lunes 24 de marzo de 2014, 12:07h
Nuevamente, se ha retomado la idea de reducir los subsidios
al consumo de energía, como una manera de mejorar la situación fiscal y
aliviar, entonces, la emisión monetaria inflacionaria que realiza el Banco
Central para transferirle al Estado Nacional, los recursos necesarios para
hacer frente a dichos subsidios.
Para aclarar el "la ruta del dinero".
El Banco Central emite pesos que le transfiere, bajo
diversos rubros contables, al Estado Nacional el que, a su vez, usa dichos
pesos, para girarlos a las empresas generadoras de electricidad para cubrir la
diferencia entre el costo de generar energía y el precio que pagan las empresas
distribuidoras para comprarla y revenderla al público. (Se usa una empresa
"mayorista" intermediaria, en esta operación).
A su vez, las empresas distribuidoras, como parte de sus
costos no son sólo la energía que compran, necesitan recursos para pagar el
resto de los insumos, salarios, etc. y, eventualmente, el gasto de
mantenimiento y expansión de la red.
Estos recursos, en parte surgen de las tarifas que cobran a
los clientes, en parte los aporta el Estado, también de estos fondos, y en
parte surgen de "crédito" que les da la empresa mayorista, al no cobrarle la
factura por la electricidad que les
vende.
Asimismo, como para generar energía hace falta gas u otro
combustible, y como a los productores no se les pagó en estos años el verdadero
precio de los combustibles, se desalentó la oferta y se alentó la demanda y el
derroche. Por lo tanto, hoy no es suficiente lo que se produce internamente, y
el Estado importa la diferencia.
Como la importación es en dólares, el Banco Central, a su
vez, le "vende" esos dólares al Estado para que pague las importaciones.
En síntesis, el desastre del manejo del sector energético de
estos años, afecta la macroeconomía de dos maneras, por un lado obliga a emitir
pesos y genera presiones inflacionarias, y por el otro, lleva a perder
reservas. (Siendo rigurosos son las dos caras de la misma moneda, porque
siempre un exceso de pesos se traduce en una demanda de dólares).
De allí que una eventual reducción de los subsidios podría
tener dos efectos macro importantes: primero menor emisión de pesos. Segundo
menor demanda de dólares, dado que el aumento del precio de la energía, debería
impactar en el consumo y requerir menos importaciones.
Por supuesto que todo esto es pura especulación.
Por un lado, se desconoce el diseño de dicha reducción de
subsidios, como para medir su impacto tanto en materia macro, como en materia
de distribución del ingreso y protección a los sectores más vulnerables.
En segundo lugar, el monto de los subsidios es un "blanco
móvil", teniendo en cuenta que los costos para las empresas siguen creciendo,
en especial los laborales y los correspondientes a insumos importados.
Asimismo, para que la mecánica arriba enunciada funcione, la
recaudación del "impuesto a la energía" (una reducción del subsidio funciona de
manera equivalente a la creación de un impuesto), la recaudación de dicho
impuesto debería reemplazar la emisión del Banco Central, de manera de
compensar, al menos parcialmente, este nuevo impuesto con un menor impuesto
inflacionario.
Pero puede suceder, que el gobierno caiga en la tentación de
usar los recursos provenientes de la reducción de los subsidios, para gastarlos
en otra cosa, en un intento por minimizar los efectos del ajuste proveniente de
la devaluación, de la suba de la tasa de
interés, y de la caída del salario real, por aumentos nominales inferiores al
de los precios (incluido el gasto en energía, para los que reciban el impacto
de los menores subsidios).
En ese caso, estaríamos en el peor de los mundos, porque en
lugar de reemplazar emisión, por impuestos, y reducir la demanda de dólares, el
mayor gasto terminaría presionando sobre la demanda, con efecto sobre los
precios y sobre las reservas y el tipo de cambio real.
Cabe destacar, además, que la quita de subsidios, no
soluciona el problema sectorial, dado que las empresas recibirán lo mismo que
ahora, pero financiado de otra manera. (No hay aumento neto de tarifas, al
menos en el diseño que ha trascendido).
En síntesis, la quita de subsidios a la energía, para los
sectores de mayores ingresos de la población, es condición necesaria pero no
suficiente para el problema macro, y no es solución para el problema energético
en sí mismo.
Otro "legado" para el futuro gobierno.