La Roja quiso también que este 18-J fuera histórico, como lo
ha sido para España en un asunto más trascendental como la abdicación del rey
Juan Carlos. Y a fe que lo ha logrado, solo que para mal. Porque España ha
perdido su corona tras recibir dos estocadas de Chile, que se suman a las cinco
de Holanda. Ahora resta un partido intrascendente ante Australia y a analizar
las culpas de este petardazo enorme e inesperado, que no hace olvidar los seis
años de éxitos anteriores con dos Eurocopas y un Mundial, sí, pero que duele
mucho.
La selección española enterró su estrella en Brasil a las
primeras de cambio, en la peor actuación mundialista de su historia y tras caer
ante Chile (0-2) en el segundo partido de la fase de grupos, una derrota sin
paliativos que hizo hincar la rodilla a la mejor generación de la historia del
balompié nacional. Sólo cinco días ha durado la vida de España en este Mundial.
La defensora del título, aquel equipo que maravilló al mundo en los últimos
seis años, decidió despedirse en Maracaná de la peor manera posible, y firmó su
redención desprendiendo una imagen impropia, inaudita e irreconocible.
Esta no es ni la sombra de la España que cambió el curso de
la historia aquel 22 de junio en el Práter de Viena. Cesc batió a Buffon, en la
tanda de penaltis, y 'la Roja' de Luis Aragonés derribaba la barrera que tantos
años había frenado a la selección española, acostumbrada a pedir la cuenta en
cuartos de final.
Desde entonces, hasta este fatídico miércoles, ver jugar a
España ha sido un disfrute para el paladar, un orquesta coral que tumbó a todos
los rivales cuantos se ponían por delante. Hoy, en uno de los escenarios
futbolísticos de más enjundia, el equipo de Vicente del Bosque entregó la
alternativa, sobre todo tras una primera mitad en la que España no demostró
sensación de urgencia.
Es evidente que a España le faltó alma, la misma que le
llevó a conquistar el mundo hace cuatro veranos. La vigente campeona, tibia y
descosida, comenzó igual que terminó con Holanda. La reacción no llegó y Chile
aprovechó la apatía inicial para mandar el primer aviso. Daba igual, España
seguía al 'tran trán', sumergida en la desazón que le ha marcado todo el
campeonato.
Ese fracaso continuó ahora, pues España no cambió el
registro y permitió a Chile adueñarse del balón, superando al centro del campo
en todas las acciones. Sólo una acción de Diego Costa, a los 20 minutos, dio
sensación de peligro, aunque finalmente se estrellase en el lateral de la
red. La falta de tensión la reflejó
Xabi Alonso, que fue sustituido en el descanso por Koke, algo que Del Bosque
debió interpretar mucho antes.
El habitualmente espabilado mediocentro, muy lejos de su mejor
nivel, tuvo una pérdida fatal que desencadenó en un fallo en cadena de la línea
de cuatro. El balón cayó a los pies de Vargas, que quebró a Casillas y marcó el
0-1. Para colmo, y después de que España estabilizase su juego, Chile
apuntillóa la campeona del mundo cogiendo el mismo camino que Holanda. Un gol a
un minuto del descanso, obra de Aranguiz con el exterior, minimizó al equipo de
Del Bosque, que ya había renunciado a cambiar el rumbo en el mítico Maracaná.
Más furia pero también sin acierto tras el descanso
Como soñar no cuesta nada, la afición española confiaba en
una reacción que metiese a España en el partido y que hiciese temblar a Chile,
a la que 'La Roja' no había hecho ni cosquillas cuando se habían disputado casi
50 minutos. Poco después, y en la más clara de todo el partido, Busquets la
mandó al limbo tras una chilena de Diego Costa.
Ese fue el ejemplo de
que España debía hacer las maletas, enfilar el camino de vuelta y poner el
punto y final a un Mundial que ha sido una absoluta decepción. Ni la entrada de
Torres o Koke, que oxigenó la salida del balón, sirvieron para girar el timón.
Nada. No hubo manera de acortar las distancias, ni tan siquiera de endulcorar
el resultado en el tramo final del partido.
Ahora llegan los debates, sí, y tiempo habrá. Entre ellos,
la continuidad de Del Bosque y a la despedida los pesos pesados del vestuario,
obligados a dar el relevo en la sombra. En cualquier caso, esta España es y
será la misma generación de futbolistas que conquistó el cielo de Johannesburgo
hace cuatro años. Del Bosque optó por morir con su estilo, lo que no imaginaba
es que la muerte iba a llegar tan pronto.
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