Desafíos en América Latina 2013
viernes 22 de marzo de 2013, 09:24h
Es un año de elecciones en toda América Latina, momento
clave para definir rumbos y afianzar procesos. Los casos de Paraguay y Honduras
son los más sensibles porque serán oportunidades para revertir gobiernos
dictatoriales. En Venezuela, si bien el triunfo de Nicolás Maduro es casi un
hecho, la influencia de Estados Unidos sobrevuela demasiado cerca.
Un año electoral en la región tendrá seguras consecuencias
en la integración, que se potencia especialmente en el Mercado Común del Sur,
con la concreción del ingreso de
Venezuela y cuando se habla de la
incorporación de Bolivia como miembro pleno. Las elecciones de 2013 comenzaron
en Ecuador con un sólido triunfo del presidente Rafael Correas, mientras que el
próximo 14 de abril se augura un resultado similar en Venezuela, donde Nicolás
Maduro, designado como su sucesor por el recientemente fallecido presidente
Hugo Chávez, es señalado por encuestas propias y ajenas como indiscutible
ganador.
Hay que esperar los resultados electorales en Honduras
(noviembre) y Paraguay (21 de abril), países donde existe una continuidad
dictatorial en los gobiernos. En la nación centroamericana el proceso es
manejado por los propios golpistas que en junio de 2009 derrocaron con violencia
al entonces presidente constitucional Manuel Zelaya, quien fue secuestrado por
fuerzas especiales y trasladado fuera del país.
Paraguay, por su lado, se encuentra en una situación
similar, ya que las estructuras de justicia, electorales, policiales y
militares han permanecido intactas desde la pasada dictadura del ya fallecido
presidente Alfredo Stroessner que gobernó el país sudamericano entre 1954 y
1989, imponiendo un terrorismo de Estado eternizado en un largo aislamiento
paraguayo, donde el discurso de la muerte, la desaparición y el exilio fueron
parte de la cotidianeidad de ese país sin salida al mar.
También habrá elecciones en noviembre en Chile, donde el
movimiento estudiantil cambió el escenario abruptamente, aunque en tiempos del
presidente derechista Sebastián Piñera se instaló una base militar de Estados
Unidos en el sur del país sudamerica, estratégicamente ubicada. En Argentina
habrá elecciones legislativas en octubre próximo. Y en todos los casos estos
procesos electorales están bajo la mirada injerencista de Estados Unidos, lo
que nadie debería ignorar.
El más amenazado por esas intromisiones externas es
Venezuela. Pero también Honduras, donde Xiomara Castro de Zelaya, la esposa del
ex presidente Zelaya, una mujer que estuvo al frente de su pueblo durante el
golpe militar, se perfila como una candidata con posibilidades de triunfo.
La situación de Honduras es dramática, azotada por los
crímenes de grupos parapoliciales y paramilitares, que han asolado las zonas
campesinas del Bajo Aguán. Ya son 27 los periodistas asesinados sin que la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) haya tomado medida alguna, mientras en
cambio critica a países democráticos de la región.
Tanto Honduras como Paraguay han sido golpeados por golpes
militares y civiles a los que se considera "golpes suaves" en los que
participaron el Congreso, la Corte Suprema
y la Justicia electoral con viejas dependencia y presencia militar
estadounidenses; en ambos casos con poderosas bases militares estadounidenses,
como la de Palmerola en Honduras, y la enorme infraestructura de bases, como la
de Mariscal Estigarribia en Paraguay. Las tropas extranjeras están presentes en
sus zonas campesinas y fronterizas, frente a un fuerte movimiento de los
pueblos que intentan romper las raíces de eternos golpismos.
Pero, ¿será suficiente esta actividad popular en naciones
que han burlado la voluntad democrática en pleno siglo XXI? La derecha en
Paraguay amenaza con adherirse a la Alianza del Pacífico, abandonando Unasur y
el Mercosur, a pesar de que solo con la ayuda de esta región, y especialmente
de Venezuela, ha podido mantenerse en estos últimos años. Y el candidato del
Partido Colorado, el empresario Horacio Cartes, advierte que "nuestro
modelo no es Argentina ni Venezuela".
En Honduras, los comicios de 2009 que colocaron en el poder
a Porfirio Lobo devolvieron cierta normalidad institucional al país
centroamericano, pero es en realidad una fachada, porque la intromisión
extranjera tan claramente marcada, intenta influir sobre los procesos
electorales.
En Honduras y Paraguay no existe reelección continua,
mientras que en Chile hay que esperar un período presidencial para volver a
presentarse.
Paraguay es después de Venezuela el primero en celebrar
elecciones el 21 de abril, poniendo fin a la presidencia golpista de Federico
Franco, quien asumió tras la destitución de Fernando Lugo.
El retorno de la Asociación Nacional Republicana, el Partido
Colorado, que gobernó hasta 2008, tras 61 años de gobierno ininterrumpido es
casi una certeza.
En cambio en Honduras podría romperse la característica
históricamente bipartidista: el Partido Liberal y el Nacional se han alternado
violenta o pacíficamente en el poder por más de cien años, Pero en estos
momentos la izquierda, nucleada en torno a Xiomara Castro, es una esperanza. De
cualquier manera América Latina en su conjunto deberá enfrentar un año con
intentos desestabilizadores y con una injerencia abierta de Washington, como
han demostrado, por ejemplo, los casos de Venezuela y Cuba.