El presidente de Bolivia Evo Morales llegó a La Paz tras
haber quedado varado durante 14 horas en Viena luego de que varios gobiernos
europeos prohibieran el paso de su avión por sus espacios aéreos.
Evo arribó a Bolivia tras un incidente que despertó la condena
unánime de América latina, varios de cuyos mandatarios se reunirán este jueves en
Cochabamba para desagraviarlo.
Por el incidente, Bolivia denunció ante la Organización
de Naciones Unidas (ONU) a España, Francia, Italia y Portugal, a los que acusó
de haber violado "
derechos fundamentales" de
Morales, anunció la ministra de
Comunicación,
Amaada Dávila, citada por la agencia noticiosa estatal ABI.
"
Los gobiernos de España, de Francia, de Portugal y de
Italia tienen que explicar al mundo a qué se debe esta detención", había dicho
Morales poco antes de que su avión despegara finalmente de Viena, tras aguardar
14 horas allí.
Los países europeos revocaron anoche la autorización que
habían dado para que el avión presidencial boliviano -que llevaba a Morales de
regreso a La Paz desde Moscú- atravesara sus respectivos espacios aéreos ante
la sospecha de que la nave transportara al espía
Edward Snowden, requerido por
Estados Unidos.
Sin embargo, sólo Francia admitió haber adoptado la medida,
mientras España y Portugal la desmintieron, Italia guardó silencio y Estados
Unidos la reconoció y la atribuyó a las autoridades de los países que las
decidieron.
El presidente de Francia, François Hollande, afirmó que su
país autorizó el paso del avión cuando tuvo certeza de que Snowden no estaba a
bordo y explicó que inicialmente habían recibido "i
nformaciones
contradictorias" al respecto, en tanto el canciller
Laurent Fabius lamentó el
"contratiempo" causado a Morales.
Por su lado, el presidente del gobierno español
, Mariano
Rajoy, subrayó que su gobierno "au
torizó" a que Morales hiciera una escala en
las islas Canarias -necesaria para abastecerse de combustible- y añadió que "
lo
importante es que Snowden no va en el avión", mientras el canciller
José García
Margallo remarcó que "
nunca hubo una prohibición".
Asimismo, Portugal aclaró en un comunicado de su cancillería
que negó autorización para que el avión boliviano aterrizara en sus aeropuertos
por "
motivos técnicos" -estaba prevista originalmente una escala en Lisboa que,
al conocerse esta negativa, se trasladó a Canarias-, pero aseguró que "e
n todo
momento" permitió que la nave sobrevolara su espacio aéreo.
Paralelamente, Estados Unidos, responsabilizado por el
incidente por los gobiernos de Bolivia y Venezuela, se desentendió del hecho y
lo atribuyó a decisiones autónomas de los gobiernos europeos que las adoptaron.
"La
s decisiones fueron tomadas por países individuales y
deberían preguntar a ellos por qué toman esa decisiones", afirmó
Jen Psaki,
vocera del Departamento de Estado, en su rueda de prensa diaria, reseñada por
la agencia EFE.
El episodio motivó la condena prácticamente unánime de los
gobiernos latinoamericanos, que manifestaron solidaridad hacia Morales tanto en
comunicados como en palabras de mandatarios -algunos de los cuales se
movilizarán mañana a Cochabamba para analizar la situación- y cancilleres.
La presidenta
Cristina Fernández de Kirchner, en el acto en
que puso en posesión de sus cargos a los nuevos jefes de las Fuerzas Armadas,
sostuvo que lo ocurrido a Morales fue "
una humillación a una nación hermana y
al continente sudamericano".
Fernández de Kirchner y sus colegas de Ecuador, Surinam,
Uruguay y Venezuela,
Rafael Correa, Desiré Delano Bouterse, José Mujica y
Nicolás Maduro, anunciaron su disposición a encontrarse mañana en Cochabamba,
revelaron el vicepresidente boliviano,
Álvaro García Linera, y el canciller
ecuatoriano,
Ricardo Patiño.
El incidente también generó diversas reacciones en Bolivia,
donde decenas de organizaciones sociales expresaron su apoyo a Morales y
convocaron a una concentración para esta noche en la céntrica plaza Murillo, de
La Paz, para recibirlo.
Mientras tanto, diputados oficialistas pidieron a la cancillería
que declarara personas no gratas a los representantes diplomáticos de España,
Francia, Italia y Portugal, y campesinos aymaras vestidos con ponchos rojos
-que utilizan cuando se consideran en pie de guerra- apedrearon la sede de la
embajada de Francia en La Paz y quemaron banderas de ese país y de la Unión
Europea.
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