martes 14 de enero de 2014, 17:22h
El año amenaza ser muy difícil para un kirchnerismo
diezmado. Veloz devaluación de la dupla Capitanich-Kicillof. Todos los
problemas de la "década ganada" hacen eclosión. El salario en la estacada. La
interna peronista y los desafíos de la coalición no peronista.
La falta de un plan antiinflacionario; de política
energética; de seguridad; y en definitiva de un cúmulo de políticas públicas
necesarias para mejorar la calidad de vida de las personas, se hace más
evidente cuando la presidente está ausente. Allí quedan chapaleando en el barro
los funcionarios encargados de sostener, aunque sea, el relato. Frente a esta
situación novedosa muchos se preguntan por el paradero de Cristina Fernández, o
por saber quién está a cargo.
Ante la merma de su salud y del poder, causados por la larga
exposición pública, se suceden una oscura serie de rumores y comidillas propias
de un régimen populista que concentra en una persona demasiadas atribuciones y
expectativas.
El dispositivo ingeniado para este período final del
kirchnerismo está crujiendo antes de lo imaginado. La gestión "Coquicillof" ha
perdido en dos meses una buena parte de su capital inicial. Si bien el Jefe de
Gabinete aparece más golpeado por la realidad que se empeña en contradecir los
resultados de la "década ganada", el economista goza de cierta protección que
le da el perfil bajo que, hasta acá, le despejó el camino a una gran
acumulación de poder en cargos y distribución de su gente en puestos clave,
todo con la venia de Cristina Kirchner y su vástago Máximo. Sin embargo, la
construcción de Kicillof será el blanco de todo el peronismo que tiene cuentas
pendientes con él, La Cámpora y el cristinismo que incluye a Carlos Zannini.
Una muestra de esto son las declaraciones del senador Aníbal Fernández, quien
dudó de la efectividad de los acuerdos de precios al indicar que "pueden
servir circunstancialmente", aunque aclaró que no es amigo de esas
medidas.
Las conferencias de prensa del gobernador chaqueño en uso de
licencia, no sólo han perdido duración y espesor temático, sino que han sido
reducidas a proporciones inofensivas para el hombre elegido por la presidente
para testearlo como su sucesor. Aquello que se presentaba como un cambio en los
modales del kirchnerismo ha tenido vida corta porque el kirchnerismo sigue
siendo el mismo de siempre, aunque más debilitado y falto de reflejos. Este
hombre voluntarioso no puede disciplinar a los distintos capitanejos que se
arrogan el cumplimiento de órdenes emanadas desde El Calafate o cualquier otro
lugar, según la ubicuidad atribuida por Capitanich a la presidente.
Así, el Ministro Coordinador fue contrariado por Sergio
Berni, cuando envió gendarmes a detener la protesta policial en la Córdoba de
De la Sota. Luego fue el turno con Julio de Vido y las contradicciones sobre la
programación o no de cortes de luz. Fue su socio Axel el que puso fin a las
dudas entre Ricardo Echegaray y el "Coqui" a propósito de los cambios en el
impuesto a los bienes personales. También tuvo idas y vueltas rayanas en el
papelón a cuento de la importación de tomates.
Y finalmente, la denuncia de Oscar Parrilli a los diarios
Clarín y La Nación sobre faltas a la ética periodística, dejaron sin respuesta
a un desorientado Jefe de Gabinete que ante la requisitoria periodística huyó
de la conferencia de prensa del viernes pasado, de forma cuasi lorenzinesca.
Todos estos traspiés tienen origen en los problemas estructurales que el
kirchnerismo arrastra y se niega a reconocer como propios: inflación; pésima
política energética; aumento del déficit fiscal y enfrentamientos bizarros con
los medios de comunicación no adictos.
Entre tanto, la oposición política y las asociaciones
empresariales y sindicales se van agrupando frente a una sensación de vacío y
planteándose el desafío de darle forma y contenido a la agenda pública.
Por su lado, los gobernadores lograron refinanciar sus
deudas por noventa días - a tono con el horizonte brumoso de corto plazo - y lo
que es más significativo, lo hicieron en una reunión conjunta inédita en los
últimos diez años en la que obtuvieron la prórroga sin mucha discusión.
Daniel Scioli y Sergio Massa tienen el sendero libre para
hacer política. El primero siguiendo su firme adscripción al cristinismo,
mientras ata acuerdos con el peronismo; y el intendente de Tigre suma a
dirigentes de dudoso caudal electoral, pero de pura prosapia conservadora: los
menemistas Carlos Reutemann y Juan Carlos Romero. Además sigue trajinando la
provincia en campaña de conscripción de intendentes kirchneristas, aún
temerosos de dar el salto.
El salario en caída
Sabido es que la inflación perjudica a los salarios a las
rentas fijas. Y que la lucha por su recomposición no es más que la
espiralización de dicha plaga endémica de la historia económica de nuestro
país. Desde la crisis del 2001, cuando los salarios quedaron muy deprimidos, se
verificó una lenta, pero sólida recuperación de los ingresos del sector
privado, que terminó en el 2011. La puesta en marcha de las restricciones
cambiarias posibilitó hasta 2012 subas de las remuneraciones medidas en dólares
oficiales. Pero en 2013, los salarios ajustados por inflación se estancaron y
comenzaron a caer medidos en esos mismos dólares oficiales.
La tendencia indica que esta dinámica perdidosa para los
asalariados se profundizará en 2014. Con un BCRA intentando devaluar el peso en
términos reales - lleva un 30 por ciento en los últimos doce meses - todo
apunta a un año en el que los salarios perderán frente a los precios y al
dólar.
La unificación de la CGT, en la que antes de la
subordinación al oficialismo de turno está el instinto de supervivencia de sus
líderes, ya se está moviendo y entrenando para esa nefasta gimnasia que
desemboca en más inflación, reclamando paritarias cada tres meses y aumentos
que correrán "de atrás" al costo de vida. Los actores son los mismos, de modo
que será difícil esperar otros resultados que los ya conocidos en el pasado
reciente.
Por otra parte, la devaluación oficial - una especie de
crawling peg - con respecto al paralelo sólo incentiva la especulación sobre el
aumento constante de la divisa, en una carrera que reproduce la de los salarios
con los precios.
La hora del Polo Democrático Republicano
Aprender de los errores y actuar en consecuencia es
fundamental para articular una coalición no peronista que esté en condiciones
de gobernar en el 2015. La enumeración de esos errores comienza con el cometido
en el 2011, cuando las listas fueron separadas a una derrota segura; en la
elección del 2013, en la provincia de Buenos Aires, la coalición se formó sobre
la hora, sin darle el recorrido necesario para madurar y en la elección de ese
mismo año, en la Ciudad de Buenos Aires, la coalición se hizo con tiempo, pero
careció de un claro programa. Además, hubo una preeminencia de los candidatos
por sobre los partidos.
La UCR, encabezada por su nuevo presidente Ernesto Sanz, ya
anticipó el día de sus asunción que "la primera medida del nuevo Comité
Nacional, va a ser invitar a los partidos afines a no perder ni un minuto en la
construcción de una alternativa común" y agregó: "no vamos a buscar
las fotos vacías, vamos a dedicarnos a dialogar para construir una alternativa
distinta".
En ese rumbo, la UCR trabaja en la construcción de una
coalición de partidos, con tiempo y contenido que tenga candidatos dispuestos a
ir a las PASO para definir los lugares en las listas finales.