martes 03 de septiembre de 2013, 13:11h
Las consecuencias de las PASO. Varios traspiés del
kirchnerismo. La difícil posición de Scioli. De las expectativas.
Tal como dijéramos antes de las PASO, agosto determinaba el
futuro del kirchnerismo. Y así fue, desde que esa elección terminó con la
posibilidad de la reelección en forma definitiva y clausuró la única vía por la
que Cristina Fernández de Kirchner decidió encarrilar a su movimiento político.
Además estableció la medida del desgaste de una gestión que ya lleva diez años.
Lo que suceda de aquí a la elección de octubre no parecería ser otra cosa que
una profundización de la derrota de agosto y el comienzo de una sucesión que
tendrá su opción peronista y otra no peronista, ambas en plena gestación a partir
del 27 de octubre.
Lejos de percibir su final - la derrota es un territorio
poco explorado por el kirchnerismo - o en su políticamente razonable forma de
mostrarse fuertes en la adversidad, el oficialismo recibió varios reveses a
poco de cosechar un magro 26 por ciento de votos en las PASO. La fuga de presos
en el penal de máxima seguridad de Ezeiza, aún no aclarada su modalidad,
terminó con el estrafalario Víctor Hortel, célebre por sus metodologías que
incluían disfrazarse de payaso y dirigir a la agrupación "Vatayón Militante".
El sucesor de Hortel - que renunció pero seguirá revistando en el Servicio
Penitenciario - es su antecesor Alejandro Marambio quien llegó al cargo de la
mano de Aníbal Fernandez y se alejó en el año 2010 acusado por organismos de
defensa de los derechos humanos por hechos de violación de los mismos en sus
dependencias.
Por otro lado, ha sido muy duro el fallo de la Cámara de
Apelaciones de Segundo Distrito de Nueva York, confirmando la fórmula de pago
ordenada en Primera Instancia por el Juez Thomas Griesa, es decir que la
Argentina les debe pagara los holdouts el 100 por ciento del capital adeudado
más los intereses corridos y sus punitorios, con el consecuente involucramiento
de las terceras partes incluidas en la deuda reestructurada. No obstante quedar
abierta, y por ende en suspenso este fallo, la intervención de la Corte Suprema
norteamericana, siempre y cuando acepte el caso, una posibilidad muy remota
aunque no imposible.
El fallo es muy perjudicial para el país, porque entre otros
aspectos, en el período que se tome la Corte Suprema hasta que hipotéticamente
se expida, los más de 1330 millones de dólares que la República debe por esta
decisión puede verse incrementada en caso de que otros bonistas recorran la vía
judicial. Para evitar eso, Argentina ha emprendido la derogación de la Ley
Cerrojo y la reapertura del canje en los términos de las ofertas de 2005 y
2010. Todo el manejo de la cuestión judicial ha mostrado una gran impericia por
parte de los responsables de economía.
Las poco felices medidas y acciones dialécticas - que
incluyen el twitteo de la presidente para consumo de los cibermilitantes k y
para empeorar las relaciones diplomáticas con Chile - emprendidas en contra de
la empresa de aviación LAN, tampoco han servido más que para empantanar la
gestión del gobierno. Es poco probable que eliminar, o reducir al mínimo, la
competencia de LAN en los vuelos de cabotaje evite que la empresa que dirige el
camporista Mariano Recalde siga perdiendo 2 millones de dólares por día.
En la reunión de Santa Cruz, en el acto de entrega a
Electroingeniería de las obras de generación de electricidad - ya bautizado
Yaciretá patagónico -, convocada por la presidente para dialogar con los
"dueños de la pelota" y la "popular" (los trabajadores), la presidente admitió
que la inflación es superior a la que le administra Guillermo Moreno desde el
Indec y tuvo la mala idea de decir que en algunos indicadores la Argentina
estaba mejor que Canadá y Australia.
En medio de estos tropiezos y dislates, el FPV retuvo la
intendencia de Bariloche por un ajustado margen. María Eugenia Martini
completará el mandato del también kirchnerista Omar Goye, destituido por
malversar fondos y por quedar enredado en la interna provincial que disputan
Miguel Angel Pichetto y el gobernador Alberto Weretilneck.
Del viento de cola a la ola de frente
El ex presidente Néstor Kirchner recitaba un apotegma: "para
gobernar se necesitan recursos y expectativas". Los primeros son cada vez más
difíciles de conseguir, aunque estarían disponibles en lo que queda del mandato
presidencial actual. Seguramente se ampliará el tope de 60000 millones de pesos
que el BCRA tiene permitido prestar al Tesoro y se echará mano a las cajas de
ANSES y el Pami, pero dinero no faltará aunque sea a costa de la inflación. El
problema mayor será el de recrear expectativas, ya no sólo en los actores
económicos, sino en la población, aquella que decide con su voto cada dos años
la suerte de sus representantes.
Podrían analizarse y revisarse la desastrosa política
energética, de transporte y de seguridad. Podrían replantearse las políticas
sociales a la luz de indicadores reales de la economía y no los que realiza el
INDEC. Podría revisarse la política internacional de la Argentina, tanto con
sus vecinos como los que no lo son. Podría reconocerse y atacar el problema de
la inflación. Sin embargo, el mayor obstáculo del kirchnerismo es el
kirchnerismo, puesto que hay una mayoría de personas que lo considera agotado
con el desgaste propio de una gestión demasiado extensa. Tal vez un twit de la
presidente encierre esta verdad: ¿Sabés qué? Más temprano que tarde, las cosas
cambian en todas partes.
Cristina Fernández tiene que gobernar hasta el 2015 y para
ello se ha rodeado de su núcleo duro para las decisiones políticas - el
secretario Legal y Técnico, Carlos Zanini y los líderes de "La Cámpora"- y con
todas las fichas aparentemente puestas ahora en Daniel Scioli. De no ser por
ese ingrediente de su fórmula el kirchnerismo sería una combinación difícil de
digerir para dirigentes peronistas que ya no quieren aparecer en las fotos con
Cristina. Y mucho menos dialogando con "La Cámpora", organización que trocó
lugares en las listas por el control financiero de la campaña. El problema es
que la administración de esos fondos fue un desastre, tal como reconoció Mario
Ishi. "Pagar fiscales es liberal", contestaban ante los reclamos de intendentes
y candidatos, que tuvieron que soportar que delante de sus narices los
camporistas desviaran los fondos que bajaban del Gobierno, a sus propios
experimentos electorales, todos perfectos fracasos.
Si la derrota se ahonda entre agosto y octubre - lo cual es
muy probable - la puja entre los distintos sectores peronistas podría producir
cambios en el control de las legislaturas provinciales y concejos deliberantes.
O sea, la famosa crisis de gobernabilidad podría estallar primero en los
territorios.
Mendoza es una muestra de ello. Julio Cobos arrasó con un
44% y ante la decisión de bajarse del ex Gobernador Roberto Iglesias, en octubre
podría llegar a los 50 puntos. Esto le asegura mayoría en las dos cámaras de la
Legislatura provincial.
Sin embargo la estrategia seguirá siendo la misma. El
gobierno continuará aferrándose a su discurso de aquí al 27 de octubre.
Aparecerán en el relato los "traidores" y los "tibios", los titulares y los
suplentes, pero no habrá más concesiones que la elevación del mínimo no
imponible de ganancias, una medida que estaba en la manga desde hace meses y
que no parece haber provocado nada favorable en el electorado.
Si Sergio Massa se impone en octubre por más de 40 puntos,
el efecto de esa elección en una geografía peronista desesperada por encontrar
una salida a la encerrona política que se les plantea desde la Casa Rosada,
será devastadora para Daniel Scioli quien tiene todos sus huevos en la canasta
del 2015.
La oposición no peronista
La avidez peronista - en este caso el disidente - por el
"horror al vacío" que experimentan en la derrota, los llevó a pensar, junto con
el macrismo en reclamar el control de la Cámara baja, si las urnas de octubre
los favoreciera más que las de agosto. A esta idea el kirchnerismo la tildó de
"golpe institucional".
Desde el polo democrático y republicano, la principal fuerza
alternativa, se mostraron distantes a esta posibilidad. Hasta el ex gobernador
santafecino y candidato a diputado Hermes Binner dijo que no sería
"responsable" quitarle al Gobierno la presidencia en Diputados. La
oposición no peronista tiene en claro la mala experiencia del "Grupo
A", que se formó con la derrota legislativa del kirchnerismo en el 2009.
En la misma línea se mostraron Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín.
"No tuvimos una buena experiencia en el 2009",
reconoció el senador y pre candidato presidencial Ernesto Sanz. A su vez, el
presidente del bloque de senadores de la UCR, José Manuel Cano, consideró que
no es prudente instalar en la agenda pública el "debate de cuestiones
institucionales que favorecen a la estrategia de victimización" del
kirchnerismo.
"Nuestra agenda debe ser la que nos demanda esa
sociedad que nos votó. Hay que poner límites al poder, pero no caer en el juego
perverso de quienes pretenden sembrar dudas sobre la verdadera intención de la
voluntad popular", dijo Cano a través de un comunicado.
Todo el arco opositor no peronista que lidera la UCR
considera un gran triunfo de estas elecciones el haber enterrado, con la nueva
composición legislativa, la posibilidad de una eventual re-reelección
presidencial.