Thatcher, Pinochet y Aznar, un trío de lujo
jueves 11 de abril de 2013, 15:26h
La británica Margaret Thatcher y dictador chileno Augusto
Pinochet nunca escondieron su simpatía mutua. Y tampoco lo hizo el ex
presidente español José María Aznar. Un recorrido por los reconocimientos
públicos entre personajes emblemáticos del conservadurismo.
A pesar de que Augusto Pinochet creía que estaba al frente
de la gran cruzada anticomunista mundial no tenía muchos amigos. Ni siquiera aquellos que lo financiaron o
apoyaron sentían demasiada simpatía por este militar del sur en cuyo rictus se
dibujaba la tortura y la muerte. Margaret Thatcher fue una de las pocas que se
atrevió a defenderlo públicamente. Es posible recordar las imágenes de 1999
cuando Pinochet la recibió en una pequeña casita de Londres para tomar el té
mientras cumplía el arresto domiciliario a raíz del pedido de detención
internacional formulado por el juez español Baltazar Garzón.
Pinochet estaba siendo acusado por múltiples violaciones a
los derechos humanos, torturas y asesinatos. Ella no tuvo ningún reparo en
visitarlo. Más bien todo lo contrario. Uno de sus asesores, Robin Harris, en
2006, recordándola, escribió que "ella no hubiera hablado a favor de Pinochet
si lo hubiera considerado un monstruo". Claro que también le debía eterna
gratitud por su ayuda durante la guerra de Malvinas y ambos compartían un odio
visceral y profundo hacia las ideas progresistas y de izquierda.
De hecho, durante la convención del Partido Conservador ese
mismo año aseguró que Pinochet no estaba preso por abusos a los derechos
humanos sino por haber derrotado el comunismo. Más aún, según la BBC de
Londres, durante la mencionada visita a Pinochet, lo felicitó por "traer la
democracia a Chile, haber preparado una constitución adecuada para la democracia,
realizar elecciones y luego -de acuerdo a los resultados- dar un paso al
costado."
El ex presidente del gobierno español, José María Aznar -el
mismo que le mintió al mundo sobre las supuestas "armas de destrucción masiva"
que tenía Saddam Hussein para justificar una invasión que costó miles de vidas
iraquíes- elogió la "claridad moral" de Thatcher que "le hacía distinguir de
forma inequívoca entre el bien y el mal, entre los amigos y los enemigos, con
quienes era implacable". Lo que se dice, un trío de lujo.