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Un nuevo aniversario de la revolución iraní

Un nuevo aniversario de la revolución iraní

martes 07 de febrero de 2012, 19:11h
por Pedro Brieger, desde Teherán

Los aniversarios son momentos en los cuales todo gobierno pone en  movimiento un conjunto de recursos y elementos simbólicos que sirven  para unir al pueblo detrás de una gestión.  Más aún si se trata de  conmemorar revoluciones que sucedieron hace poco, como la iraní,  apenas treinta y tres años atrás.  Las dos fechas claves de esta  revolución de 1979 son el 1 y el 11 de febrero de dicho año.  El  primero de febrero el Imam (guía espiritual) Ruhollah Jumeiní  regresó del exilio.  El 11 de febrero cayó definitivamente el  régimen monárquico del Sha Mujamad Reza Pahlavi y comenzó el proceso que llevaría a la proclamación de la "República Islámica de Irán" en  abril del mismo año. Las calles en las principales ciudades iraníes están ahora adornadas  con la bandera verde-rojiblanca y muchísimas fotos del líder de la  revolución Jumeiní y Alí Jamenei -su sucesor como líder supremo y ex  presidente entre 1981 y 1989-  sin que se aprecien fotos del  presidente Majmud Ajmadineyad.


En la televisión se emiten numerosos cortos alusivos a la revolución  que mezclan imágenes de la lucha popular contra el Sha con la  resistencia a la invasión iraquí de 1980 y la posterior guerra de  ocho años que provocó casi un millón de muertos entre los dos  pueblos.  Una de las imágenes recurrentes en las calles y la  televisión es la de Jumeiní bajando del avión de Air France ayudado  por el piloto que lo trajo el 1 de febrero.


Son días en que numerosos programas de la televisión iraní recuerdan  el régimen del Sha, la represión que provocó miles de muertos, sus  fabulosos palacios (hoy reconvertidos en museos y parques públicos)  y la ostentación y despilfarro de dinero sin límites de quien se pretendía heredero de Darío el Grande y la antigua civilización  persa.   Todavía hoy cuando ahora uno llega a las ruinas de  Persépolis, la antigua capital del imperio persa, se pueden observar  los restos de las estructuras de metal de las lujosas carpas que el  Sha levantó para la fastuosa fiesta de 1971 cuando intentó trazar  una continuidad de 2500 años entre la antigua civilización y su  reinado.


La riqueza del Sha siempre contrastó con la modestia de Jumeiní que,  a su regreso, se alojó en una sencilla casa del norte de Teherán.  En este 1 de febrero la casa estaba repleta de escolares que venían  a conocer la pequeña habitación que usaba el líder religioso para  recibir a sus visitantes.  Nada más alejado de los inmensos palacios  del Sha, donde todavía se exhiben los carísimos autos europeos que  usaban él y su familia.


En este aniversario el mensaje que el gobierno le transmite a la  población es que los avances tecnológicos le permiten sobrellevar  cualquier bloqueo porque tiene la capacidad para producir desde lo  más sencillo y trivial hasta lo más sofisticado. Prueba de ello son  los misiles iraníes surcando los cielos que se muestran una y otra  vez por televisión

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