Los fondos buitre, cada vez más solos en la estrategia de litigar para cobrar el 100%
domingo 27 de octubre de 2013, 13:24h
En la medida en que avanza el juicio entablado contra
Argentina en los tribunales de Nueva York, los fondos buitre van perdiendo cada
vez más adeptos en su estrategia de cobrar el 100% de la deuda a través del
litigio, a raíz de la pelea "interminable" que llevan contra el país
tras el default del 2001.
Esa misma dureza y marketing interancional que desplegaron
desde que comenzaron a revolotear sobre el país hace diez años, está hoy
debilitando al padre de los fondos buitre, Paul Singer, cuyo fondo -que ya
tiene 36 años de existencia y luego de haber arrinconado países para cobrar- se
topó con que la comunidad internacional se muestra dispuesta a ponerle un
límite.
El escenario actual es complejo: aún si los fondos buitre
lograran la victoria en la Corte de EEUU por el caso argentino, puede ser el
último juicio internacional contra un soberano que consigan ganar; y, con todo,
no tendrán garantizado el cobro.
Un elemento adicional a tener en cuenta son los ribetes que
está tomando la rivalidad entre los mismos fondos de riesgo y entidades
financieras (los buitres y los menos buitres, para darles un nombre), a raíz
del convencimiento de que la Argentina no negociará con Paul Singer, aún si
pierde el juicio, y pueda activarse un default al verse el Gobierno
imposibilitado de pagarle a los bonistas que entraron al canje a través de la
plaza Nueva York.
Es así que la semana que pasó sorprendió la actitud del IIF
(Institute for International Finance) -entidad lobbysta de bancos
internacionales que buscó boicotear el canje de deuda de Néstor Kirchner en el
2005 y promovía un castigo ejemplar para la Argentina y un aislamiento-, se
haya tomado el trabajo de analizar el impacto del juicio argentino contra los
fondos buitre.
El IIF dijo sentirse "preocupado por el impacto a nivel
internacional" que puede desencadenar el nuevo escenario judicial.
Hasta ahora, los fondos buitre se las habína ingeniado para
convivir con el resto de los actores de la arquitectura financiera
internacional; pero el fallo de juez neoyorkino Thomas Griesa y la crisis de
deuda griega, que devino en el mayor default de la historia, dieron paso a un
nuevo vínculo.
En un foro conjunto del IIF con los miembros del Club de
París, se consignó que "los participantes también examinaron brevemente el
litigio en curso contra la Argentina por los acreedores aceptantes ante
tribunales EEUU, e intercambiaron puntos de vista sobre las posibles
implicaciones más amplias para futuras reestructuraciones de deuda".
Además, reveló que hubo entre los participantes "una
discusión más profunda de temas de reestructuración de deuda soberana,
incluyendo una presentación por parte del personal del FMI, seguida de un
debate, de las conclusiones y propuestas de posibles mejoras en las modalidades
existentes para tales reestructuraciones clave y en la política del FMI y el
marco jurídico de estas cuestiones, se destaca en un reciente informe del
personal del FMI".
La interpretación de la justicia de Estados Unidos sobre el
`pari passu` (tratamiento igualitario a los acreedores) combinada con la lista
de países en problemas de deuda, llevó al número dos del FMI, David Lipton, a
sostener que el organismo estudia "modificar cláusulas de los bonos".
Si esto se concreta, los fondos buitre quizá tengan a futuro
que verse sometidos a participar de un tribunal de quiebra para países y
olvidar la estrategia holdout.
Lipton habló en un seminario especial del tema durante la
última Asamblea Anual del FMI, y unos meses después de que el directorio del
Fondo discutiera los últimos casos de reestructuraciones de deuda, entre ellos
el de Argentina.
No quedaron dudas en Washington que más temprano que tarde,
será tema de agenda del organismo el ponerle un límite a estos fondos
ultraespeculativos.
Asimismo, la pelea entre los bonistas del canje y los fondos
buitre dio lugar a la aparición de "soluciones creativas".
Singer, a través de Jay Newman, tiró la primera piedra al
sostener que estaba "dispuesto a negociar" con la Argentina.
Los bonistas del canje entienden que esta posibilidad no
existe para el país, desde el punto de vista político, económico y conceptual.
Este gobierno declaró ante la Corte de EEUU que no pagará más a los fondos
buitre que al resto habiendo logrado una mayoría del 93% en el acuerdo para
salir del default, y es una posición que logró adeptos en el arco opositor y se
vió reflejada recientemente en el Congreso, cuando debatió la reapertura del
canje de la deuda.
Otro punto es el `timing` de la resolución final del
juicio:¿resisten los fondos buitre a la llegada de un nuevo gobierno en la
Argentina para negociar en el 2015? ¿Tienen garantías de que podrían? Al
parecer, no.
Por tanto, una interpretación a la señal de Newman es que
habría margen de negociación entre los privados. Una posibilidad que deslizaron
los mismos actores -y con variantes- es que los bonistas de los canjes
anteriores puedan comprarle la deuda a
Singer (el 100% o con algún descuento), de manera de que serían los
mismos fondos de riesgo quienes entrarían al tercer canje.
La pérdida inicial de estos fondos por la compra de deuda
nominal en default -y posterior canje al Gobierno con quita- sería compensada
con la suba generalizada que lograrían los títulos, si el gobierno cierra el
capítulo de default.
Ayuda a esta estrategia, la reciente normalización de la
deuda con el CIADI, y las señales que dejó tracender el Gobierno de seguir con
la normalización de la deuda con el ojo en el Club de Paris, el último eslabón
del default del 2001.
El escenario inverso asusta hasta los propios fondos buitre,
que temen no cobrar ni un dólar: si ganan en la Corte Suprema de EEUU podrían
caer todos en default y ya no habría mañana más holdouts para negociar; una especie
de "volver a foja cero" con la reestructuración de la deuda
argentina.