lunes 23 de diciembre de 2013, 11:18h
Se ha conocido, por estos días, la intención de algunas
provincias de volver a emitir cuasimonedas, para hacer frente a los nuevos
compromisos fiscales surgidos a partir de la respuesta que la Liga informal de
Gobernadores, se vio obligada a dar, al pésimo manejo que la Nación hizo de la
"rebelión policial".
En efecto, al negarle a Córdoba el envío a tiempo de la
Gendarmería, y dejar a sus ciudadanos privados del bien público seguridad, el
Gobierno Nacional, facilitó la extorsión a la que se vio sometido el Gobernador
de Córdoba, para un aumento impagable de salarios. Extorsión y aumento que se
extendió luego a otras jurisdicciones y que seguramente se ampliará, en un
futuro próximo, a otros gremios estatales.
En otras palabras, una noche desafortunada, desbarató la
intención oficial de moderar la presión salarial y, además, se agravó, en vez
de aliviarse, la situación fiscal y su financiamiento.
De la misma manera que, la idea de reemplazar,
paulatinamente, subsidios por aumento de precios en algunos servicios públicos,
está siendo amenazada, por los cortes de luz de estos días. Cortes producidos
por la mezcla letal de falta de inversión suficiente en las redes de
distribución y la "sorpresiva" e inesperada llegada del verano.
(¿Será la conspiración de los meteorólogos?).
Antes de avanzar, conviene, en este punto, recordar que el
nacimiento de las cuasimonedas, hacia finales del siglo pasado, se debió
también a una crisis fiscal provincial, derivada de gastos que crecían
inercialmente e ingresos que se habían estancado por la recesión.
En ese momento, como el Banco Central no podía emitir
moneda, salvo que recibiera dólares a cambio, por la convertibilidad, las
provincias se vieron obligadas a emitir su propia moneda para financiarse.
Ahora estamos frente a un escenario diferente, las
provincias están en récord de recaudación propia, pero han perdido
participación en la recaudación de impuestos nacionales, dado el régimen
impositivo "unitario" que han aceptado y votado, sucesivamente, sus
"pseudo representantes" en el Congreso.
Por el lado del gasto, han aumentado fuertemente el empleo
público y el clientelismo, mientras que el "ajuste" por el lado del
salario que habían instrumentado, ha quedado, como se ha dicho, interrumpido,
por el salariazo policial.
Es en este contexto, en que vuelven a escena las
cuasimonedas.
Sin embargo, también a diferencia de la época anterior, el
Banco Central no tiene las limitaciones para emitir pesos que surgían de la
Convertiblidad. Es más, no sólo no tiene limitaciones legales, si no que ha
hecho de la emisión monetaria para financiar al Sector Público, su política
básica.
Y es aquí dónde está la madre de todos los problemas.
El Banco Central emite la principal cuasimoneda de la
Argentina.
En ese sentido, la Nación "imita" a las provincias
de antaño, emitiendo una moneda que pierde valor todos los días, tanto en su
poder de compra de bienes (por la inflación), como en su poder de compra en
dólares (por la aceleración explicitada de la tasa de devaluación).
O sea que, tenemos a la Nación emitiendo una "gran
cuasimoneda, nac y pop". Y a las provincias amenazando con emitir sus
propias cuasimonedas regionales.
En ese marco, la "solución" para mantener las
reservas, calmar las expectativas de inflación, las demandas salariales y el
mercado del dólar blue, es el congelamiento de 180 productos. Algo de
endeudamiento, la liberación de operaciones de compra venta de bonos
dolarizados, y la venta de parte del stock de dichos bonos en poder de la ANSES
y otras reparticiones públicas. A lo que se suma la limitación de importaciones
para el primer trimestre del año.
Luce demasiado poco e inconsistente, para el tamaño del
problema.
Inconsistente, porque esta "tablita al revés" (Es
decir una tasa de devaluación preanunciada por sobre la tasa de inflación
esperada), alimenta expectativas de inflación crecientes y no decrecientes.
Inconsistente, porque mientras se intenta desalentar la
demanda de dólares blue, por un lado, se la "alienta" emitiendo
pesos, por el otro.
Sin resolver estas inconsistencias se podrán
"calmar" por un ratito y a muy alto costo, las aguas cambiario
inflacionarias, pero, inexorablemente, la marea de alta inflación y
estancamiento de la actividad, volverá con más fuerza.