miércoles 02 de abril de 2014, 12:06h
Hoy recordamos el inicio de la Guerra de Malvinas y, una vez
más, creo que es una buena ocasión para repasar qué es lo que estamos
reclamando cuando hablamos de la defensa de nuestra soberanía nacional respecto
a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios
marítimos circundantes.
Esa disputa no comienza ni concluye con el conflicto armado
de 1982 y, sin embargo, creo que a 32 años de aquel conflicto bélico es
necesario detenernos a reflexionar respecto a lo ocurrido y hacer un repaso por
los principales hechos de la historia, que no hacen más que ratificar la
validez y la justicia que existe en nuestro reclamo.
Sin interrupciones, desde la usurpación en 1833, la
Argentina ha reclamado por la restitución de sus islas, en todas las instancias
internacionales y bilaterales.
Con el nacimiento de las Naciones Unidas, a mediados del
siglo XX, las ideas de emancipación e independencia de las potencias
imperialistas, motivaron el desarrollo de procesos de descolonización en el
"tercer mundo".
Esta coyuntura permitió que en 1965 la Asamblea General de
la ONU adoptara la Resolución 2065, que reconoce la existencia de una disputa
de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, a
la que denominó "Cuestión de las Islas Malvinas".
Dicha Resolución exhorta a la Argentina y a Gran Bretaña a
buscar una solución pacífica y duradera al conflicto. El dictamen emitido por
la ONU reconoce, a su vez, que se trata de un caso excepcional al cual no se le
debe aplicar el principio de la libre determinación por cuanto, a diferencia de
los casos "clásicos" de colonialismo, en la Cuestión Malvinas no existe un
"pueblo" sojuzgado, sometido o explotado por una potencia colonial, sino que se
trata de un territorio ocupado por una potencia extranjera, en violación de la
integridad territorial de un Estado.
Desde el Comité Especial de Descolonización también se ha
señalado largamente el mismo planteo.
Asimismo, a partir de 1966, en cumplimiento del mandato de
la comunidad internacional, se desarrollaron negociaciones bilaterales por más
de diez años.
Dichas negociaciones se plasmaron en propuestas concretas de
resolución, que incluían el reconocimiento británico de la soberanía argentina
en las islas. A pesar de estos esfuerzos, la obstinación que caracterizó el
accionar de los británicos impidió que se llegara a un acuerdo.
Es necesario aclarar que, aunque el Reino Unido actualmente
no quiera sentarse a negociar sobre el tema Malvinas, con la excusa de que los
habitantes de las Islas (ciudadanos británicos) no tienen intención de hacerlo,
sí han tenido voluntad de diálogo en otros momentos históricos pero sin llegar
a resolver la disputa reconocida por la comunidad internacional.
Hay que señalar que la postura británica se fue endureciendo
a medida que crecían las expectativas por la explotación de hidrocarburos en la
zona.
En 1982, la dictadura cívico-militar que gobernaba la
Argentina desde 1976 ya empezaba a dar señales de agotamiento y en un claro
intento por oxigenarse tomó la histórica reivindicación nacional para dar comienzo a una guerra que sólo nos
alejaba de la búsqueda de una solución pacífica que había sido la política
adoptada por el país para disputar la soberanía de las islas desde su
usurpación.
El inicio del conflicto armado dio por terminada una larga
historia de gestiones diplomáticas pacificas que llevaron adelante figuras tan
distintas como Juan Manual de Rosas, Bartolomé Mitre, Julio A. Roca, Hipólito
Yrigoyen y Juan Domingo Perón.
La misma comunidad internacional que en 1965 postuló la
existencia de una disputa de soberanía en la Cuestión Malvinas, tras la guerra
declaró que la disputa seguía vigente y en la actualidad sigue sin resolución.
Luego del conflicto, las relaciones bilaterales entre ambos
países se reanudaron con las Declaraciones Conjuntas argentino-británicas de
1989 y 1990, que se continuaron con una serie de entendimientos provisorios que
tuvieron lugar durante la década de los `90, aunque ninguno de estos acuerdos contribuyó
realmente a restaurar las negociaciones bilaterales por las Islas.
Durante esta década la política no logró construir vías de
diálogo con los británicos en torno a la disputa de soberanía. El Reino Unido
usó estas negociaciones para eludir los llamados internacionales y continuó
adelante con sus acciones unilaterales, ilegales y contrarias a los
entendimientos y resoluciones de las Naciones Unidas.
Actualmente, debemos reconocer que en esta última década,
bajo los mandatos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, la
posición de nuestro país frente al reclamo histórico se mantiene con firmeza y
ha conseguido ampliar apoyos y respaldos a nivel regional y multilateral.
Además del llamado de las Naciones Unidas y la OEA, en estos
años, gracias a una intensa tarea diplomática y una firme persistencia en el
reclamo, Argentina sumó el reconocimiento de sus legítimos derechos soberanos
en espacios como el MERCOSUR, la UNASUR, la CELAC, entre otros.
Así como otros foros multilaterales como el ASPA, el Movimiento de paises no alineados, el
G77, la Cumbre de Países Árabes y de América del Sur, la Cumbre de América del
Sur y África y las Cumbres Iberoamericanas, que han reiterado llamados a ambos
Gobiernos para que reanuden las negociaciones para solucionar la disputa de
soberanía.
A su vez, toda América Latina ha rechazado firmemente las
actividades ilegales del Reino Unido en materia militar y aquellas relacionadas
con la exploración y explotación de los recursos naturales renovables y no
renovables, que han sido uno de los ejes del debate y las disputas en los
últimos años.
En una América Latina que se destaca por la riqueza de sus
recursos naturales, la defensa de éstos frente a la actitud prepotente de las
grandes potencias, no puede ser sólo de interés nacional sino que constituye
una causa regional, dada la importancia del control sobre los recursos
naturales en el contexto global del siglo XXI.
Habiendo sido canciller del país entre 2005 y 2010, he sido
uno de los testigos y protagonistas privilegiados de la estrategia de firmeza y
coherencia, así como del creciente respaldo latinoamericano a nuestros
legítimos derechos soberanos, y esa experiencia no hace más que reafirmar mi
convicción de que el reclamo soberano argentino ha cosechado importantes apoyos
y ha consolidado una relevancia regional.
La presidenta de la nación ha denunciado en todos los
ámbitos en los que ha podido alzar su voz el doble standard que rige la
conducta de las grandes potencias.
Argentina ha denunciado al Reino Unido por resistirse a
cumplir su obligación internacional de resolver la disputa a través del
diálogo, a pesar de los llamados permanentes de la comunidad internacional.
La actitud del Reino Unido no obedece a los preceptos que
deberían regir para un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU,
con responsabilidades en materia de paz y seguridad internacionales.
En este nuevo 2 de abril, la Argentina debe honrar a sus
caídos y a su historia manteniendo el objetivo permanente e irrenunciable de la
República Argentina consagrado en su Constitución Nacional: la recuperación del
ejercicio pleno de nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del
Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, respetando el modo
de vida de sus habitantes y conforme a los principios del derecho
internacional. Este objetivo solo será alcanzado si los argentinos mantenemos
la unidad detrás de esta política de Estado y avanzamos juntos en el camino de
la integración regional para darle mayor fortaleza a este reclamo.
Jorge Taiana
Ex canciller - Legislador Porteño - Director del Centro de
Estudios Internacionales de la UNSAM.