios. La señora mantenía con
una de las dependientes, una animada charla de la cual se desprendía que era
una antigua cliente del sitio. En uno de esos momentos de familiaridad que alentaban
la conversación, escuché como la cajera le preguntó por su nieto Tomy, quien no
la acompañaba como, al parecer, era usual. La señora le respondió amablemente,
con la sinceridad que la sonrisa del recuerdo de alguien a quien se quiere
mucho, hace aflorar espontáneamente: "lo llevé a su casa porque
mi hija lo estaba esperando para llevarlo a la fiestecita de cumpleaños de un
vecinito"; "primero estuvo conmigo toda la mañana; me acompañó al supermercado
a buscar leche, pero no conseguí de la
pasteurizada, ni de la de larga duración, ni en polvo, ni tampoco condensada",
"la situación está terrible", añadió la señora después de una pausa, para luego
continuar: " le expliqué a mi nieto que eso era culpa de Maduro y que nunca
fuera a votar por él; no vayas a votar por Maduro cuando crezcas, le dije ".
Me quedé
pensativo, mientras vagaban en mi cabeza algunas ideas sobre la leche y el
desabastecimiento de alimentos básicos en la cesta alimentaria del venezolano,
el poder de las "roscas" y el accionar de Maduro frente al problema. Por un rato, me imaginé a Tomy buscando leche
en los anaqueles con su abuela y caí en cuenta de algo que seguramente la
abuela de Tomy no hizo cuando le recomendaba a su nieto que no votara por Maduro; que sufría del "síndrome
de Fidel", y lo peor de todo, es que se lo estaba transmitiendo al menor
inconscientemente.
No conozco a
Tomy, nombre que debe ser un diminutivo anglosajonizado de Tomás, en lugar del
de Tomasito, pero seguro estoy que se trata de un niño de unos 8 o 9 años, quizás 10 cuando mucho, a quien le
faltan aún unos cuantos años para poder ejercer el voto. Tampoco sé, si Tomy,
cuando cumpla la mayoría de edad, estará aun lidiando con el problema de la
leche ¡espero que no!; pero lo que si es cierto es que su abuela cree que
Maduro va a seguir estando ahí y que va
a seguir siendo el candidato del régimen; y por supuesto, que aún va a
seguir escaseando la leche.
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