Los fondos buitre juegan sucio hasta en el Capitolio
sábado 07 de julio de 2012, 14:44h
Como bien se sabe, los fondos buitre caen sobre economías
agonizantes a buscar por centavos lo que un día, eso aspiran, cobrarán por el 100%
de su valor. Para estos fondos, buitre pero poderosos, su única alternativa
ahora es debilitar como se pueda a la Argentina para tratar de imponer condiciones
Las páginas de The Hill, el más antiguo y reconocido medio
de circulación diaria en el Congreso de los Estados Unidos, se han convertido
durante las últimas semanas en escenario de un duro debate sobre la recuperación
de la Argentina
luego del default de 2001 y sobre los intereses y naturaleza de los llamados
fondos buitre
De lado de estos fondos ha quedado Robert Shapiro, un
subsecretario de Comercio para Asuntos Económicos de la Administración Clinton
devenido ahora en portavoz de estos "inversionistas" impresentables a la luz
pública que encuentran a alguien dispuesto a hacer "el trabajo sucio" a cambio
de un precio, como este ex funcionario.
Empecinados hace más de una década en conseguir de la Argentina los astronómicos
réditos especulativos que ya obtuvieron de algunas otras naciones en crisis
como las de 2001, los verdaderos dueños de estos fondos buitre, como el
multimillonario Kenneth Dart, del fondo EM Ltd, decidieron esconderse y fundar la American Task Force
Argentina (ATFA), un grupo de presión cargado de falacias y distorsiones de
donde se esperan, como mínimo, argumentos.
Hasta Shapiro, a quien ATFA dejó la representación pública
de sus intereses buitre parece haber olvidado que sirvió a Clinton. Cuando el
ex presidente tuvo la opción de verse con Dart como aportante para una campaña
demócrata, desechó la invitación con esta respuesta: "No sé en qué andará Dart
cuando dona fondos a nuestro partido, pero a este tipo no quiero ni acercarme."
El tal Dart y sus amigos de la
ATFA llevan gastados casi 3 millones de dólares en desplegar
un agresivo lobby contra la
Argentina en el Congreso de Estados Unidos y en la Legislatura del estado
de Nueva York. En la serie de artículos que publicó The Hill, Shapiro distorsiona
intencionalmente hechos, malinterpreta datos para confundir a los
contribuyentes estadounidenses y, por una notable falta de manejo de asuntos
que desconoce, hace una serie de falsas y graves acusaciones abordando asuntos
que van más allá de los temerarios intereses financieros que representa.
Repasemos las barbaridades que se pretenden instalar en el
Congreso de Estados Unidos. Según los fondos buitre, la Argentina adeuda U$S 3500
millones "a los estadounidenses" (sic) y se niega a pagar.
Como se sabe, la Argentina reestructuró más del 92% de su deuda en
un complejo proceso. Esos U$S 3500 millones son un monto nominal de reclamos en
juzgados de los Estados Unidos y sólo uno de cada diez de esos dólares son
exigidos por ciudadanos de los EE UU: el resto son de estadounidenses que
eligieron establecer su domicilio en otros países para? ¡evadir al fisco! Créase
o no, desde ese lugar es que demandan judicialmente por el 5000% de su
inversión inicial en títulos de deuda.
Contra la falacia que pregona la ATFA, la Argentina ha cooperado
plenamente con la justicia de los Estados Unidos, pero las leyes
internacionales son las que convalidan que la Argentina mantenga para
todos sus bonistas los mismos términos de una reestructuración, sin
discriminaciones en favor de quienes especularon con otros resultados como los
fondos buitre.
Shapiro ha tratado de hacer creer en los Estados Unidos que la Administración Obama
ha demandado insistentemente a la
Argentina cumplir con "sus obligaciones legales". Alcanza con
recordar las palabras de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, en Buenos
Aires, al reunirse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: "Creo que
Argentina ha hecho un gran progreso cancelando su deuda, impresionante y en
pocos años? Hasta donde sé, la relación PIB-deuda es más baja que la de Estados
Unidos. Así es que, sin importar cómo lo está haciendo, en Argentina funciona."
No nos cansaremos de recordar que, cuando la Argentina cayó en
default, en 2001, el PBI había caído más del 20% desde 1998, el desempleo
superaba el 25%, la pobreza rozaba el 50%, los bancos quebraban y los
depositantes perdían sus ahorros. El proceso de reestructuración de la deuda
argentina ha sido de los más exitosos del mundo, habiendo involucrado 152 tipos
de bonos en siete divisas diferentes bajo ocho legislaciones distintas.
Lo que fondos buitre como EM Ltd y NML Capital Ltd (que
controlan ATFA) obvian decir es que la Argentina completó ese proceso tras 70 consultas
con grupos de acreedores. Lo hizo sin apoyo financiero internacional y, en
paralelo, siguió pagando deuda al FMI, hasta que la canceló totalmente.
Pese a sus desesperados intentos, la ATFA sólo ha convencido a un
puñado de legisladores, que impulsan normas a medida contra la Argentina, como la
"Judgment Evading Foreign States Accountability Act of 2011", apoyada por menos del 7%
de los representantes y sólo por sus propios impulsores en el Senado.
La caricatura de la Argentina que hace Shapiro no sólo habla de su
desconocimiento sino de la impotencia que comienza a generar entre los fondos
buitre y sus representantes públicos el aislamiento creciente que sufren a
medida que pasa el tiempo y se va demostrando en los hechos el compromiso de la Argentina de honrar
todas y cada una de sus deudas como corresponde.
Como bien se sabe, los fondos buitre caen sobre economías
agonizantes a buscar por centavos lo que un día, eso aspiran, cobrarán por el 100%
de su valor. Del mismo modo, sólo en el escenario ficticio de un país donde
todo resulta negativo, como el que pintan de la Argentina, Shapiro y sus
amigos tendrían alguna posibilidad de ganar ahora algún apoyo para sus demandas.
Resulta evidente que para estos fondos, buitre pero
poderosos, su única alternativa ahora es debilitar como se pueda a la Argentina para tratar de
imponer condiciones.
Si se dieran un emblema y quisieran ponerle un lema, el de
los fondos buitres sería: "Cuanto peor para Argentina, mejor para nuestros
bolsillos."
El exitoso proceso de reestructuración de la deuda argentina
involucró 152 tipos de bonos en siete divisas diferentes bajo ocho
legislaciones distintas
Las páginas de The Hill, el más antiguo y reconocido medio
de circulación diaria en el Congreso de los Estados Unidos, se han convertido
durante las últimas semanas en escenario de un duro debate sobre la
recuperación de la Argentina
luego del default de 2001 y sobre los intereses y naturaleza de los llamados
fondos buitre. De lado de estos fondos ha quedado Robert Shapiro, un
subsecretario de Comercio para Asuntos Económicos de la Administración Clinton
devenido ahora en portavoz de estos "inversionistas" impresentables a la luz
pública que encuentran a alguien dispuesto a hacer "el trabajo sucio" a cambio
de un precio, como este ex funcionario.
Empecinados hace más de una década en conseguir de la Argentina los
astronómicos réditos especulativos que ya obtuvieron de algunas otras naciones
en crisis como las de 2001, los verdaderos dueños de estos fondos buitre, como
el multimillonario Kenneth Dart, del fondo EM Ltd, decidieron esconderse y
fundar la American Task
Force Argentina (ATFA), un grupo de presión cargado de falacias y distorsiones
de donde se esperan, como mínimo, argumentos.
Hasta Shapiro, a quien ATFA dejó la representación pública
de sus intereses buitre parece haber olvidado que sirvió a Clinton. Cuando el
ex presidente tuvo la opción de verse con Dart como aportante para una campaña
demócrata, desechó la invitación con esta respuesta: "No sé en qué andará Dart
cuando dona fondos a nuestro partido, pero a este tipo no quiero ni acercarme."
El tal Dart y sus amigos de la
ATFA llevan gastados casi 3 millones de dólares en desplegar
un agresivo lobby contra la
Argentina en el Congreso de Estados Unidos y en la Legislatura del estado
de Nueva York. En la serie de artículos que publicó The Hill, Shapiro
distorsiona intencionalmente hechos, malinterpreta datos para confundir a los
contribuyentes estadounidenses y, por una notable falta de manejo de asuntos
que desconoce, hace una serie de falsas y graves acusaciones abordando asuntos
que van más allá de los temerarios intereses financieros que representa.
Repasemos las barbaridades que se pretenden instalar en el
Congreso de Estados Unidos. Según los fondos buitre, la Argentina adeuda U$S 3500
millones "a los estadounidenses" (sic) y se niega a pagar.
Como se sabe, la Argentina reestructuró más del 92% de su deuda en
un complejo proceso. Esos U$S 3500 millones son un monto nominal de reclamos en
juzgados de los Estados Unidos y sólo uno de cada diez de esos dólares son
exigidos por ciudadanos de los EE UU: el resto son de estadounidenses que
eligieron establecer su domicilio en otros países para? ¡evadir al fisco! Créase
o no, desde ese lugar es que demandan judicialmente por el 5000% de su
inversión inicial en títulos de deuda.
Contra la falacia que pregona la ATFA, la Argentina ha cooperado
plenamente con la justicia de los Estados Unidos, pero las leyes
internacionales son las que convalidan que la Argentina mantenga para
todos sus bonistas los mismos términos de una reestructuración, sin
discriminaciones en favor de quienes especularon con otros resultados como los
fondos buitre.
Shapiro ha tratado de hacer creer en los Estados Unidos que la Administración Obama
ha demandado insistentemente a la
Argentina cumplir con "sus obligaciones legales". Alcanza con
recordar las palabras de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, en Buenos
Aires, al reunirse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: "Creo que
Argentina ha hecho un gran progreso cancelando su deuda, impresionante y en
pocos años? Hasta donde sé, la relación PIB-deuda es más baja que la de Estados
Unidos. Así es que, sin importar cómo lo está haciendo, en Argentina funciona."
No nos cansaremos de recordar que, cuando la Argentina cayó en
default, en 2001, el PBI había caído más del 20% desde 1998, el desempleo
superaba el 25%, la pobreza rozaba el 50%, los bancos quebraban y los
depositantes perdían sus ahorros. El proceso de reestructuración de la deuda
argentina ha sido de los más exitosos del mundo, habiendo involucrado 152 tipos
de bonos en siete divisas diferentes bajo ocho legislaciones distintas.
Lo que fondos buitre como EM Ltd y NML Capital Ltd (que
controlan ATFA) obvian decir es que la Argentina completó ese proceso tras 70 consultas
con grupos de acreedores. Lo hizo sin apoyo financiero internacional y, en
paralelo, siguió pagando deuda al FMI, hasta que la canceló totalmente.
Pese a sus desesperados intentos, la ATFA sólo ha convencido a un
puñado de legisladores, que impulsan normas a medida contra la Argentina, como la
"Judgment Evading Foreign States Accountability Act of