El nuevo triunfo del chavismo y las dificultades de la devaluación en un contexto inflacionario
martes 16 de abril de 2013, 08:30h
Nicolás Maduro, elegido por el propio Hugo Chávez como su
continuador, es el nuevo presidente electo de Venezuela, marcando una serie
histórica de continuidad inédita en gobiernos de la región. Sin embargo, su
triunfo fue más ajustado que en elecciones anteriores, ganando con menos de dos
puntos porcentuales de separación de su oponente, Henrique Capriles. Aquí,
algunos hechos que explican esa diferencia.
Tras ganar 17 de 18 elecciones desde el año 1998 y
permanecer 14 años en el poder, el 50,7 % de los venezolanos votó una vez más
por darle continuidad por otros seis años al modelo chavista, que tras el nuevo
mandato encarnado esta vez en Nicolás Maduro completará las dos décadas en el
gobierno de Venezuela. Tremenda serie temporal.
En efecto, se trata de un inédito récord de continuidad en
el gobierno para la historia de las democracias latinoamericanas, el régimen
cubano perdura pero, obviamente, no lo hace bajo el formato democrático.
Como se sabe, el candidato socialista, Nicolás Maduro Moros,
obtuvo la victoria en los comicios presidenciales de este domingo para el
período 2013 - 2019, con el 50,66 % de la votación registrada, revela el primer
boletín emitido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), con 99,12% de
transmisión y con tendencia irreversible.
Por su parte, Henrique Capriles obtuvo el 49,07 % de los
votos.
La participación fue de 78,71%, ligeramente inferior a la de
octubre del año 2012 que superó el 80%.
De acuerdo con el reporte emitido por el CNE, Nicolás Maduro
obtuvo 7.505.338 votos, mientras que Capriles alcanzó 7.270.403 votos.
El resto de los aspirantes obtuvo en total 38.756 votos para
una representación de 0,26% del total.
Desagregados los datos por, según los resultados del CNE, el
candidato Nicolás Maduro Moros ganó en 16 estados (Apure, Cojedes,
Portuguesa, Delta Amacuro, Guárico,
Trujillo, Distrito Capital, Amazonas, Aragua, Barinas, Carabobo, Falcón, Monagas,
Sucre, Vargas y Yaracuy).
Por su parte, el candidato por la MUD, Henrique Capriles,
ganó en los estados de Zulia, Bolívar,
Lara, Táchira, Mérida, Nueva Esparta, Anzoátegui, Miranda.
En perspectiva, respecto a las elecciones presidenciales de
2012, con el mismo padrón electoral y similar concurrencia promedio, el PSUV
perdió 700.000 votantes, mientras, a contrario sensu, la MUD ganó ese mismo
número de votos.
Si la comparación electoral se hace respecto a las
elecciones de diciembre de 2012 en la disputa de gobernadores, el PSUV perdió en
8 estados, mientras que en diciembre solo había sido derrotado en tres.
Las explicaciones de este retroceso reconocen múltiples
causas, de las que señalaremos las que creemos más relevantes.
La combinación de la ausencia del carisma aglutinador del líder
fundador, una menor participación de sectores populares, la corrupción y
ausencia de renovación de cuadros dirigentes en el PSUV y, en especial, la
caída del poder adquisitivo producto del efecto combinado de la devaluación del
bolívar en un contexto inflacionario, fueron a priori las causas centrales de
la caída de la brecha entre oficialismo triunfante y la opo perdidosa, aunque
creciente. Lección para nuestro país sobre los efectos electorales de devaluar
con inflación.
En efecto, en Venezuela la inflación se mantiene en dos
dígitos desde practicamente el año 1998, en 2012 cerró en 20,1 % y aunque este
nivel supuso un baja de 7,5 puntos con respecto al 27,6 % que se registró en
2011, la gran causa del deterioro del poder adquisitivo fue sin duda imprimir
sobre este contexto inflacionario una devaluación salvaje.
"Dos devaluaciones" en 100 días
Antes de ser elegido presidente en las urnas, Maduro asumió
como presidente encargado de Venezuela el 8 de marzo, tres días después de que
Chávez falleciera luego de una tenaz batalla contra un cáncer que le detectaron
a mediados de 2011, pero estaba al frente del gobierno desde el 10 de
diciembre.
Según diversos analistas tanto oficialistas como de la
oposición venezolana, en estos 100 días tuvieron lugar dos devaluaciones, al
aludir como primer devaluación, directa, a la modificación del "patrón
único" de venta del dólar, que desde el pasado 8 de febrero subió de 4,3 a
6,3 bolívares, una devaluación de aproximadamente el 31,7 %.
La segunda devaluación, indirecta, es la que llevó al
Gobierno a establecer el Sistema Complementario de Administración de Divisas
(Sicad), un mecanismo de subasta para asignar dólares a empresas, a un precio
aún más elevado que el establecido para el cambio convencional.
Estas circunstancias combinadas de devaluación con inflación
terminaron impactando sobre el poder adquisitivo de franjas poblacionales que,
habiendo dado el voto a Chávez en octubre de 2012, viraron a la oposición en el
año 2013.
Para potenciar este viraje considérese que en esta elección
la oposición, a diferencia de elecciones anteriores donde rechazaba de plano el
proceso bolivariano, asumió como propias las conquistas chavistas y hasta
reivindicó la figura del líder fundador, garantizando la continuidad de la política
de inclusión social del PSUV, incluso la misión sanitaria en los barrios
motorizada por médicos cubanos.
La extensión de esta franja de voto del PSUV migrado en seis
meses a la MUD es el equivalente al estrechamiento de la distancia entre
oficialismo y oposición, descontado el aumento del ausentismo (menos de 2
puntos entre octubre de 2012 y abril de 2013) y los segmentos sociales fueron
segmentos medios pero también sectores populares que tradicionalmente
acompañaron al PSUV.
Finalmente, la elección presidencial en Venezuela expresa
tanto la contundencia del proceso iniciado por Hugo Chávez en el año 1998 que
va por las dos décadas ininterrumpidas de gobierno, como sus límites.
En efecto, el estrechamiento de los márgenes de este triunfo
del PSUV sobre la MUD a menos de 2 puntos porcentuales (el menor de la historia
del proceso bolivariano), muestra los efectos electorales combinados de la
ausencia de liderazgo con falta de renovación partidaria y el impacto de la
pérdida de poder adquisitivo que supuso la mega devaluación del bolívar en un
contexto inflacionario, la misma receta que los gurúes argentos intentan vender
sin éxito a modo de "solución", cuando saben perfectamente que la devaluación
es el camino que acabaría definitivamente con el proyecto iniciado por Néstor
Kirchner en 2003 y que continúa Cristina Kirchner a partir del año 2007.