El pasado domingo la oposición en Venezuela convocó a un proceso inédito para elegir de forma abierta, mediante unas elecciones primarias, a su candidato para Presidente de la República, además de los candidatos a gobernadores de varios estados y más de 200 alcaldías.
La noticia quizás pasaría como una elección más, sin mayor impacto mediático, si se hubiese cumplido la predicción del Gobierno del presidente Chávez, que calculaba que la oposición no convocaría a más de un millón de personas, en el mejor de los casos. Sin embargo, más de tres millones de venezolanos atendieron al llamado de la Mesa de la Unidad Democrática y salieron a votar por sus candidatos preferidos. Representantes de la oposición calificaron la cita como un evento histórico, único en el mundo, que demuestra la fe que tiene un amplio sector de la población de enrumbar al país por un sendero diferente, luego de más de 13 años del Gobierno de Chávez.
El ganador de la contienda para los comicios presidenciales fue Henrique Capriles, de 39 años, miembro fundador y líder del partido Primero Justicia. Capriles tiene una hoja de servicios impecable y nunca ha perdido una elección. Fue alcalde del municipio Baruta por dos veces consecutivas entre 2000 y 2008, vicepresidente del extinto Congreso de la República y presidente de la Cámara de Diputados entre los años 1999 y 2000, desempeñándose actualmente como gobernador del estado Miranda, cargo que obtuvo tras vencer a Diosdado Cabello, dirigente de altísimo nivel en las filas "revolucionarias", en las elecciones de 2008.
Ahora comienza para Capriles una ardua labor para convencer a los venezolanos de sus propuestas, pero muy especialmente debe atraer a los sectores que aún creen en el presidente Chávez y en los denominados Ni-Ni. Esa tarea no es fácil, pero tampoco es imposible y puede lograrlo con un discurso convincente, enfocado en cómo sacar al país de la crisis actual, atendiendo prioridades como vencer la alta inflación, la inseguridad desbordada y el alto desempleo.
Las estrategias:
Sabemos bien que el presidente Chávez no es un adversario cualquiera y por ello la estrategia debe ser delineada con cuidado. Los comicios del 7 de octubre representan una oportunidad para decidir entre el modelo socialista y la verdadera democracia. Sin embargo, Chávez continúa teniendo el control sobre todos los poderes públicos, mucho dinero y carisma indudable. Pero veamos las ventajas que tiene el aspirante de la oposición para llegar a la Presidencia:
1) Juventud: Hay que destacar este factor. Los candidatos que Chávez ha enfrentado en los anteriores comicios presidenciales han sido todos contemporáneos suyos o mayores (Salas Romer, Arias Cárdenas y Manuel Rosales). Capriles tiene 39 años y esto es una ventaja comparativa importante, ya que la juventud venezolana se verá más identificada con un discurso renovador de un líder en ascenso, que en otro discurso de una persona cercana a los 60 años, que ha gobernado más de 13 y que ya no tiene nada nuevo que ofrecer. Además, obligará a Chávez a moverse en un terreno diferente y usar una estrategia distinta. Eso lo veremos en muy poco tiempo cuando cambie su atuendo y su discurso.
2) Experiencia: El Gobierno no podrá atacarlo por este flanco. Capriles no es un improvisado en la política. Con apenas 25 años fue electo diputado al Congreso de la República en las elecciones parlamentarias de 1998. Aunque muchos alegaron que su juventud sería un impedimento para poder accionar políticamente, fue nombrado por consenso presidente de la Cámara de Diputados y vicepresidente de todo el Parlamento. Eso lo convirtió en el venezolano más joven en ejercer esos cargos en la historia democrática venezolana.
3) Unidad: Hay que mantenerla a toda costa. Todos los partidos políticos de oposición se han cohesionado alrededor de la candidatura única que ahora encarna Capriles. Es indispensable consolidar aún más esta unidad para presentar a los venezolanos una propuesta convincente y un eje programático claro, que sea la antítesis de lo que volverá a ofrecer Chávez en la campaña electoral.
4) Discurso de inclusión: El candidato de la unidad es una persona amplia, con un discurso nuevo, que ha señalado la necesidad de unir a todos los venezolanos, sin distinción de color político. Debe reforzarse este aspecto. El llamado a la participación de todos los sectores le ha ganado simpatizantes, ya que ven en él un líder carismático que no tiene intención de llegar al poder para dividir sino para sumar. Además, Capriles ha dicho en reiteradas oportunidades que desea rodearse de un equipo de trabajo que sea eficaz en la solución de los problemas del país, sin importar su tendencia política. De esta manera lograría armar un grupo de colaboradores de primera línea, que se comprometerá a poner de nuevo a Venezuela en un sitial de honor dentro del concierto mundial de las naciones.
5) Fin de la confrontación: Capriles se ha manifestado en contra de la violencia y ha prometido no caer en la verborrea estéril y agresiva de su contendor. Esto es necesario, ya que el país está cansado de las confrontaciones, la agresividad verbal y la descalificación. La gente ve a Capriles como la opción que los venezolanos tenemos para dejar atrás esta etapa oscura de la historia y cerrar el capítulo del militarismo-caudilismo para siempre.
Estos elementos serán importantes a la hora de las decisivas elecciones del 7 de octubre. No en vano ya el presidente Chávez ha comenzado sus destemplados ataques al candidato, acusándolo de favorecer a los sectores de la "oligarquía".
En fin, quedan ocho meses de dura campaña para decidir el futuro del país, pero poco a poco Venezuela parece encaminarse - al fin - a un nuevo amanecer, que permita retomar el optimismo, la alegría del gentilicio y la unidad entre todos los habitantes de este gran país.
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