Cuántos errores se han cometido, se están cometiendo, en
este 'affaire' que se ha internacionalizado al máximo. El 'caso Assange' se
complica. Ya están implicadas las
justicias y los ejecutivos de Gran Bretaña, Suecia, Ecuador y, claro, Estados
Unidos, que se mantiene hasta ahora en un discreto perfil, probablemente moviendo los hilos entre
bastidores. Ya están implicadas organizaciones supranacionales como la OEA.
Incluso el que fue 'juez estrella' español, Baltasar Garzón, asume un cierto
protagonismo como parte
del equipo defensor del fundador de Wikileaks. Los
hechos son confusos -y más que algunos quieren confundirlos-, el ruido diplomático,
tremendo, y, por tanto, hay que tener las ideas muy claras. Y, para nosotros,
estas ideas claras deberían ir por estos senderos:
--Estados Unidos persigue políticamente a Julian Assange por
haber publicado -"robado", dicen las fuentes oficiales norteamericanas-documentos
clasificados, que ponían en tela de juicio algunos procedimientos de la
Administración militar y civil estadounidense. Si ahora se intensifican las
gestiones para la extradición de Assange ello se relaciona, seguramente, con la
campaña electoral que enfrenta a Obama a un ticket republicano que hará del
patriotismo, del honor y del combate a "traiciones" como ellos dicen
que es la de Assange, una de sus banderas. Obama quiere arrebatársela, incluso
al precio de forzar a las diplomacias europeas para acabar trayendo a Assange
ante los tribunales norteamericanos, que sin duda aplicarían una pena
excesivamene 'ejemplar' --¿incluso la de muerte?--a quien puso en ridículo a la
política exterior del país.
-La diplomacia de Gran Bretaña podría estar actuando movida
por las presiones de Washington. El ministro británico de Exteriores ha llegado
a amenazar casi con esa 'diplomacia de
las cañoneras' (entrar a saco en la embajada ecuatoriana en Londres, donde
Assange se refugia) que empleó en su momento para dirimir el conflicto de Las
Malvinas y como, metafóricamente, ha hecho en algún momento en Gibraltar. Grave
error diplomático del Gabinete de Cameron...mientrasCameron veraneaba en
España. Han logrado soliviantar a toda América Latina, donde se hallan países
que, como Argentina, tienen patentemente escasas simpatías por el Reino Unido.
-La Justicia de un país tan indudablemente democrático como
Suecia está dando un viraje bien extraño al insistir tanto en la extradición de
un hombre, Julian Assange, acusado de dos presuntos delitos sexuales.
Insistimos en lo de presuntos, porque hay circunstancias cuando menos poco
claras en esta acusación. Assange argumenta que la denuncia de dos jóvenes por
abusos podría haber sido una trampa y, desde luego, no deja de darse alguna
circunstancia más biensorprendente, como que se pueda considerar violación una
relación sexual consentida con alguien que se introduce sin ropa en la cama del
luego denunciado. Por otra parte, Suecia no ha podido dar garantías fidedignas
de que rechazaría una petición de extradición a Estados Unidos, donde los
cargos que pesan contra Assange podrían calificarse, según bastantes opiniones,
de 'políticos'.
-El presidente ecuatoriano, Correa, no es precisamente,
contra lo que ahora quiere mostrar, un campeón de la libertad de expresión.
Decenas de conflictos con los medios de su país lo avalan. Pero el asilo
concedido a Assange le concede simpatías entre los nacionalistas que rechazan
las 'injerencias' de Estados Unidos y un protagonismo entre los paises
latinoamericanos resentidos tradicionalmente con Washington. Electoralmente,
Correa puede resultar beneficiado en este difícil juego en el que se ha
embarcado y, en todo caso, el veredicto de la Asamblea ecuatoriana indica por
dónde anda la voluntad orgullosa de un país considerado 'pequeño' dentro de
América Latina, pero muy significativo desde el punto de vista político y
geoestratégico. Diariocrítico de Ecuador, en una muy buenacobertura, está
explicando a fondo todos estos extremos.
-Julian Assange es un personaje controvertido, que despierta
pasiones a favor y en contra. Sin duda tiene algunos perfiles oscuros, pero,
como periodistas, no nos queda otro remedio que apoyar la trayectoria de
Wikileaks, que compartió sus documentos --¿robados?¿filtrados? Eso parece lo de
menos-con los principales periódicos del mundo y cuyas revelaciones fueron
aireadas por todos los medios de comunicación, Diariocrítico, desde luego,
incluido. Las acusaciones de violación, a nuestro entender y sin conocer a
fondo los detalles, no se sostienen ni, desde luego, justifican todo el
escándalo montado en Suecia, salvo que haya cuestiones más profundas
relacionadas con algunos de los puntos tratados más arriba.
-El 'caso Assange' no debe contemplarse como una guerra
entre la derecha ideológica y la izquierda. Por mucho que Correa se alinee con
los bolivarianos y por mucho que los defensores del fundador de Wikileaks,
entre ellos el polémico ex juez español Baltasar Garzón, especializado en
grandes follones internacionales, esgriman ahora razones antiimperialistas y de
violación de derechos humanos para oponerse a la situación de cautividad
obligada en la que vive Assange. Tampoco puede convertirse en un factor de
confrontación entre Europa y América Latina, como parece querer Correa en su
reclamación de apoyo ala Organización de Estados Americanos (OEA).
Es este un tema que no debe prolongarse ni servir de nuevo
ariete en las ya de por sí complicadas relaciones internacionales. Sin duda, se
ha abierto un enorme frente de polémica jurídica, diplomática y hasta
periodística. Una cosa, en todo caso, está ahora clara: sus perseguidores han
conseguido hacer de Julian Assange, al fin y al cabo un personaje de solo
relativa consistencia, una personalidad internacional. Grave, gravísimo, desliz
de gobiernos tan democráticos como los de los Estados Unidos de Obama, de Gran
Bretaña o de Suecia, que, de paso, también han convertido a Correa en el héroe
bolivariano que este movimiento desde mi punto de vista tan cuestionable necesitaba
tras la decadencia física de Hugo Chávez. Menudo follón. Menudo Error. Menudo
horror. Alguien tendrá que sacar las patas que ha metido en este pringoso
'affaire'. Y ese alguien no es, desde luego, Julian Assange, cuya trayectoria,
por otro lado, necesitaría todo un editorial en exclusiva.